lunes, 14 de enero de 2019

BEATRIZ DE MAJO, VENEZUELA: SE ENFRENTAN LOS TITANES. SOBREDOSIS


Estados Unidos y Rusia han asumido posición sobre la crisis de legitimidad que enfrentamos los venezolanos y no solo divergen en sus posturas sino que se enfrentan frontalmente. Pero solo hasta un punto.

Moscú puso a rodar un comunicado de Ministerio de Asuntos Exteriores en el que considera que los Estados Unidos atentan abiertamente contra la soberanía venezolana al promover la creación de “ estructuras gubernamentales alternativas» en nuestro país.  Se pronunció el gobierno soviético en contra de la división de la sociedad para lo cual “hay que promover la unión de los esfuerzos del gobierno y la oposición”. Por último declaró el gobierno que colaborará con el régimen de Maduro para que salga de la compleja situación económica en la que se encuentra, la que le atribuyen a la acción interventora de los Estados Unidos.  

Por su lado la máxima autoridad en política exterior del gobierno de Donald Trump, Mike Pompeo, también dio a conocer la posición formal de su país calificando de “ilegítimo” al gobierno de Nicolás Maduro y comprometiendo a la primera potencia mundial a hacer lo necesario para el retorno a una “verdadera democracia”. 

Fue más lejos el Canciller americano cuando, también el domingo 12, denunció la arbitraria detención del Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó por parte del jefe de la inteligencia venezolana. Le faltó poco para sugerir que la aprehensión de Guaidó constituyó un Golpe de Estado, pero solo hay que leer entre líneas para percatarse de que si un ente “ilegítimo” captura y priva de libertad a quien funge constitucionalmente como la suprema autoridad del país, lo que está perpetrando no se llama de otra manera. 

La recapitulación del gobierno o de las autoridades del SEBIN, la marcha atrás de los líderes izquierdistas auto erigidas en gobierno, nos deja pensando en cual habría sido la reacción inmediata del gobierno norteamericano, si Guaidó hubiera sido retenido por la fuerza de una manera permanente.

Por el lado de Rusia, no puede pedírsele al Kremlin sino una posición principista sobre el tema de la democracia venezolana. Hasta allí va a llegar su cooperación y su sostén al equipo de Maduro. Si algún país ha encontrado vías alternas para sortear la obligación de legitimidad en el poder es el gobierno de Vladimir Putin. Pero a los rusos les toca igualmente mirar desde la barrera las tropelías del madurismo y deben haber quedado perplejos, este domingo, ante el estúpido movimiento de detener al Presidente de la única Asamblea electa por la población.

Al fin, lo que viene quedando claro de la rápida reacción del Ministerio de Exteriores norteamericano es que ese país está dispuesto a ponerle acción a sus palabras y que lo está haciendo con celeridad, sin dejar pasar una. La reacción de Pompeo no se hizo esperar cuando tocaron la libertar de Guaidó. Para este fin de restaurar la legalidad no tuvo que señalar que cuenta con otros 16 países de la OEA y el Canadá que hace pocos días asumieron posición diáfana en torno a la legitimidad de la Asamblea Parlamentaria y a las acciones que esta tome en defensa de la Democracia. Detrás de los Estados Unidos de Trump se alinearán uno a uno las naciones de la región comenzando por Colombia. Y no harán falta ni tanques ni aviones ni misiles sino la voluntad de los propios venezolanos, quienes comienzan ya a hacer filas detrás del nuevo líder Guaidó.  

Asi pues, a los líderes revolucionarios venezolanos a la raíz de la ilegal toma de poder de Nicolás Maduro las cosas se le han puesto estrechas. Sus grandes aliados Rusia y China, que son los que realmente cuentan en la comunidad internacional, no van a quebrar lanzas a favor de Maduro ni de sus ejecutorias más allá de observar desde su balcón como otros países democráticos si hacen causa común a favor de las libertades y el respeto a los derechos.

Beatriz de Majo
@beatrizdemajo1

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