El único cabildeo cuyas resultas fueron
productivas, aleccionadoras y decisorias para nuestra naciente etapa
republicana aconteció el 19 de abril de 1810. En efecto, las consecuencias más
importantes derivadas de aquel insigne
acontecimiento fue la formación del Congreso Nacional. Cuyo periplo concluyó
felizmente el 5 de julio de 1811 mediante la declaratoria formal y firma del
Acta de Independencia.
En el año 2019 los papeles y propósitos de
los protagonistas reunidos en la Asamblea Nacional se han peculiarmente
invertido. Han decidido -por su cuenta y riesgo- modificar el eficaz
procedimiento pautado y ejecutado por los patriotas de aquel entonces. En el
actual caso resulta por lo menos inexplicable esta absurda decisión: la de
convocar a un Cabildo abierto en zona aledaña de la sede de la ONU en Caracas,
para (¿ ¿)… A la hora de redactar el artículo, no se conoce algún resultado
concreto del mismo. Apenas servirá para continuar con la verborrea inútil y
cuasi académica de decir vaguedades, cosas conocidas, algunas sandeces y
continuos alardes de dialécticas abstractas y ripiosas.
La Asamblea Nacional es apenas el residuo
del único Poder Público legítimo que tiene Venezuela en la actualidad. De este
derivo el Tribunal Supremo de Justicia en el exilio. Quien tampoco puede
realizar y ejecutar plenamente las atribuciones emanadas de la Constitución
Nacional. Es decir, simplemente conforman instancias señeras –que adornan como
un jarrón chino de Dinastía Ming- revestidas de un poder político y moral
incuestionable. Pero ayunas de poder real y efectivo.
Al convocar la AN a un cabildo; resulta
incongruente y contradictorio definir con propiedad, en sus justos términos,
cuales son las intenciones reales y objetivas del acto. Imagínense (por no dejar)
el 5 de julio de 1811. Donde los congresantes en aquél emérito año llamaran a
la ciudadanía caraqueña a un Cabildo Abierto. En vez de suscribir el Acta de
Independencia… Resultaría Inaudito por decir
lo menos.
Comenzó mal su gestión el novísimo
presidente del órgano legislativo. Sin embargo -en lo personal- le concedo un
levísimo tiempo para corregir errores y desmenuzar entuertos. Todos derivados
por su inexperiencia. ¡”El primer maíz es para los pericos”! Así pontificaba el
viejo dicho popular. También viene a mi mente (en hora de desconcierto) la
primera declaración pública del primer presidente de la AN hace cuatro años
anunciando sus propósitos: “En seis meses habrá nuevo gobierno”. ¡Ya todos
sabemos lo que pasó! Se enredó en un mar de contradicciones y terminó
ejecutando, como de costumbre, la inútil (aunque para él ampliamente conocida)
“política de gabinete”. La que tanto daño le ha ocasionado al país; derivado
por el totalitarismo y por los dialogadores impenitentes.
Resulta, de igual manera incongruente, que
el anterior presidente de la AN le exija al actual tomar decisiones coherentes
y definitorias. Cuando él mismo fue incapaz de hacerlo.
En resumidas cuentas;
los recientes acontecimientos políticos están inmersos en un océano de contradicciones.
En una especie de “mar de los sargazos”. Se debate esterilmente acerca de la
pertinencia o no de puntualizar y dirimir determinados conceptos jurídicos;
como si viviéramos en el disfrute de un país republicano; contentivo de una
importante red de academias cuyo influjo es insoslayable para dilucidar
dicotomías terminologías, conceptos y propósitos económicos, sociales y
jurídicos apropiados.
El problema real no transita por conceptos de “ausencia
de poder”, “usurpación de poder”, inconstitucionalidad, suplantación, etc.
Venezuela viene padeciendo en los últimos años de un cruento “golpe de Estado
continuado y en perenne desarrollo”. ¡Así de simple! Para corregir estos
desafueros y delitos de manera apropiada sólo queda la aplicación de los artículos
333 y 350 de la Constitución Nacional. Para ello es menester el aporte
resuelto, asertivo y combativo de la ciudadanía; con el apoyo irrestricto de la
Fuerza Armada Nacional. ¡No es hora de cabildos, cabildeos, diálogos ni
negociaciones!
Juan Guaidó está aun a tiempo de ajustar
decisiones y definir rumbos. Más que encargarse eventualmente de la presidencia
de la república; como un mero y simple acto de “saludo a la bandera”. Se trata
sencillamente de que se constituya en un auténtico ductor y coordinador de la
actividad oposicionista dentro de la Nación; con proyección al exterior.
¡Conviértase en el líder de la oposición! Haga un llamado a todos los
habitantes para ocupar las calles en influjo continuo mediante protestas
cívicas debidamente organizadas y escalonadas. Sin abandonar los espacios
públicos hasta la instauración real de un auténtico gobierno de transición.
Amplio y preferiblemente colegiado. Con el único compromiso de reinstaurar el
republicanismo y la auténtica democracia. Acorde con los principios
constitucionales establecidos por la actual Carta Magna. La ciudadanía y la población en general solo
esperan orientaciones puntuales, valientes y coherentes.
Sustentada la
transición -a continuación- con un mínimo Plan de Gobierno consensuado y
concreto. Contentivo de precisas definiciones y propósitos en el campo
económico, social y político. Por un tiempo expresamente determinado.
Suficiente y no tan corto el lapso; que le permita instrumentar e implementar a
cabalidad el plan de gobierno definido y expresado con anterioridad. Cumplido
este, sería procedente llamar a elecciones para que el pueblo decida. ¡El
tiempo actual (y el del futuro inmediato) no está para la instauración y luchas
estériles y contrapuestas entre las diversas parcialidades políticas
constituidas!
José Rafael
Avendaño Timaury
Cheye36@outlook.com
https://jravendanotimaurycheye.wordpress.com
@CheyeJR
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