Nicolás Maduro (en lo adelante el “usurpador”), en su
cínico (adjetivo aplicable a la persona que tiene una actitud irónica o
sarcástica propia de individuos que interesan en disimular su descaro) mensaje
del pasado 14/01/19, que será recordado, si acaso, más por el eructo (conjunto
de gases del estómago expulsados por la boca de manera ruidosa) que por las
“bondades” de los argumentos expuestos; a pesar de lo cual haremos un esfuerzo
de paráfrasis (explicar con palabras sencillas y con menos tecnicismos las
ideas obtenidas de un texto) en función de escribir el presente artículo.
Es así, que el usurpador afirmó que en su “nuevo
período presidencial” (¿?) llevará la producción petrolera a 25 millones de b/d
en el 2025 (¿?), para lo cual, agregó con desfachatez (actitud de una persona
que habla con excesiva desvergüenza y falta de respeto) que “estará al frente
de la lucha contra las mafias que han operado en PDVSA” (¿?), e igualmente
indicó (en evidente desprecio a la inteligencia de los ciudadanos) que “está
revisando las inversiones internacionales para alcanzar la meta prevista” (¿?);
en otro descomunal cinismo ya que la Asociación Internacional de Energía (AIE)
estimó en noviembre 2018 que Venezuela tardará 20 años para recuperar su
producción petrolera, mientras que la utópica (proyecto de muy difícil
realización) afirmación de estar produciendo 25 millones de b/d para 2025
implica, según expertos, la necesidad de incrementar la producción en 4
millones de b/d cada año ¡durante 6 años!. Es pertinente recordar que el
usurpador en el Plan de la Patria 2013-2019 también fijó una meta de 5 millones
de b/d y la realidad reflejó que la producción de crudo descendió en los
últimos tres años desde 3,6 millones de b/d a 1,13 millones de b/d.
Vale acotar, que previamente el usurpador publicó el
25/12/18 en su cuenta de Twitter un mensaje de Navidad donde, entre otras
insolencias (actitud de una persona que habla con excesiva desvergüenza y falta
de respeto) afirmó que “con más fuerza y la esperanza renovada, nos preparamos
para las nuevas batallas por la estabilidad y la prosperidad de la Patria, en
el próximo año” (¿?); complementando con un irónico (forma de dar a entender
algo expresando lo contrario de lo que piensa) señalamiento: “junto al pueblo,
haremos de Venezuela una gran potencia” (¿?). De igual modo, en su discurso de
usurpación (10/01/19) expresó: 1.- “Venezuela es una democracia de nuevo tipo,
es una democracia en construcción (…) una democracia revolucionaria y
participativa (…) somos una democracia de verdad, y yo soy un presidente
demócrata de verdad”. 2.- “Estoy obstinado de la indolencia y del burocratismo
que daña la vida del pueblo”. Nota: Indolencia (persona poco sensible a las
cosas que interesan a los demás individuos). Burocratismo (influencia excesiva
de los funcionarios públicos). 3.- “Yo quiero un nuevo comienzo de la
revolución bolivariana.
Complementariamente, y para ponernos al borde de un
colapso metal, el usurpador al momento de leer ante la ANC (14/01/19) el Plan
de la Patria 2019-2025 (¿?) anunció un cambio organizativo, político y
económico en las empresas del Estado para su recuperación: “Voy a generar un
sacudón completo en toda empresa del Estado (…), tienen que estar productivas,
al servicio del país y no de mafias que se roban las riquezas” (Nos surge una
duda: leía como candidato presidencial?). En aras de apuntalar la “firmeza” de
sus argumentos, el usurpador afirmó ante las Fuerzas Armadas (18/01/19):
“Tengan la certeza de que todo saldrá bien y de que saldremos más fuertes y más
sabios de toda esta coyuntura, yo ya fui al futuro y volví” (¡sin
comentarios!).
Es propicio destacar, que el año 2005 Chávez inició la
instrumentación de una “política de Estado” de expropiaciones (hacerse de la
propiedad por motivos de interés público a cambio de una indemnización), de
apropiaciones (acción de adueñarse de cierta cosa) y de confiscaciones (privar
a alguien de sus bienes bajo alguna figura legal) de empresas a efectos de
impulsar un modelo productivo socialista de corte heterodoxo (diferente de las
ideas de cualquier doctrina) a la luz de un indefinido socialismo del siglo XXI
(como “vitrina” de un subyacente totalitarismo); una acción que propició que
para el 2018 cerca de 2.000 empresas habían pasado a manos del Estado (al
presente la mayoría están paralizadas),
adicionalmente el número de industrias cayó en más de un 70% y unas
19.000 empresas cerraron sus puertas lo cual en su conjunto configuró una obvia
destrucción del tejido empresarial nacional. A pesar de haberlos destruido, el
usurpador llamó a los empresarios privados a invertir en la Nación durante su
segunda gestión 2019-2025 (¿?) “Acompáñenme y aprovechemos estos seis años para
hacer de la economía boyante 100 por ciento productiva (…) les ratifico quiero
trabajar con ustedes” (¡!).
Reflexión final: Ante la verdad incontrovertible
referida a que nuestra economía se encuentra literalmente destruida, se hace
necesario formular un plan de reconstrucción sustentado en postulados de la
economía ortodoxa definido en términos de racionalidad-equilibrio,
racionalizando el curso de acción mediante resultados previsibles a la luz de
un obligante equilibrio que ha de existir entre los sectores económicos y las
funciones empresariales: A.– Productiva referida a la elaboración de bienes y
servicios; B.- Comercial referida a la identificación de las necesidades y
deseos de los consumidores; y C.- Financiera entendida como la segmentación y
obtención de los variados tipos de inversión.
Jesús Alexis González
@jesusalexis_gon
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