Hoy no tengo la suficiente complexión emocional como
para edificar un balance de lo que fueron 365 días para el olvido. Sería como
desmenuzar por sorbos y con pormenores nocivos para la buena digestión de los
sentidos, un diario de vida que se abultó de tachaduras y de dientes apretados.
Por eso, no haré este arqueo de los respiros de mi
país en ningún plano para un 2018 que expira en el ventanal de las amarguras,
por más que seamos un territorio donde se batieron los récords más
sorprendentes y se dejó en claro que se puede estar peor. Que nuestra desgracia
puede hallarse a toda página, en la sección reservada parta los asombros y las
singularidades carentes de lógica.
No hablaré de los emigrantes inagotables que rebasan
la calzada fronteriza. Tampoco de las defunciones demoledoras por una
delincuencia provocada y por la carencia de medicamentos fundamentales. Ni de
las provocaciones implacables, presuntuosas y de mala índole de una vocería
gubernamental que sólo busca sacar de quicio a quienes anhelan la paz nacional.
Creo que sería un contrasentido seguir mencionando los
sucesos enervantes y difíciles, cuando al 2019 se le atribuyen virtudes y
pronósticos categóricos. Se ha observado con ojos propios, que año tras años se
asegura un cambio abrupto, para devolverle las maneras alegres al país que
fuese catalogado en el pasado como el más feliz del mundo.
Nos hemos cansado de escrutar en los vaticinios de
aquellos que echan las cartas, lanzan conjeturas, atizan en las creencias
antiguas y hasta le adulteran el rumbo a las constelaciones, para llevarnos a
un anhelante final feliz, sobrepasando los presentimientos y los optimismos,
para siempre caer al terminar del año con unos resultados biliosos y
desconcertantes.
Siempre lo mismo. Una parte poco estimulante asegura
que llegaremos a 10 millones por ciento de inflación, que se irá la otra mitad
que queda de profesionales para buscar una suerte distinta en otros confines y
que el hambre será el único plato rebosante en la mesa de la discordia de cada
hogar.
Otra parte reaviva los ánimos. Toma un manojo de
veredictos, se pertrecha de temples y se abraza a una esperanza frenética,
grata e irresistible. La última predicción me llegó de unas gemelas en que su
mayor capacidad parecía el de poder adivinarle la una el pensamiento a la otra,
que de atinar en alguna resolución definitiva para interrumpir los agravios
incitados por casi 20 años.
Coinciden con unos pronósticos escuchados hasta
saciedad, por otros agoreros y en años distintos. Que alguien traicionará al
presidente en su propio entorno y saldrá de la manera más dolorosa. Que se
desatarán movimientos telúricos como guiños de lo próximo a acontecer. Que
retornarán los venezolanos extraviados en los diferentes continentes, para
recuperar la economía, pero que se romperán la cabeza para recomponer una
sociedad diluida, inefable y confundida.
Lo único distinto en estos presagios son las épocas.
Unos hablan de semanas y otros de un año a lo sumo. Recuerdo que mi padre
siempre me decía en la infancia, que Dios es el único dueño del tiempo y
poseedor de la facultad insondable de saber lo que sucederá.
Solo me resta inclinarme por una corazonada mucho más
certera. Una simple conjetura de buen juicio en la que pronto valdrá la pena
quitarle las hojas al almanaque. Una nueva realidad en la cual podremos
planificar los días venideros y pueda asaltarnos el humor bárbaro del
optimismo.
No me hacen falta figurillas ni escenarios pintados en
bolas de cristal. El armarnos de fe y el comprender que no existen situaciones
irreparables, puede llenarnos de argumentos para encarar un año resolutivo,
propicio para lavar las heridas y sacar del panorama a quienes machacan nuestro
bienestar.
No tengo dudas que después de 20 años desoladores,
florecerán los tiempos de las vacas robustas. La maldad y sus bribones tienen
sus días contados en el calendario donde se resuelven los enigmas. No perdamos
nuestra entereza ni bajemos los brazos, pues la contienda por la libertad
apenas está por comenzar.
José Luis Zambrano Padauy
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
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