martes, 1 de enero de 2019

JAVIER ANTONIO VIVAS SANTANA, ¿SE ACERCA OTRO 23 DE ENERO A MIRAFLORES?


Desde antes de navidad y cuando se aproxima el final de 2018, las protestas por pernil se han intensificado en todo la geografía nacional. Desde trancas en la avenida Juan Bautista Arismendi en la isla de Margarita, hasta manifestaciones del sector 23 de Enero hacia el Palacio de Miraflores reclamando a Nicolás Maduro que el susodicho pernil jamás llegó a sus mesas, a pesar que el presidente de la República dijo hacia finales de octubre, "este año no vamos a fallar con el pernil"¹, reconociendo que mintieron con semejante promesa en 2017, resulta obvio que nuevamente la codiciada carne del plato navideño, que supuestamente esta vez no faltaría en los hogares venezolanos, la realidad ha sido muy distinta si nos atenemos que prácticamente todos los días de este diciembre ha habido inconformidad pública y levantamientos populares exigiendo los perniles.

Pero en sí misma, ¿qué es la protesta del pernil? ¿Es acaso, una simple protesta que realiza la gente por tal pernil? ¡No! Tenemos que señalar que semejantes protestas demuestran el hambre que tiene una parte importante de la población, que curiosamente no sale a protestar por libertad, derechos humanos, democracia, colapso de servicios públicos, delincuencia, corrupción o hiperinflación, sino que implícitamente le están diciendo al madurismo que su paciencia tal vez no está agotada en los aspectos señalados, pero que precisamente es el estómago lo que les está haciendo rebasar su "lealtad y tolerancia".

En tal sentido, cuando a pesar de que algunos – cúpula madurista y opositores - dicen que esos manifestantes son unos "pendejos", la verdad es que parte de esa población muy pobre, también observa el cómo los jerarcas del gobierno aparecen degustando sendos banquetes, mientras ellos son lanzados con todo y carnet de la patria al destierro social del hambre y el desprecio, esperando que se les olvide tal promesa del pernil, porque diciembre tendrá su fin, como lo afirmó palabras más, palabras menos, a través de un audio un supuesto e inefable viceministro de "alimentación", que aún no desmiente tales palabras², tal pragmatismo, si interpretamos a dicho "funcionario", sería algo así como también decir, que esa gente sólo tendrá hambre en fechas de fin de año, y luego, pues aunque sea le queda hurgar en la basura para no morir de inanición.

Que veamos comunidades en todos los estados del país protestando por el pernil, por cajas o bolsas de alimentos, o por juguetes, o lleguemos a ver la aberración de que ahora hasta el Ministerio del Poder Popular para Educación (MPPE) venda paquetes navideños de comida pagando el "50% de inicial" y el otro 50% ser descontado por nómina, cuando en algunos casos ni siquiera los trabajadores dependientes de tal institución cobran ese 50% como quincena o semana de salario³, demuestra la depauperación social y la miseria en que ha caído el pueblo de Venezuela, cuando sus ingresos no les permiten ni siquiera comprar mínimos alimentos de subsistencia. Esa es la realidad.

Las protestas del pernil, aunadas con estas demagógicas políticas de vender comida a crédito a los empleados públicos, y las llamadas cajas que distribuyen los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), y que a su vez, por el déficit que se presenta en que tales "políticas sociales" no están alcanzando para satisfacer las necesidades de los sectores más "vulnerables", como eufemísticamente le están llamando a la pobreza crítica y la miseria, demuestra que estamos cada vez más cerca de una gran conmoción social.

De hecho, que la compra de un kilo de carne, un kilo de queso y un cartón de huevos, dupliquen o tripliquen el monto de un salario mínimo, reconocido para esta fecha por el propio madurismo según la tasa oficial en unos 7 dólares mensuales aproximadamente⁴, son realidades que van minando la resistencia social de la población, porque ni siquiera los mendrugos de dinero inorgánico otorgados en "bonos", permiten satisfacer el hambre más allá de dos o tres días, lo cual deja en evidencia que lo que ahora algunos denominan como protestas del pernil, mañana serán las protestas por ese bono, o se multiplicarán las protestas por ese Clap, hasta que finalmente un gobierno no podrá tener margen de maniobra para atender los mínimos requerimientos de demagogia que han venido haciendo con la población en los últimos años.

El madurismo viven hablando idioteces de que Venezuela "no está sola" ¡Hipócritas! Si China, Rusia y los turcos quisieran ayudar a Venezuela, entre los tres países prestarían al régimen neototalitario unos 100 mil millones de dólares para estabilizar la economía, pero la verdad es que éstos jamás harán semejante acción multilateral, y los únicos recursos que están enviando son para sus propias empresas que están explotando una decadente producción petrolera, así como el oro que encuentran en el sur de Bolívar destruyendo nuestra naturaleza.

La neodictadura de Maduro está contra las cuerdas. Las protestas por el pernil son simplemente el torso desnudo de un gobierno que agoniza. Cuando la hiperinflación se acelere en este 2019, y los salarios deban ser "ajustados" de manera quincena, semanal o incluso diaria, la explosión social será inevitable y esa comunidad del 23 de Enero que se acercó hasta Miraflores, es probable que en una nueva protesta que en ese caso será por más que un pernil, también se unirá con el resto del oeste, del este, del norte y del sur, pero no sólo de Caracas, sino del resto del país.

No hay nada qué hacer. La historia no podrá ser alterada en el curso de sus acontecimientos. Cuando los regímenes totalitarios han sumido a la población en la destrucción económica y el padecimiento del hambre, esa misma historia ha demostrado que sus días como sistema hegemónico de poder no pueden resistir ante la presión social de los pueblos.

¿Se acerca otro 23 de Enero a Miraflores? La protesta del pernil en este diciembre de 2018 parece darnos la respuesta de lo que será el 2019, que probablemente termine siendo muy feliz para muchos venezolanos, aunque no creo termine siendo así para la cúpula del poder y la senectud resentida del madurismo. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

Javier Antonio Vivas Santana
@jvivassantana

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