Cómo sería de terrible la explosión en la Escuela
General Santander que solo 12 horas después, se supo que los muertos no eran 11
sino 21, cuando ya estaban identificados Steven, Cristian, Iván y la
ecuatoriana Érika.
El listado es largo: Juan David, Diego, Allan,
Jonathan, Felipe, Alfonso, Cesar, Oscar y otros 9 cadetes asesinados en la flor
de su juventud, por el terrorismo.
Y todo para que constatáramos que el ELN, igual que
las FARC, también pica y que tiene poder para “negociar” impunidades, congreso
y tierras, como aprendieron en el gobierno pasado: que el trueque de la paz es
entre muertos por curules.
El ELN solo está siguiendo la hoja de ruta trazada por
las FARC. De ahí la queja del ex presidente Uribe: “¡Qué grave que la Paz
hubiera sido un proceso de sometimiento del Estado al terrorismo!”
Duelen los 21 muchachos muertos y los 67 heridos;
duelen los 12 diputados asesinados y los 119 estallados de Bojayá y los 36
muertos de El Nogal y los niños bomba de Samaniego y El Charco y los diez mil mutilados
por las minas y los militares y policías que cayeron en las tomas de Mitú,
Puerto Saldaña, Granada, Arboledas, Caicedo, San Jacinto, Macayepo, Villa Rica
Toribío y Jambaló, Miraflores, Puerto Rico, Cartagena del Chairá, Algeciras.
Toribío, etc., etc., etc., y los 14 mil secuestrados y las 200 mil víctimas
invisibilizadas por los organismos judiciales e históricos creados para las
FARC.
Duele que la Revista Semana en su edición del día
siguiente, haya publicado, como quien no quiere la cosa, la masacre de la
Rochela, cometida hace 30 años por los paramilitares, en el intento de siempre
de mostrar que lo de un hampón justifica lo de otro hampón. Semana nos enseñó a
hilar delgado y a desconfiar de las casualidades.
Duele escuchar a los alcahuetas y oportunistas de los
grandes medios, clamando a la unidad nacional por encima de la polarización que
ellos mismos promovieron, cada vez que amenazaban a televidentes, radioescuchas
y lectores con una guerra urbana y eterna si no nos sometíamos a las condiciones
extorsivas de los acuerdos.
Pero reconforta ver levantarse a toda Colombia contra
el crimen de nuestros jóvenes, casi niños cadetes; reconforta escuchar al
Canciller Carlos Holmes Trujillo con su mensaje de solidaridad y unidad con
los policías de Colombia, invocando “la movilización de opinión y acción
contra el terrorismo y con la certeza de que el país unido y sólido puede
superar las acciones violentas de los terroristas”
Reconforta saber que entre los presidentes Santos y
Duque hay un abismo de lealtad y de coraje, porque a Iván Duque le sobran, para
defender la soberanía de las pretensiones insulsas de Cuba sobre los protocolos
y de las bravuconadas de Maduro, pero especialmente de los grupos armados
ilegales contra el pueblo de Colombia.
Reconforta que el presidente Duque le haya advertido
al ELN que “la paz se construye sin premiar ni legitimar a los criminales y que
no puede ser producto del chantaje contra la legalidad”
¡Basta ya! – les dijo-
Basta ya de muertos, de secuestros y de atentados.
Y reactivó las órdenes de captura a los 10 miembros
del ELN que integraban la delegación en Cuba, dando vía libre a las circulares
rojas de la Interpol y advirtiendo a Cuba, Venezuela o a cualquier país que
acoja a los terroristas, que los denunciará ante las autoridades
internacionales.
Todos unidos contra el terrorismo- Advirtió. ¡Al
terrorismo solo con la ley, pero con todo el peso de ella!
Le llegó la hora al terrorismo.
Y que enmudezcan quienes dudaron del coraje del
Presidente Duque
Mario Javier Pacheco
@mariojpachecog
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