Si no lo evitamos, Venezuela se encamina hacia una
terrible colisión política. La asfixia y la desesperación pueden conducir a que
millones de ciudadanos, que desean con mucha razón salir de la actual pesadilla
en que se ha convertido vivir en este país, se vean tentados por la prédica
inmediatista y maximalista. Dos décadas de polarización y de separación entre
los venezolanos siguen gravitando con fuerza sobre el sentir popular. Las
soluciones económicas que requiere la nación de forma perentoria no podrán
avanzar con la velocidad y en la dirección que se requieren en medio de la
crispación que amenaza con apoderarse del país.
Factores en el gobierno y
algunos influyentes sectores de la oposición son rehenes del extremismo.
Intereses poderosos se inclinan por un desenlace que luce suicida. La
polarización política continúa siendo alimentada desde el poder oficial,
oficioso y fáctico. Se le niega audiencia y se condena cualquier mensaje
distinto a aquel que promueve la negación y a la eliminación del orto. Cautivos
del odio engendrado y con siniestro cálculo, atizan como en otras oportunidades
un desenlace terminal .Las políticas públicas que urgentemente deben ponerse en
marcha para sacar del colapso a nuestra agonizante economía, se verán dilatadas
por la colisión de poderes que está en puerta. Las ideas tienen consecuencias y
las malas ideas tienen desastrosas consecuencias.
¿Qué dijo Claudio Fermín que no sea cierto? Qué Maduro
despacha desde Miraflores, que los mandos militares lo reconocen, que controla
los hilos del poder. Creo que hay gente neurótica y esquizofrénica a la vez:
construye castillos en el aire y además habita en ellos.
Alguien en una
oportunidad dijo que en las encrucijadas de su vida siempre supo cuál era el
camino correcto pero que jamás lo siguió porque el camino correcto era
demasiado duro. Las fuerzas democráticas que luchan desde hace dos décadas
contra el proyecto autoritario alojado en Miraflores deben en esta oportunidad
desecharlos atajos y los espejismos que en el pasado encandilaron a su
dirigencia y la llevaron a serios reveses seducidos por el aplauso fácil. Hay
que evitar por todos los medios que se desaten las fuerzas que puedan conducir
a una disolución de la Asamblea Nacional. Hay factores en el gobierno y la
oposición que desean un escenario semejante. Una aplomada e inteligente
conducción opositora puede conjurar este peligro sin temerle a la extorsión que
ejercen esas agresivas corrientes de opinión, que no representan la opinión
pública, sino que simplemente son la opinión publicada. Los que queremos
empinarnos sobre la intolerancia y la exclusión política, que proponemos el
entendimiento nacional, tenemos un camino duro por delante, pero es el camino
correcto. Se impone una agenda que permita explorar espacios para la negociación
y el diálogo y para pactar una salida que nos conduzca a buscar la estabilidad
y el encuentro que demanda el país.
Pedro Elías Hernández
@pedroeliashb
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