La
Asamblea Nacional Constituyente siempre ha sido tan ilegítima que Nicolás
Maduro no se juramentó allí y es
lamentable que ese cero a la izquierda haya sido utilizado por una gran parte
de la oposición para justificar sus omisiones.
El
10E Maduro se juramentó ante el Tribunal Supremo de Justicia después de seis
años en el poder y acudió a la ANC para presentar su informe de gestión. Ante
la ilegítima instancia y durante la
alocución Nicolás no dio explicación
alguna sobre la extinción de la producción nacional, el desmantelamiento de los
servicios públicos y por qué millones de venezolanos migran forzadamente en
estampida víctimas de la emergencia humanitaria compleja que asola al país.
Desde
la Asamblea Nacional, una vez más, no se reconoció a Maduro como Presidente,
pero la realidad es que la crisis de Venezuela es más política que jurídica.
Ningún instrumento legal vigente en el país contempla un escenario como el
actual; en consecuencia, la solución no puede ser literalmente ajustada a la
norma, sino a la racionalidad política.
Por
ello es que veo con preocupación que un pequeño sector opositor insista en
responsabilizar a la AN de que Nicolás continúe ejerciendo la presidencia, como
ocurrió con la consulta del 16J, donde exigían “cumplir” con el referendo,
cuando nuestra tarea principal tenía que ver con el punto 3 de la consulta que
hablaba de nombrar los Poderes Públicos lo que hicimos, aunque parcialmente.
Fue así como nombramos 13 magistrados principales y 20 suplentes, (no un TSJ),
que fueron perseguidos y luego exiliados. Hoy, las mismas personas, le exigen a
la AN nombrar de presidente al colega Juan Guaidó, como si eso fuese la
panacea, como si a partir de allí cayera el régimen.
Lamentablemente,
estos personeros aún no entienden contra que luchamos. Estamos es un momento
para consensuar, para sumar. Desde Unidad Visión Venezuela respaldamos a la
directiva de la AN sin más ni más, lugar donde se debate, se disiente (como
debe ser entre demócratas) y se acuerda con verdadero patriotismo y amor por
nuestra Venezuela.
No
es momento para los absolutos, para agendas de todo o nada, ni de complacer a
las barras que llevaron al descrédito a nuestros políticos después de las
frustraciones. Es preferible sacrificar popularidad y ganar en acierto. En el
futuro Venezuela y la historia lo agradecerán.
No
podemos permitir que se compre la fantasía de que se ha iniciado un proceso de
transición que aún no ha comenzado. Muchos creyeron que la abstención del 20M
haría caer al régimen.
Desde
Unidad Visión Venezuela nos preguntamos: ¿Por qué los países del Grupo de Lima
que no reconocen al gobierno de Nicolás Maduro, se retractaron ante la
Cancillería por lo del Esequibo y no ante la AN?
Coincidimos
con el politólogo John Magdaleno quien señala: “Es un grave error confundir (o
asimilar) la esperanza con la ilusión; el realismo con el pesimismo, y la
estrategia política con la estrategia de comunicación política. El discurso
puede crear realidades, pero "las realidades" no se alimentan sólo ni
esencialmente de discursos”.
A
partir del 10E el problema a resolver no
es solo la ausencia de Presidente electo. Es el Estado fallido y criminal, la
tiranía constituyente, la emergencia humanitaria compleja y la crisis de migrantes,
entre otros tantos males que nos aquejan. Imposible que la AN solucione todo
ello con una decisión.
La
ausencia de Presidente electo, con base al artículo 233 de la Constitución, se
suple rescatando efectivamente el ejercicio del Poder Ejecutivo, no con
nombramientos jurídicos que queden en el papel. La clave está en cómo lograr,
en los hechos, ese objetivo.
En
medio de uno de los periodos políticos más complejos que vive Venezuela, ojala
que la aspiración de mantener el apego a la realidad y no sobre-alimentar
expectativas, sea la pauta que prive en la mayoría de los miembros de la AN. Su
rol como única instancia legítima de negociación cobra ahora mayor importancia.
Omar
Ávila
dip.omaravila@gmail.com
www.unidadvisionvenezuela.com.ve
@OmarAvilaVzla
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