sábado, 19 de enero de 2019

PLINIO APULEYO MENDOZA, ¿OTRO 23 DE ENERO?


Hay quienes piensan que con el apoyo de China y Rusia es imposible una caída de Maduro. Rafael Nieto Navia sostiene que “tenemos Maduro para rato”. Esto no lo dice la extrema izquierda, sino un objetivo analista de la realidad continental como es él. Nos recuerda que en Cuba, en Nicaragua y en Bolivia, las dictaduras de estirpe marxista se mantienen en el poder. Pero la historia nos demuestra que en Venezuela puede ocurrir otro 23 de enero.

Es, por cierto, una fecha que los venezolanos nunca olvidan. También yo la viví como periodista radicado en Caracas. Recuerdo el solitario avión que pasó sobrevolando los techos de la ciudad en la madrugada, al tiempo que se abrían ventanas y balcones y estallaban gritos de júbilo. El omnipotente dictador Pérez Jiménez había caído, gracias a un inesperado golpe militar, y acababa de emprender la fuga hacia Santo Domingo.

Semanas antes, el derrocado dictador parecía inamovible. Nadie se atrevía a levantar un dedo en su contra. Los jefes de la oposición habían tomado el camino del exilio. No había, pues, ninguna esperanza de cambio cuando se produjo un inesperado levantamiento militar en la base aérea de Maracay que, aunque no prosperó, dejó ver el descontento que florecía entre los mandos militares. Finalmente, el 23 de enero de 1958 se produjeron la caída del dictador y el restablecimiento de la democracia.

Algo parecido puede ocurrir en la Venezuela de hoy. Es cierto que Maduro ha ofrecido a la cúpula militar toda suerte de gabelas para asegurarse el apoyo del ejército. Basta recordar la desmesurada fortuna que ha logrado Diosdado Cabello, segundo hombre del régimen, gracias a sus vínculos con el narcotráfico. Estos favores no ocultan la catástrofe de la economía venezolana, el descontento popular ni la condena internacional, encabezada por trece países latinoamericanos.

Sí, la situación económica es verdaderamente caótica. La inflación, según el célebre economista venezolano Pedro Palma, puede alcanzar este año la escalofriante cifra de 12 millones por ciento. Nueve de cada diez venezolanos están hundidos en la pobreza. Hay una dramática disminución de alimentos y medicinas. El salario mínimo es equivalente a 2,40 dólares mensuales, que solo alcanzan para pagar un kilo de carne. El petróleo, que en el siglo pasado hacía de Venezuela el país más rico del continente, ha bajado hoy su producción de manera alarmante. Ante una situación tan agobiante, millones de venezolanos, agrupados en tristes caravanas, emigran hacia toda Latinoamérica y principalmente hacia Colombia.

El joven y valeroso presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, declaró ilegítimo el segundo periodo de Maduro y asumió las competencias para la confirmación de un gobierno de transición. Al mismo tiempo convoca para el 23 de enero, justamente el 23 de enero, una multitudinaria marcha en rechazo al gobierno de Maduro. ¿Qué ocurrirá? Es un desafío inesperado y valioso. No sería extraño que los mandos medios del ejército se vean obligados a actuar por fin en favor del bravo pueblo.

Al paso que Maduro cubre su pésima gestión con el rótulo y la bandera de una "revolución bolivariana", en Colombia avanza un valioso y desapercibido programa que puede cambiar el futuro del país. El presidente Duque realiza sus talleres Construyendo País. Cada semana visita un pueblo para informarse de sus problemas y ofrecerle soluciones concretas de primera mano, evitando así la intervención de manzanillos y caciques que no buscan otra cosa que sus retorcidos intereses políticos.

Karen Abudinen, consejera presidencial para las Regiones, es la encargada de organizar y realizar estos talleres (18 hasta el momento) y verificar el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el Presidente. Hasta el momento son 560, de los cuales ya se han cumplido 193.

Construir o destruir. El primero pertenece al empeño de Duque. El segundo, a la funesta "revolución bolivariana". ¡Pobre Venezuela!

Nota: Sí, lo de este jueves 17 en Bogotá fue sin duda un ataque miserable. Es hora de que la izquierda dé muestras de su divorcio con el terrorismo.

Plinio Apuleyo Mendoza
@PlinioApuleyoM

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