En el debate sobre la pobreza existen muchos ángulos
de opinión que enfrentan a distintos sectores sociales. No obstante, suele
existir un consenso generalizado sobre que la pobreza es un estado indeseable
de cosas que debe ser suprimido, eliminado o al menos reducido, a cualquier
costo y mediante la implementación de medidas de cualquier género. Hay, con
todo, posturas que no son del todo claras como sería de querer y, en ese marco,
podemos encuadrar la posición de políticos, periodistas, analistas sociales,
religiosos y teólogos. Veamos seguidamente un punto de vista católico sobre el
tema, que por supuesto, no lo agota:
"Al igual que sucede con la idea de “justicia
social”, la expresión “opción preferencial por los pobres” es parte del lexicon
católico. Algunos utilizan la frase para insistir en la aplicación de políticas
económicas de corte intervencionista. El Magisterio Social de la Iglesia
católica, sin embargo, conduce a conclusiones más matizadas –tanto a nivel
económico como teológico."[1]
Lo expuesto en el párrafo anterior podría llevar a la
apresurada suposición de algún lector de que la Iglesia católica no ha sido o
no es partidaria de adoptar "políticas económicas de corte
intervencionista", pero quien esto concluyera de la cita del autor
comentado estaría cayendo en un gran error. La Iglesia ha sido y lo sigue
siendo en alguna medida favorable a la adopción de tales políticas como
instrumento para suprimir o -al menos- reducir la pobreza, lo que la conduce a
posiciones más que ambiguas en torno a la cuestión. La Iglesia a menudo ha
exhortado (y aun lo hace) con mucho mayor énfasis a que los estados-nación
patrocinen políticas intervencionistas en favor de los pobres.
"La expresión "opción por los pobres"
cobró fuerza en el pensamiento católico hacia finales de la década del ‘60 y
durante los ‘70. El término sirvió de inspiración para varias formas de
teología de la liberación durante esa época, pero afirmaciones de este tipo
tienden a restar importancia al hecho de que la Iglesia siempre ha mantenido
una especial predilección por los pobres."[2]
Esto ha hecho pensar en muchos que la Iglesia ha
presentado a la pobreza como una virtud, como un ejemplo de conducta, como algo
a seguir, a imitar, una preferencia o forma de vida. Y ciertamente no han sido
pocos los representantes de la Iglesia católica que se han manifestado en tal
sentido y han condenado la riqueza como pecaminosa y merecedora del infierno,
fuente de toda culpabilidad y el peor de los pecados. Esa predilección se ha
interpretado como una preferencia por una forma de vida querible.
Cuanto más
miserable la condición económica de las personas más elevados se encuentran
espiritualmente ante los ojos de la Iglesia. Naturalmente no compartimos esa
exégesis. Solo la exponemos.
"Los profetas del Antiguo Testamento se
expresaron rotundamente contra la opresión de los pobres, por no mencionar las
palabras de Cristo, donde Él mismo enseña que se le puede reconocer entre los
pobres y los que sufren persecución. Más aún, el amor por los pobres y los
marginados se puso en práctica desde los mismos inicios de la Iglesia. En
tiempos del Imperio Romano, por ejemplo, los paganos –griegos y romanos–
quedaban asombrados ante el afán que manifestaban los católicos por ayudar a
los enfermos y discapacitados, los ancianos y los abandonados,
independientemente de que estos fueran cristianos o no."[3]
Aquí se mezclan varias cuestiones diferentes. Una es
la opresión de los pobres, y otra distinta el amor por ellos. Serían opuestos.
Se podría decir que la distinción es obvia, pero no es clara entonces cual
sería la opción o preferencia. La lógica indica que la opción será optar por la
no opresión de los pobres, pero ¿Qué tipo de opresión debería evitarse contra
ellos? Suponemos que la económica. Esto definiría, pues, la opción o
predilección como aquella conducta que no oprima a los pobres y amarlos. Ese
amor se expresaría con no oprimirlos. Pero hay una cuestión que se omite en
todo lo visto hasta aquí y lo que queda por verse del tema y de la que nos
hemos ocupado en otras partes. Y es aquella que muchos pobres optan voluntariamente
por su estado de pobreza y se niegan a salir del mismo. Ergo, desde nuestro
propio punto de vista, la opción debería ser, no por no oprimir a los pobres
sino por la de la libertad de estos ¿Qué tipo de libertad? La libertad de
permitirles ejercer su propia opción por permanecer pobres o por salir de su
pobreza. Este último análisis suele estar ausente en textos como el que ahora
nos encontramos examinando. No obstante, a nosotros esta última cuestión nos
parece de mayor importancia que la primera.
"La comprensión católica de la pobreza, sin
embargo, no comete el error de imaginar que la pobreza se reduce al problema de
la privación de bienes materiales. Durante los años ‘80, en medio de la más
aguda crítica a la Iglesia hecha por la teología de la liberación, bajo
influencia del marxismo, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF)
recordó a los católicos que la pobreza tiene un significado bastante más amplio
en el contexto de la fe, el pensamiento y la praxis cristianas."[4]
La principal dificultad reside -a nuestro juicio- en
no haber entendido que el Señor Jesús exaltó la pobreza en espíritu (conforme
enseña Mateo) y no la pobreza material. Textualmente: "Mat 5:3
Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos".
No hay pues una referencia concreta y directa a la pobreza material: "los pobres en espíritu. La frase en espíritu
modifica a pobres, que normalmente se refiere a los que no tienen posesiones
materiales ni para las necesidades de la vida. Aquí los pobres, lo que no
tienen es el egoísmo y la arrogancia de los fariseos que creían que sus
esfuerzos y méritos les habían concedido una posición especial delante de Dios
(cp. Lc 18:9–14)."[5]
En suma, la palabra "pobres" ha de
aplicárseles a los humildes de corazón y no a los carentes de recursos
materiales. La pobreza material no es pues una virtud, ni un estado óptimo para
los seres humanos como se ha querido interpretar. Sino que lo ambicionado es la
pobreza entendida como actitud como disposición de ánimo.
[1]Samuel Gregg. "LA EMPRESA Y LA OPCIÓN POR LOS
POBRES". Fuente: Legatus Magazine
http://www.legatusmagazine.org/business-and-the-option-for-the-poor 1 de
febrero de 2014
[2] Gregg S.
ibidem
[3] Gregg S.
ibidem
[4] Gregg S. ibidem
[5] LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS. Copyright © 1986, 1995, 1997 by The
Lockman Foundation. Comentario a Mateo 5:3
Gabriel
Boragina
@GBoragina
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