viernes, 20 de noviembre de 2015

OSWALDO PÁEZ-PUMAR, MALAGRADECIDO

Cuando El Nacional, Tal Cual y La patilla reprodujeron las informaciones que ABC publicó en España en la cual se le atribuían al teniente Cabello vinculaciones con el cártel de los soles, lo que despertó su ira y la demanda mitad penal mitad civil contra sus directores, el usurpador se mostró solícito en el respaldo al teniente por parte del gobierno que preside en sus no escasas intervenciones en cadena, acompañadas de un despliegue publicitario a su favor en prensa, radio y televisión, denunciando la falsedad de la información mientras que las del monopolio mediático sería “información veraz”, que es la palabra a la que normalmente recurren los que mienten.
            El lector disculpará la interrupción del objeto del artículo pero me siento obligado a acotar que sucede igual con quienes tienen un comportamiento inmoral, la palabra más repetida en su discurso es “ética”; y retumba en los oídos el grito “ladrón”, que pronuncia quien arrebata una cartera y corre gritando como si fuera persiguiendo al autor del hecho, cuando solo persigue distraer la atención y que no se note que se escapa.
            El teniente ha tenido la oportunidad de reciprocar al usurpador Maduro, en este momento amargo por el cual está pasando dada la vinculación que se le construye, aunque su parentesco sea solo por afinidad, con los integrantes del cartel de los flores, o de las flores. No lo hace. El teniente ha centrado todas sus baterías en un ataque “al imperio”, señalando que la acción realizada por la DEA es un simple secuestro. El peso de los 800 kilos de cocaína no le resulta relevante, para haber dicho por lo menos, que se la sembraron. No importa si tal dicho no puede sostenerse, especialmente después de haber encontrado otros poquitos de cocaína  en la churuata y en el peñero, junto a 10 kilos de heroína en este último; el asunto es el respaldo a quien se le dio cuando el agraviado era él.
            Esa declaración, que alguno tomará como un gesto arrogante frente al gobierno norteamericano, yo no la percibo ni siquiera como una forma de distraer la atención para que no se mencione el peso de una sustancia que se vende por gramos. Lo cierto es que no hay una palabra de respaldo, o de rescate para quien en su momento pronunció varias a su favor y eso es lo que define a quien así se comporta como “malagradecido”. Dicen que el infierno está lleno de ellos, pero ese no es lugar para Dios, dado que Dios no es malagradecido,  lo serán quienes usan su nombre.
Oswaldo Paez Pumar
paezpumar@cantv.net

Caracas - Venezuela

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