Cuando El Nacional, Tal Cual y La patilla reprodujeron las informaciones que
ABC publicó en España en la cual se le atribuían al teniente Cabello
vinculaciones con el cártel de los soles, lo que despertó su ira y la demanda
mitad penal mitad civil contra sus directores, el usurpador se mostró solícito
en el respaldo al teniente por parte del gobierno que preside en sus no escasas
intervenciones en cadena, acompañadas de un despliegue publicitario a su favor
en prensa, radio y televisión, denunciando la falsedad de la información
mientras que las del monopolio mediático sería “información veraz”, que es la
palabra a la que normalmente recurren los que mienten.
El
lector disculpará la interrupción del objeto del artículo pero me siento
obligado a acotar que sucede igual con quienes tienen un comportamiento
inmoral, la palabra más repetida en su discurso es “ética”; y retumba en los
oídos el grito “ladrón”, que pronuncia quien arrebata una cartera y corre
gritando como si fuera persiguiendo al autor del hecho, cuando solo persigue
distraer la atención y que no se note que se escapa.
El
teniente ha tenido la oportunidad de reciprocar al usurpador Maduro, en este
momento amargo por el cual está pasando dada la vinculación que se le
construye, aunque su parentesco sea solo por afinidad, con los integrantes del
cartel de los flores, o de las flores. No lo hace. El teniente ha centrado
todas sus baterías en un ataque “al imperio”, señalando que la acción realizada
por la DEA es un simple secuestro. El peso de los 800 kilos de cocaína no le
resulta relevante, para haber dicho por lo menos, que se la sembraron. No
importa si tal dicho no puede sostenerse, especialmente después de haber
encontrado otros poquitos de cocaína en la churuata y en el peñero, junto
a 10 kilos de heroína en este último; el asunto es el respaldo a quien se le
dio cuando el agraviado era él.
Esa
declaración, que alguno tomará como un gesto arrogante frente al gobierno
norteamericano, yo no la percibo ni siquiera como una forma de distraer la
atención para que no se mencione el peso de una sustancia que se vende por
gramos. Lo cierto es que no hay una palabra de respaldo, o de rescate para
quien en su momento pronunció varias a su favor y eso es lo que define a quien
así se comporta como “malagradecido”. Dicen que el infierno está lleno de
ellos, pero ese no es lugar para Dios, dado que Dios no es malagradecido,
lo serán quienes usan su nombre.
Oswaldo Paez Pumar
paezpumar@cantv.net
Caracas - Venezuela
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