El nuevo Gobierno, que ejercerá un poder conferido por la sociedad con
posteridad al cese de la usurpación, tendrá como dos de sus principales
responsabilidades en el área educativa (1) garantizar una educación integral de
calidad para todos enfocada como un derecho que se alcanzará en un contexto de
equidad, a la luz de compensar las desventajas que afectan a los estratos
sociales menos favorecidos evitando de tal forma que las diferencias de origen
no se conviertan en desigualdades estructurales; y (2) participar en el
relanzamiento del parque industrial y comercial del país. En razón de ello, no
se utilizará la educación para fines
partidistas y muy por el contrario se asumirá el rol de un Gobierno “Educador”
que en lo inmediato ha de revertir el
desintegrado sistema educativo para dar paso a una democratización de la
educación previa eliminación del autoritarismo presente en el marco de dicho
sistema, al tiempo de integrar las
políticas educativas con el Plan País; en aras de promover, por una parte, el
perfeccionamiento de variadas modalidades de educación técnica (en complemento
con un aumento de los egresados en educación superior universitaria y
terciaria) que facilite adelantar un programa para recuperar la capacidad
industrial de Venezuela que en la actualidad se encuentra ostensiblemente
ociosa con alto grado de obsolescencia; y por otra que la sociedad reciba una
educación que contribuya con la reconstrucción y futuro de una nueva Venezuela
que deje en el pasado el escenario de violencia, ignorancia y pobreza impulsado
por el régimen militar-cívico chavista-madurista a la sombra de la presencia de
un Estado fallido-narco que privilegió la corrupción como una estrategia de
cohesión entre las altas cúpulas de los sectores oficialista y militar, en
conjunto con aquellos “ciudadanos” que siempre han visto a Venezuela sólo como
un negocio.
Los fundamentos, objetivos, estrategias, orientaciones y
conceptualizaciones de la política educativa del Gobierno de la Libertad que
prontamente se instalará, ha de orientarse hacia procurar una igualdad de
oportunidades sustentada en una justicia social que propicie un sistema
educativo socialmente digno y justo al cual todas las personas tengan las
mismas posibilidades de acceder, facilitando de tal modo una mejor distribución
del conocimiento en pro de la formación de un ¡ciudadano para la democracia!;
es decir la educación como herramienta para construir en Venezuela una nueva
democracia, cuyo funcionamiento no se limite solo a garantizar elecciones, que
emanará de una reconfiguración del Estado en torno a la mejor relación social
posible mediante innovadoras articulaciones entre los estamentos sociales y los
sectores que dinamizan el crecimiento socio-económico, donde la educación será
factor determinante para apuntalar el modelo de acumulación de capital referido
al aumento no solo de bienes de capital (maquinarias, equipos, etc) sino
también de bienes financieros y muy especialmente de capital humano (educación,
capacitación, desarrollo profesional, experiencia, etc), estructurado en un
ambiente totalmente alejado de cualquier forma de terrorismo de Estado que hace
referencia a la utilización por parte de un gobierno de métodos ilegítimos para
alcanzar sus objetivos.
Resulta una obviedad manifiesta, afirmar que la educación es la
alternativa ideal para impulsar cualquier plan socioeconómico nacional
entendido como una iniciativa que se ejecuta en la totalidad del territorio con
la finalidad de satisfacer en su mayor dimensión posible las necesidades de los
habitantes; insertado en un concreto proyecto político nacional integrado al
sistema educativo donde los distintos niveles y modalidades están
interrelacionados e interactuando entre sí, bajo el enfoque educacionista según
el cual la clave para superar todos los problemas sociales es la educación; o
lo que es lo mismo ¡los problemas sociales requieren de respuestas educativas!
e igualmente los problemas educativos están vinculados con los problemas
pedagógicos con especial relevancia en lo atinente a (1) índice de fracaso y
deserción escolar, (2) reformas educativas vinculadas, en su mayoría, a intereses político-partidistas, (3) no se fomenta la creatividad y en su
lugar se enfatiza en la memorización, (4) está pendiente una profunda
transformación de la gestión tanto educativa como pedagógica.
Resulta pertinente destacar, que el régimen chavista-madurista en su
afán totalitarista que desconoce la libertad y los derechos humanos, ha
ejercido una represión permanente sobre el sector educativo nacional con el
propósito de eliminar su capacidad de modernización social , hasta convertirlo
en un proceso orientado a la formación del alumno en términos de obediencia y
subordinación, en un contexto donde le es comprimido su espíritu crítico , al
tiempo de aplicar un “control ideológico” que atraviesa el currículo incluidos
los libros escolares, en un ambiente de enseñanza-aprendizaje donde los
docentes no pueden participar en la enunciación de objetivos y contenidos sino
a la formulación de actividades de enseñanza, su ejecución y evaluación,
neutralizándoles cualquier iniciativa en torno al diseño curricular y en el
campo pedagógico, todo ello a la luz de
una evidente estrategia para procurar el dominio social a través de la
reducción del talento tanto académico como estudiantil; en abierta violación a
los derechos constitucionales educativos consagrados en los artículos 102 y
103. Artículo 102: “La educación es un derecho humano y un deber social
fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria (…) La educación es un
servicio público y está fundamentado en el respeto de todas las corrientes del
pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser
humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática (…)”
Articulo 103: “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad,
permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones
que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones (…)”
Reflexión final: El proceso educativo que refundará el nuevo Gobierno,
luego del cese de la usurpación, que en la actualidad se encuentra
profundamente fragmentado y ausente de valores éticos y morales para facilitar
la presencia de un Estado narco-forajido, se desenvolverá con plena libertad
gremial y sindical en estrecha relación con las políticas definidas en el Plan
País en función al reordenamiento socioeconómico como condición para la
reconstrucción de Venezuela, luego de la devastadora desindustrialización,
entre otros muchos males de orden estructural como la reducción del PIB en un
50%, propiciada por el régimen militar-cívico.
Resulta una manifiesta obviedad, que, en aras de la reedificación del
país, el sector educativo puede y debe participar de múltiples maneras, como
p.ej. en la conformación, junto a otros sectores, de un Plan Nacional de
Estimulo a las Fusiones Empresariales habida cuenta que Venezuela contará con
un Gobierno “Educador”.
Jesús Alexis González
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