En días pasados, sostuve una preocupante conversación con un amigo
empresario, oriundo del Medio Oriente. Me contó sobre la función que cumplen
los servicios de información secretos en algunos países del mundo árabe.
Enfatizó sobre la palabra “Mujabarat”. Con este vocablo árabe se identifica a
los departamentos de policía secretos que se utilizan para imponer el terror
estatal. En el lenguaje popular, cualquier organización de policía secreta se
le da ese nombre y cumplen funciones de exterminio político, moral y en
especial, la eliminación física de los calificados como traidores por no ser
nacionalistas
Lo que se desprende de esta realidad, que me cuenta el amigo, es que
estos regímenes en cuestión, no solo desconocen la existencia de quienes se les
oponen, sino que además trabajan para aniquilarlos, moral o físicamente,
utilizando para ello, todas las opciones que tienen sobre la mesa. Puede que un
régimen autócrata no mate a todos, ni encarcele a todos, ni torture a todos, ni
mande al exilio a todos, como le pasó a mi amigo que fue torturado y logró
escapar por trochas, pero otros no corren con esa suerte, porque son utilizados
como carne de cañón para demostrarle a la mayoría de la población que su turno
está cerca, y que su vida, es solo una excepción a la muerte.
Reflexiona mi interlocutor: “¡Cuántas veces han sido los aparatos
terroristas del Mujabarat el instrumento activo del desmembramiento de los
grupos políticos independientes con todo lo que ello conlleva desde detenciones
a torturas, encarcelamiento y continuas presiones! Ciertamente, agrega, han logrado acabar por
completo con los partidos políticos o los han devuelto a lo que parecen
pequeñas plantas del desierto, que apenas pueden mantenerse vivas teniendo que
pagar el precio de la pequeñez”.
“Sin embargo, la exterminación política puede también manifestarse como
la domesticación de algunos partidos, sin llegar a anular su existencia como
tal, pero anulando su independencia y capacidad para tomar iniciativas. Existe
una forma intermedia de exterminación política que se manifiesta en el abandono
de algunos partidos “opositores” a los que se da libertad para mostrar su
interior al régimen, pero sin enfrentarse a él en nada. Esto mismo le pasó a
los intelectuales y a uno que otro francotirador que quiso jugar papeles
públicos independientes”, agrega tristemente mi amigo.
“El resultado de esta estrategia fue el silencio de los opositores,
limitándose a hacer declaraciones intrascendentes, o incluso, el verse obligados
a vivir fuera del país, pero con sustanciosos negocios con algún régimen. Y
nuevamente se interroga el amigo “¿Fueron libres allí? e inmediatamente se
responde: La libertad no tiene valor fuera del lugar al que uno pertenece, la
tierra de la lucha por la que se lucha, uno no es feliz con ella, si no es
fruto de dicha lucha. Más que al exterminio político, las sociedades que
padecen estas calamidades, se han visto expuestas a un exterminio moral. Las
aniquilaciones políticas y morales se intensifican en la geografía de quienes
se sienten dueños del mundo y las guerras parecen perpetuarse. Ese es el caso
del continente de donde procedo. Los mandatarios quieren ser eternos”.
“Es el caso de los presos políticos, que cada régimen dictatorial se
afana, a conciencia. en humillar, no permitiéndoles su libertad si no es a
costa de su dignidad. En una dictadura feroz de las que gobiernan en Asia y
África, no queda hueso sano de dirigente político. Casi todos han pasado por
alguna de las muchas sedes del Mujabarat. El universo de los mayores de edad de
un país con pocos millones de habitantes, puede haber pasado negociando para
convertirse en soplones a cambio de que sus asuntos legales sean agilizados o
para obtener prerrogativas, o simplemente para evitar un castigo arbitrario y
cruel”.
Todavía impresionado por el tema de la conversación, recordé haber leído
una frase pronunciada por el escritor ruso Fiodor Dostoyevski: "A veces
hablan sobre la brutalidad animal del ser humano, pero es terriblemente injusto
e insultante para las fieras; un animal nunca podrá ser tan cruel como el ser
humano, nunca tan artísticamente cruel".
Esta reflexión refleja palmariamente las acciones a que recurren las
policías secretas en países gobernados por comunistas y dictadores, los cuales,
se valen de brutales métodos de torturas y asesinatos para acallar el rechazo
que despiertan, entre la ciudadanía, sus políticas violentas. Paradójicamente,
Mujabarat, es una palabra nacida en la India antes de Cristo para designar una
serie de poemas dedicados al amor y a la paz, pero en el camino, su sentido fue
tergiversado por los tiranos.
Este artículo tendrá una segunda parte.
Noel Álvarez
Noelalvarez10@gmail.com
@alvareznv
No hay comentarios:
Publicar un comentario