sábado, 11 de mayo de 2019

ALEJANDRO A. TAGLIAVINI, LIBERTAD HAY UNA SOLA: LA LIBERTAD

Los humanos no creemos en la libertad, decimos que sí… pero con límites que, por cierto, son los que a cada uno se le antoja y que justifica con argumentos “razonables” siendo el más utilizado el de que “la libertad no puede ser absoluta”. Discusión bizantina. 

Efectivamente, en los hechos la libertad no es absoluta, nadie puede hacer todo lo que quisiera, no puede, por caso, lanzarse desde un edificio y pretender volar como un pájaro. Pero que la libertad no sea absoluta no da derecho a que cada uno le ponga límites “razonables” y los fuerce con violencia, ya sea personal, policial o militar. 

Dos periodistas de Reuters, Wa Lone y Kyaw Soe Oo, pasaron año y medio en la cárcel por violar la ley de secretos oficiales cuando investigaban una matanza militar de rohingyas en Birmania, investigación que les valió el Pulitzer. Condenados a 7 años, salieron de prisión gracias a una amnistía que benefició a 6520 presos. 

Todo muy “legal”, a criterio de los mandantes del momento, tanto que el Tribunal Supremo rechazó el último recurso de apelación de los reporteros. Irónicamente, según Human Rights Watch, desde que la “muy respetable” Aung San Suu Kyi -premio Nobel de la Paz por defender los derechos humanos- accedió a la dirección política del país, tras ganar los comicios de 2016, el número de periodistas detenidos creció hasta 43. 

Sucede que la Información es la mejor solución contra la violencia. Si nos “defendemos” con armas corremos el riesgo de salir heridos o herir a inocentes. En cambio, con información suficiente podemos adelantar al agresor y resguardarnos. De modo que los violadores necesitan controlar la información porque la violencia solo es posible con desinformación. Por caso, nada puede el ejército más poderoso contra un niño solo si éste puede anticiparlo y escapar. 

Según un informe de Reporteros sin Fronteras -que podría ser ideológicamente ubicada en la centroizquierda- el número de países seguros para los periodistas disminuyó en 2019. Muchos gobiernos autoritarios están fortaleciendo su control sobre los medios de comunicación. 

Este ranking de Libertad de Prensa en el mundo, que incluye a 180 países, empieza con Noruega, Finlandia y Suecia. Luego, entre los que mejoraron figuran Uruguay hoy en el puesto 19, España 29, Gran Bretaña 33, Dominicana 55, Panamá 79, Perú 83, Colombia 129, México 144, Eritrea 178 y Corea del Norte 179. 

Entre los que no variaron figuran Costa Rica en el puesto 10 y Guatemala en el 116. Finalmente, entre los que cayeron están Chile en el puesto 46, EEUU. 48, Argentina 57, Ecuador 97, Brasil 105, Bolivia 113, Nicaragua 114, Honduras 146, Venezuela 148, China 177 y, el último de la lista, Turkmenistán 180. 

Ahora al comparar esta lista con la de Libertad Económica de la conservadora The Heritage Foundation comprobamos que, considerando las diferencias ideológicas, ambas tienen un destacado grado de coincidencia: en general, los países con mayor “libertad económica” gozan de más “libertad de prensa”. Lo que resulta lógico, ya que “ambas libertades” están íntimamente relacionadas -de hecho, es la misma libertad- ya que para coartar ambas hace falta la misma fuerza de la violencia estatal directa, o indirecta como en los países donde algunas drogas muy dañinas están prohibidas por el Estado, y surgen bandas de narcos que asesinan periodistas, en México por caso. 

Alejandro Tagliavini
Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California 
@alextagliavini 
www.alejandrotagliavini.com

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