Triste y lamentable,pero es una realidad. El Estado Criminal Socialista aún en el poder en Venezuela también va obteniendo victoria tras victoria en el campo comunicacional a través de la censura, pero no la referida a la que aplican los organismos del régimen en contra de los medios de comunicación social formales de corte demócrata.
No. Se trata de algo mucho peor. Veamos.
Lo que comenzó como la expresión de una euforia colectiva ante el surgimiento del liderazgo avasallante del hoy Presidente Encargado, manifestada entonces a través del “inocente” reproche público y privado contra cualquier expresión contraria al personaje por parte de quien se reconociera demócrata, escenario por demás comprensible en los días de gloria posteriores al publicitado 23 de enero de 2019, degeneró en una verdadera “cacería de brujas” desatada al tiempo presente, organizada sistemáticamente por los órganos dependientes del mismo Presidente Encargado.
Se evidencia que el descontento ante la ausencia de resultados positivos en su mandato presidencial ha llevado al recién juramentado Jefe del Ejecutivo Nacional a emprender una auténtica “guerra comunicacional” en la errada creencia que de tal manera los venezolanos que a diario se enfrentan a la muerte por hambre, enfermedad y hampa, genocidio decretado por el Estado Criminal Socialista, olvidarán que él, como Presidente Encargado, continúa negado a ejercer a plenitud las facultades jurídicas y políticas que le otorga la Carta Magna, suficientes y necesarias para poner fin al vigente exterminio.
Lo que inició con una campaña pública de descrédito contra periodistas venezolanos conocidos por su rigor en la búsqueda de la verdad, críticos ante la ineptitud criminal del Presidente Encargado, pasando luego por la conformación de una especie de Oficina Central de Información para canalizar toda la data pública relativa a la Presidencia Legítima, alcanza hoy día incluso a algunos grupos de chats que integrados por demócratas imponen censura ante cualquier crítica dirigida al Presidente Encargado.
Lo anterior, más allá de su parecido con un relato de ciencia ficción, es la realidad de un país sojuzgado por un régimen tiránico cuya dirigencia demócrata está ahogando con sus propias manos al mejor aliado de una República: La libertad de expresión y opinión
¡Prohibido olvidar! Ora y labora.
Ronny Padrón
caballeropercivall@gmail.com
@caballeroperci
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