sábado, 28 de septiembre de 2019

SOLEDAD MORILLO BELLOSO: INTENTEMOS EXPLICAR LA JUGAÍTA DE "CHUCUTISMO POLÍTICO"

El meollo de todo este asunto de la movida en Casa Amarilla es el deseo de estos "individuos" (oportunistas de oficio) de romper con la polarización para apropiarse (a juro) de un espacio que haga que una tercera vía (minoritaria) los haga poderosos, por necesitados por cualquiera de los bandos. Y en medio de su estado de precariedad/fortaleza, a Maduro y Cía, no les viene mal. Es la vieja conseja del "divide y vencerás". Y lograron "pirarse" del mecanismo de Oslo.

Estos "individuos" se socorren por supuesto del trillado (tan aburrido, tan almidonado, tan con olor a naftalina) concepto del "fiel de la balanza", cuando en realidad lo que promueven no es sino el imperio de la mediocridad. Es conseguir que unas minorías manden en los hechos aunque en los números no tengan cómo. Pura aritmética.

Entendamos bien (que no es fácil). Si aquí hay unas elecciones parlamentarias sin hacer todos los cambios indispensables y apenas haciendo algunos remiendos, pues estos "individuos" acabarán sacando suficientes diputados como para convertirse en esa minoría necesaria para aprobaciones de asuntos gordos; tendrán unos votos que se moverán para dónde les convenga. Si no se hacen los cambios profundos que son imperativos, de nada servirá que en teoría la oposición tenga el favor de millones de electores, si en la práctica millones no pueden votar. Si , por ejemplo, los millones de venezolanos que han migrado y se encuentran hoy en un abanico de países - muchos de ellos en condición migratoria irregular - no pueden votar, porque no se instrumente un moderno sistema que haga que votar sea pelar mandarinas, pues entonces solo votarán los que puedan. Y eso es dejar por fuera a las mayorías , asegurando así que prive el deseo de las minorías. De allí que ahora Maduro y Cía por un lado y los individuos filibusteros por otro, cacareen tanto lo de las minorías. No por buenos, sino por oportunismo. Es la viveza en acción.

Hay que ver no solo la foto de hoy sino la película del mañana. Pinto una secuencia:

Los revolucionarios se incorporan a la AN. Porque la propuesta del "oficialismo" es intragable, no llegan a un acuerdo sobre el CNE y el TSJ nombra nuevos rectores, 2 o 3, a lo sumo, no los 5. Y eso sin tener usar la ANC. Ese nuevo CNE hace algunos remiendos chimbos y maquilla con estatutos y reglamentos chucutos. Inventan un sistema para que los migrantes puedan votar, pero en realidad es el Niágara en bicicleta. Convocan elecciones parlamentarias, ni siquiera para corto plazo. La oposición se debate en el dilema de ir o no ir. Discutidera terrible. Si no va, pierde todos los escaños que tiene. Si va y hace una campaña muy seductora que supere los ánimos abstencionistas, consigue un montón de votos, sí, pero como los migrantes no pueden votar todos (como debería ser), no logran los suficientes escaños para mayoría calificada. La revolución mantiene su número actual de diputados o menos (pocos menos o muchos menos, da igual). La tercera fracción (facción, más bien), la de estos individuos, consigue la suficiente cantidad de diputados para ejercer su "jálenme". ¿Así o más claro?

Mosca. Cuidado. No sé si a estos individuos les engrasaron las manos para montar este bodrio. Ni siquiera creo que lo que buscan es un beneficio en metálico transitorio, una compensación pecuniaria para financiar estos últimos años de su vida. Es mucho peor. Esto es más bien piratería política . Hacerse indispensables para cualquier aprobación. Convertirse en el dedo que decide. El poder, el placer adictivo.

La jugaíta de "chucutismo político" no les salió tan bien como ellos creen pero no tan mal como algunos equivocadamente piensan. El filibusterismo es peligroso. La democracia, para ponerlo en palabras poco académicas pero comprensibles para las gentes de a pie, es el gobierno de las mayorías con respeto a las minorías, no las minorías poniéndole la pata encima a las mayorías. A partir de la pérdida del favor popular, el régimen dejó de ser oclocrático, término muy rimbombante que define el gobierno de la muchedumbre, que era lo de Chávez. Maduro es tremendamente impopular y no le importa. Es un "ocupa" de la Poltrona de Miraflores. Está ahí por cuatrerismo. No le interesa tener mayoría en una elección. Quiere conservar el poder y control de las instituciones del estado. Y picar la AN en tres toletes le garantiza eso. De allí su contentura con ese merequetén que montaron en Casa Amarilla. Estos individuos, estos caimanes sin dientes, quieren apostarse en la boca del caño para morder lo que pase. No buscan tener el poder. Eso supondría responsabilidad y trabajo, dos cosas que ni hablar del peluquín. Buscan estar en el poder, hacerse necesarios para los "hunos" y los otros. Y lo hacen vendiendo el patético concepto de "lo perfecto es enemigo de lo bueno". Es decir, la mediocridad en pasta.

Hace unos días, Felipe Mújica dijo que la AN ideal es una en la que un pedazo esté en manos de lo que hoy es gobierno, otro pedazo en manos de lo que hoy es oposición y un tercer pedazo "libre de ataduras" en manos de "gente como nosotros". Lo escuché y recordé a Teodoro diciéndome que Mujica era un desprestigio para la especie humana.

Si los individuos de la confabulación de Casa Amarilla triunfan en su estrategia, el resultado está de anteojito. Será un "que todo cambie para que todo siga igual". Igual es seguir en el desastre, en la pelazón. Mientras los miembros del clan Casa Amarilla campaneaban güisquicitos en un restaurante (bajo la excusa de celebrar el día del periodista, como si los periodistas tuviésemos algo que celebrar), 6.1% de venezolanos reportaban que solo comen una vez al día y 65.2% apenas dos. Los filibusteros de Casa Amarilla garantizan que eso siga igual o vaya pa' peor.

Soledad Morillo Belloso
soledadmorillobelloso@gmail.com
@solmorillob

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