El funcionario que funge como gobernador del estado Vargas, en la actualidad y en mala hora para quienes vivimos aquí, como es un idolatra del militarismo, le rinde culto y venera a José María España, obviando a Manuel Gual quien fue el artífice y cerebro de la Conspiración conocida como La Conspiración de Gual y España.
Después de hacerle un seguimiento a este siniestro, tautológico, escatológico y funesto personaje en los diferentes cargos ejercidos como militar activo, desde la academia militar, cuando por sus malas decisiones murió un cadete realizando el orden cerrado, así como en el ministerio de la defensa y dirigiendo el circo de la negra Hipólita, hemos entendido su pasión obscena por la lisonja y el culto a la personalidad, porque esa ha sido en parte la formación aprendida en los cuarteles, para así los subalternos poder granjearse la amistad con su superior inmediato y ahora dicho militar, tal cual como aquel tribuno romano que mandó a Judá Ben Hur como galeote a las galeras, ostentando el cargo de gobernador del estado Vargas, quiere dejar atrás sus frustraciones castrenses y satisfacer su reprimido orgasmo pretoriano, para poner en funcionamiento la casa reconstruida de José María España, ubicada en la calle San Francisco, en el casco colonial de la Ciudad Histórica de La Guayra. En la cual se violaron todos los protocolos en materia de preservación y restauración de Monumentos Nacionales y Naturales, quitandole su valor patrimonial como Monumento Histórico Nacional.
Ese orgasmo de este primitivo gamonal lo está logrando, entre otras cosas, después de saquear los bienes muebles de La Casa Guipuzcoana, la cual fue declarada Monumento Histórico Nacional por el presidente Raúl Leoni y que debiese ser el Museo Colonial e Histórico de nuestro estado, para amueblar la Casa que va a ser reinaugurada el 28/02/2020, con toda la pompa del niño iluso que va a romper las ataduras de la frustración que estuvieron reprimidas por su falta de iniciativa como persona y también por su incompetencia como ciudadano que no supo intermediar en los diversos planos militares en los cuales le toco actuar, así como en los administrativos, en los cuales no tuvo la inteligencia necesaria para saberse rodear del talento de la civilidad.
Esos bienes muebles, forman parte del patrimonio histórico nacional y están registrados como tales por el Acervo y Ceremonial Histórico de La Nación, pero como todo funcionario despota que integra la actual peste militar que subyuga a Venezuela, no respeta ningún orden ni normativa legal y actúa a su libre albedrio, violando y mancillando el solio gubernativo que le asignó, en mala hora, parte de la ciudadanía obnubilada por la lisonja de las misiones y el cohecho del chantaje de aquellos que por ejemplo, viven en los urbanismos del gobierno, los cuales son arreados como ganado vacuno y los llevan a votar por esos indeseables, cuando hay elecciones.
Este saqueo a La Casa Guipuzcoana, es apenas una pequeña muestra de lo que hacen estos narco delincuentes, cuando lo lógico es que hubiesen mandado a hacer muebles de estilo, dado que en Venezuela aún quedan artesanos y ebanistas de la madera que gustosamente los podrían haber realizado, pero el cogote de ese pran como gobernador, solo piensa en negocios para él y su entorno delincuencial, sin entender que él, como servidor público debe ocuparse de los problemas de la gente, por lo cual para él, era más fácil depredar la Casa Guipuzcoana, para cumplir su idolatría, sin ubicar a los ciudadanos laboriosos que construyesen nuevos muebles.
Tenemos que insistir en la unidad de las fuerzas democráticas, para evitar que este pranato de narco delincuentes sigan destruyendo la memoria histórica de nuestro estado Vargas y del país en sí. En nuestras manos está la solución. Unidad, organización, resistencia y el voto.
Rubén G. Contreras G.
rubencontrerasg@gmail.com
@RubenContreras
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