martes, 24 de noviembre de 2020

JUAN DE DIOS RIVAS V. , HAY QUE SALVAR A NUESTROS NIÑOS Y ADOLESCENTES EN VENEZUELA, LÓGICAS Y UTOPÍAS

Venezuela está mal gobernada y la pobreza daña e impide que la educación, maestros, profesores, padres y familiares puedan disponer de tiempo, dedicación, pedagogía adecuada y disposición para impartir reflexiones, círculos de estudios, etc., etc.

La educación pública está deteriorada y los educadores tienen que dedicarse a lograr ingresos en la comercialización y buhonería para medio poder comer y lograr recursos económicos para ´sobre vivir´, y la educación privada es para millonarios de ´alcurnia y corruptos´. En una Venezuela empobrecida y miserable todo anda muy mal. 

El riesgo y peligro en que viven nuestros niños y adolecente es hoy ´muy grande´ y grave… lo cual nos obliga a todos a actuar para Salvar a nuestros Jóvenes y buscar alternativas para proteger a niños y adolescentes. Debemos actuar ya y no perder tiempo en divagaciones y consideraciones inútiles.

Aspectos más urgentes a tratar.

Trastornos externalizantés en niños: tipos y cómo tratarlos

Adolescentes conflictivos: ¿cómo actuar con ellos?

La sinceridad en la infancia refuerza la inteligencia emocional

La adolescencia es una fase importante en el crecimiento y desarrollo individual, donde se sientan las bases para definir nuestra identidad y futuro. En este sentido, muchas familias no suelen aceptar -o lo hacen a regañadientes- este proceso de independencia en la adolescencia, considerando a los hijos todavía niños. En cambio, es más común que el adolescente sí se crea capaz o tenga más iniciativa para empezar esta “desconexión familiar”, parada ineludible en el camino de la auto-dependencia o autonomía. Aunque también es cierto, que en ocasiones, se convierten en adolescentes rebeldes y las malas compañías y ejemplos de jóvenes dañados o delincuentes, actúen e incidan en el mal comportamiento de nuestros hijos y familiares adolecentes.

Es este contexto donde se inician la mayoría de los conflictos entre los adolescentes y su núcleo familiar. A estas edades, los adolescentes encuentran en los contextos extra familiares o cajas de resonancia para su malestar, a la vez que encuentran en esos mismos contextos sociales otra fuente de frustración, al tener dificultades para relacionarse de manera inteligente.

En este sentido, es fundamental que la familia ayude al adolescente en su proyecto vital, enseñando y diseñando con el adolescente estrategias eficaces que le permitan mejorar la relación con el exterior. A veces, los adultos nos olvidamos de que los adolescentes no dejan de ser en parte niños relacionándose en contextos cada vez más complejos. Sin embargo, tampoco les podemos tratar como tal y ahí es precisamente donde reside la dificultad.

El interés por explorar estrategias de manera independiente es lo que lleva al adolescente a comportarse de manera extraña, al intentar encontrar su lugar en el mundo que poco a poco se empieza a abrir para él. No hay que olvidar que a estas edades no cuentan todavía con demasiadas estrategias para relacionarse en ambientes externos. Por lo que muchas veces se sentirán perdidos, pero tampoco querrán una ayuda que comprometa el terreno de independencia que tanto les está costando ganar.

Puede que los niños adopten las estrategias familiares siendo adolescentes “prefabricados” o que rompan abruptamente con lo enseñado buscando una identidad propia. Acompañarlos en este proceso es vital para que la adolescencia sea solo eso, un paso de la infancia la edad adulta. Si la familia es demasiado impositiva en este proceso, es probable que no tardemos en hablar de una adolescencia rebelde.

“No hay adolescentes problemáticos, sino niños que crecieron sufriendo o con malos ejemplos o compañías”

La estructura familiar en los adolescentes rebeldes.

Para demostrar la influencia de la estructura familiar en el origen y mantenimiento del problema, se utiliza la descripción de Fishman sobre los adolescentes rebeldes (Lamas 2007). El adolescente rebelde crece en una estructura familiar caracterizada por fronteras y límites porosos, lo que se manifiesta en que los miembros de la familia están intensamente interconectados u frustrados, ocupados o trabajando en ambientes estresantes.

En este tipo de familias, todos saben de todos. Las fronteras porosas hacen que estas familias sigan los consejos que les llegan del exterior. La baja jerarquización que caracteriza a estas estructuras familiares hace que el problema empeore, siendo, los hijos, miembros poderosos dentro de la familia.

A veces, estos chicos responden a las frustraciones con una rabia desmesurada y establecen relaciones con sus pares y novios teñidas de pasión, de intensos enamoramientos, de celos y de rupturas seguidas por aparatosas reconciliaciones. Esta intolerancia a la frustración puede provocar adolescentes rebeldes y conflictivos.

En diversas teorías del aprendizaje, sobre todo del aprendizaje conductual, encontramos que lo adecuado para la crianza de adolescentes sanos y funcionales 

es una infancia en la que haya logros, pero también retos y frustraciones. Si nunca dejamos que nuestros hijos se frustren por no conseguir ciertas metas, estaremos educando a monstruos egoístas que se creen con derecho a tenerlo todo por el mero hecho de existir, convirtiéndose en ocasiones, en adolescentes rebeldes.

Este estilo de crianza cada vez se da más en los núcleos familiares. Parece ser que si conseguimos que nuestros niños lo tengan todo seremos mejores padres, pero nada más lejos de la realidad. Si educamos a niños en la cultura de la inoperancia, al llegar a  la adolescencia no entenderán nuestros nuevos propósitos, convirtiéndose en adolescentes problemáticos y tiranos.

“Los jóvenes siempre han tenido el mismo problema; cómo ser rebelde y conformarse al mismo tiempo”

Consejos para padres de adolescentes rebeldes

El objetivo de este apartado no es ofrecer “consejos de experto”, sino estimular a los padres para que conecten y encuentren la vía de unión con sus hijos. Todos los consejos no son válidos para la misma familia ni para el mismo adolescente y la misma familia en todos los momentos, por eso es necesario que el lector profundice en las circunstancias más propicias para su aplicación.

En primer lugar, pensemos que si tenemos una relación positiva con el adolescente, será más fácil ser una influencia positiva para él (también negativa si no la ejercemos bien). Además, señalar que, si no la tenemos, siempre vamos a tener la oportunidad de construirla. Para hacerlo, es fundamental que conozcamos las particularidades y los intereses del adolescente: precisamente gracias a ellas vamos a poder conectar con él. Dicho de otro modo, vamos a tener que pisar su terreno y para ello es mejor que sepamos por dónde nos movemos.

Vamos con esas 7 ideas generales que nos pueden ayudar a tratar con adolescentes rebeldes:

 Establecer límites. Es necesario que en la convivencia familiar haya una serie de normas a respetar. También es importante que el hijo sepa cuáles son las consecuencias de saltarse esas normas.

Invertir tiempo y energía para mejorar la educación de los hijos. Si hacemos esto las probabilidades de encauzar la situación aumentan considerablemente.

Ser firme en las decisiones, y no dudar en mantener un estilo de vida honesto con lo que estamos predicando. Debemos dar ejemplo y hazles las ventajas de comportarse funcionalmente.

Evitar comparaciones. Compararlo constantemente con sus hermanos o amigos puede dañar su autoconcepto y hacerlo hasta el punto de ser desafiante por este mismo motivo.

Evitar presiones innecesarias. Los adolescentes tienen que tener sus propias metas. Los adultos debemos acompañarles en los procesos de elección, pero no debemos presionarlos para que cumplan las metas que nosotros no pudimos cumplir.

Aceptar que nuestros hijos no son perfectos. Si nuestro hijo se equivoca, él deberá asumir las consecuencias, aunque eso nos duela y sintamos el deber de protegerle.

Ser sincero con ellos. La sinceridad es una herramienta que no solemos utilizar mucho con los hijos. Las relaciones familiares están tan jerarquizadas que a veces obviamos unas de las técnicas más efectivas para acercarnos a los adolescentes.

En definitiva, los adolescentes son, casi simultáneamente, desconfiados e ingenuos, ilusionados y apáticos, comunicativos y cerrados, protectores y amantes de los riesgos. Es decir, muchos adolescentes son una contradicción pura con ricos matices, por eso nos despistan tanto.

Pongamos la mejor voluntad para superar lo malo o enfermo y procuremos SALVAR A VENEZUELA de su pobreza, corrupción y Mal Gobierno.

Juan de Dios Rivas Velásquez
rvjuandedios@gmail.com
@rvjuandedios
Venezuela

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