¿Qué es el 6D? El 6D es un día de elecciones en Venezuela. Habrá un proceso electoral parlamentario convocado bajo las mismas condiciones indignantes de procesos anteriores durante la administración de Maduro. Elecciones con presos políticos, inhabilitados, ilegalizaciones de partidos, persecución, ventajismo y continuas violaciones al Reglamento de Procesos Electorales. Elecciones con rectores militantes del PSUV, escogidos por el TSJ de Maduro. La diferencia fundamental entre estas elecciones y las anteriores es que Maduro tiene más rechazo popular y la dirección opositora apuesta más fuertemente por la abstención.
¿Por qué votar? Hay múltiples razones para hacerlo. Votar, protestar, participar, organizarse es una forma de luchar. Hay quienes dicen que votar es legitimar a Maduro, pero es imposible legitimar un proceso electoral que no cumple con condiciones mínimas de transparencia y competitividad electoral.
Por eso, no se trata de legitimar un sistema, sino de enfrentarlo políticamente con las armas con que cuenta la ciudadanía, no con ficciones no deseables. Además, cabe recordar que la política no es un tribunal ni una instancia moral; es una actividad que consiste en conducir a la población de una situación A a una situación B.
La ética es intrínseca al oficio político, pero no lo determina. Si lo determinara no fuera ética sino coacción. La única arma que tenemos es el voto; la presión internacional, las sanciones económicas y los procesos judiciales en la Corte Penal Internacional no son armas propiamente ciudadanas, más bien acompañan los esfuerzos de un pueblo organizado, movilizado y con un liderazgo que le lleva por caminos de acciones posibles y no utópicas.
¿Por quién votar? Es la pregunta más frecuente. Unas elecciones con partidos judicializados, con la llamada mesita de negociación que no le ha brindado soluciones al país, con diputados que se prestaron para el asalto de partidos y de la Asamblea Nacional, etc., no brinda una oferta atractiva de candidatos “opositores”.
Sin embargo, en los circuitos hay candidatos que podrían merecer la confianza de los electores. El problema se presenta en la lista nacional que, por su misma configuración, es inconstitucional y está integrada por candidatos no confiables. El problema parece no tener salida por ninguna parte.
Aunque no existe una solución idónea a este problema, estoy convencida de que la abstención no solo no lo resuelve, sino que empeora la situación de derechos de los electores. Por eso, un grupo de ciudadanos estamos promoviendo la tarjeta de Unión y Progreso, encabezada por el doctor Luis Mata Mollejas, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y Sociales, y otras personalidades de probada trayectoria a nivel nacional.
¿Cuándo votar? Es una pregunta que va más allá del 6D. El problema de la estrategia electoral opositora ha sido precisamente ese: votar de vez en cuando. La historia de la oposición venezolana es de triunfos y abstención electoral. Paradójico camino pero así ha sido. Por eso, ante la pregunta cuándo votar la respuesta es: siempre. Para eso hay que estar organizados.
¿Dónde votar? Aunque parezca obvio, la respuesta no lo es, pues la estrategia del dualismo, iniciada por Chávez, da pie a pensar que se puede votar en un organismo paralelo, llámese CNE en el exilio o consulta virtual. Se vota en el organismo electoral que controla el Estado aunque sea de facto.
Así como no es lo mismo protestar en una avenida del territorio venezolano que hacerlo en otro país o de manera virtual, no es lo mismo votar en procesos electorales establecidos en la Constitución que en cualquier otra iniciativa de carácter partidista o ciudadano, por el simple hecho de que estas iniciativas pueden ser eficaces más no vinculantes.
Responder a estas cinco preguntas puede generar un debate lógico en la oposición. Sin embargo, el hecho político trasciende ese debate. Habrá elecciones el próximo 6 de diciembre y cada uno deberá tomar una decisión. Termino con una frase del doctor Caldera en el Nuevo Circo de Caracas en el año 1952:
“Vamos a las elecciones seguros de que cada voto será un testimonio de dignidad.” “Vamos a las elecciones no para dejar la lucha, sino por miedo de dejar la lucha si nos decidiéramos por la abstención. Vamos a las elecciones para mantener este combate por el ideal. El que se abstiene está apoyando al gobierno actual. El que se niega a la lucha está negándole su aporte a una Venezuela hambrienta de que se le devuelva su decoro”.
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