El malestar que al principio tuvo su origen por el descortés desaire a la señora, dio pie para que se convirtiera en tema de los diversos comentarios que brotaban a borbollones de los labios de hombres y mujeres, que aprovecharon la situación para despotricar contra quienes detentan el poder desde hace 21 años. De esta manera y mientras esperábamos pacientemente pasar a taquilla, una dama apoyada en una sombrilla que le servía de bastón, exclamó: “Y todavía estos sinvergüenzas aspiran a seguir al frente del coroto, como si los venezolanos estuviésemos económicamente bien. Yo como madre de tres muchachos que estudian, tengo que hacer malabarismos para poderles dar de comer, vendiendo comida en oficinas y comercios y para colmo mi marido está desempleado desde hace tres años”
Bastó y sobró que soltará su comentario, para que de seguidas se comenzara a escuchar una y otra queja en medio de un improvisado conversatorio, en el que los temas de la inseguridad, desempleo, violencia, escasez de alimentos, corrupción, narcotráfico, nepotismo, pésimos servicios públicos, crisis institucional, carestía de la vida, elevado número de víctimas a manos de la delincuencia, sicarito político, amenazas a la libertad de expresióny todo cuanto ha convertido en cuadritos la vida de los venezolanos en todas las ciudades del país, colmaran la improvisada y generalizada voz de protesta.
En la larga espera que tuvimos que soportar porque se había caído el sistema –como suele ocurrir con frecuencia y no se sabe la razón - observamos a quienes asomaban sus comentarios, que los mismos estaban cargados de la natural impotencia, tanto por la incómoda situación que afrontaban en el momento, como por lo que habían escuchado de sus ocasionales compañer@s de desdicha.
Y no dejan de tener razón todas las personas que se quejaban de los males que cada día atormentan al ciudadano común, pues quienes se encuentran al frente de los destinos del país, endemoniadamente nos están conduciendo por un despeñadero cuyo trágico fin ni siquiera queremos imaginarnos. Satán está haciendo de la suyas y solo basta hacer un recuento de todas las desdichas que padecemos, para definitivamente entender que “tienen metido el diablo por dentro”.
¿Por que habría que exorcizar a Maduro y a todos los miembros de su gabinete?
Bueno, son muchas y múltiples las razones. A Maduro primero, por la iracundia vociferante, procaz y amenazante que cada vez se observa en su discurso (¿)pretendiendo emular a su difunto padre putativo, para cuyo efecto modula incluso su tono de voz y las monsergas con las que había acostumbrado a sus conmilitones, que rabiosamente lo aplaudían en medio del jolgorio y vivas a la tan mentada revolución del siglo XXI, al mismo tiempo que coreaban:“Uh…ah..Chávez no se va”. Para nada, porque se fue.
Y es que el diablo ciertamente pareciera lo tienen metido en su cuerpo, no sólo los miembros del gabinete ejecutivo, sino también los “furibundos” chavistas de la ilícita Asamblea Nacional Constituyente ,en la que amenazan a militantes de los partidos de oposición en su pretensión de convertirlos en guiñapos, no sin antes incriminarlos de ladrones, sinvergüenzas, pícaros y todo cuanto epíteto se les ocurra en su demencial momento. Bueno, su insolencia, insultos y perogrulladas es un lugar común para el venezolano.
Y ni hablar de la “Linda Blair venezolana”. Quienes la conocen desde sus años infantiles allá en su terruño andino, refieren que siempre mostró su agreste talante, por lo que no necesita hoy en día hacer mucho esfuerzo. Su manera de imprecar groseramente y siempre en tono airado, la muestran como una mujer a quien la sonrisa le fue hipotecada. Dicen que es la primera persona a quien se le debería necesaria y urgentemente exorcizar.
Son numerosos los posesos del gobierno y del chavismo a quienes habría que exorcizar, y seguros estamos que nuestros lectores suspicazmente conocen o imaginan a quienes habría que someterlos para liberarlos del dominio demoniaco.
El exorcismo es la acción sobrenatural de expulsión, realizada contra una fuerza maligna, utilizando un método religioso para expulsar, sacar o apartar a dicho ente de la persona u objeto que se encuentra poseído por la entidad maligna. El objeto de la posesión puede ser una persona o animal, objetos e incluso lugares como pueblos o casas (poltergeist).
¿Tendremos que llamar para que nos ayude a algún sacerdote que oficie en el Vaticano y que sea todo un referente en la materia y trabaje codo a codo con psiquiatras italianos, para remediar la dolorosa situación que vive el pueblo venezolano, como consecuencia del endemoniado comportamiento de quienes detentan el poder en nuestro país?
La alta abstención propiciada por la oposición el pasado domingo, pareciera ser la campanada que avizora nuevos tiempos con el favor de Dios, a quien le pedimos devotamente se apiade de nosotros para que podamos salir definitivamente de esta horrible pesadilla que vivimos millones de familias venezolanas.
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