El ejemplo anterior no es menos a lo que denuncia o
señala con su lírica Mike Jaegger con la canción: “simpatía por el diablo”, la
diferencia en esta es que en la obra se pone en juego una interrogante. ¿Cuál
es esa? Y, ¿Qué respuesta podemos deducir de la misma? La prosa de la canción
se refiere a sucesos de la historia del siglo XX. Mike, es Belcebú, Mefistófeles, Lucifer, Satanás, es sencillamente el diablo, y ¿Cuáles fueron
esos actos macabros que según tan intensa lírica representan actos
endemoniados-perversos? ¿No fueron acaso los asesinatos de personas, de la
familia Romanov, niños y sirvientes, ataques a pueblos desguarnecidos, y el
pago a sicarios para asesinar presidentes, promover sabotajes con bombas a aviones, etc? Y,
¿Quienes hicieron estos actos pervertidos o izquierdistas en contra de la vida
humana? ¿Es que, acaso los izquierdistas no son los comunistas?
A mi entender a eso se refiere Jaegger, el comunismo
es el diablo, es el ente satánico que ha sacudido cuatro siglos de historia del
mundo humano. Desde la revolución francesa hasta nuestros tiempos dando lugar a
la improvisación morbosa y
mefistofélica, parafraseando al libertador: “tal que ciego robusto que basado
en el poder de su físico, va dando tumbos derivando cada escollo sin nunca
lograr algún destino promisorio. El infortunio para ellos es la triste
celebridad y la miseria de los pueblos que caen en sus redes.
Goethe en sus obras también refleja la miseria humana
y el vicio de la corrupción.
La pasión y el mal desarrollo de la moral, que pasa a ser el antípoda de la prudencia y la cordura. El espíritu del fausto enamorado de la sabiduría, frustrado como Balthazar Claës en la búsqueda de lo absoluto de Honoré de Balzac, tiende a buscar la forma de hacer entender su virtud, que lo hace enfrentarse a cuestiones como el bien, el mal, concebir a Dios y sin descartar la sexualidad y al final enfrentarse a la muerte tanto de sus ser querido Margarita (Grethen) como la del mismo. Para lograrlo invoca al diablo, quien previamente habiendo hecho tratos con Dios pretende mostrarse ineludible en las cuestiones del espíritu del hombre y su debilidad de conciencia.
Sin embargo el diablo de Fausto no es el
diablo perverso de Mike Jaegger, el diablo de Fausto más bien es un demonio
griego, un dualista que censura lo malo, lo inicuo y se lo muestra al mundo
humano como obra de sí mismo, obra del hombre y no de Dios. En esto coincide
Jaegger con Goethe, al decir que en la muerte de los Kennedy el culpable - tu y
yo- es la masa humana, al haber apoyado en esa época convulsionada con la
guerra ideológica, luego fría, a personalidades - aunque no lo diga pero
estuvieron en la escena- como: Lenin,
Stalin, Ho Chi Min, Mao, Fidel Castro, al Che Guevara, etc. Al final la obra de
Goethe vindica a Fausto en la Gloria con Margarita. Cosa que no pasará con los
antes mencionados. En ellos, en la masa, funcionó el opio de Marx.
La simpatía por el diablo en Venezuela la representa
el antípoda de lo Apolíneo de Nietzsche en Más allá del Bien y del Mal “fuerte,
fuerte y loco pero no grande” protagonizado de principio por Hugo Chavez seguido por Nicolas Maduro,
apoyado por la gleba del PSUV y la
asesoría de pescadores de Rio Revuelto, quienes han conseguido la gallina de
los huevos de oro, después de haberlos abandonado la vaca lechera siberiana, el
castro comunismo cubano, cuyo engendro Satánico es El foro de Sao Paulo.
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