Muy a pesar de lo que demuestra, el chavismo se encuentra en su peor momento histórico y empeorando, ha sido un proceso lento pero que desde hace años se acelera, sobre todo luego del fracaso “constituyente”.
No se debe olvidar, desde el 2010 el chavismo dejó de
ser mayoría, tuvo que apelar a tretas electorales antidemocráticas en ese año
para ganar la Asamblea Nacional obteniendo menos votos que la oposición, desde
entonces las artimañas electorales se convirtieron en su sustento, nacieron las
elecciones en condiciones mínimas aunado al ventajismo que le permite la
institucionalidad roja rojita. Las presidenciales 2012 y 2013 están incluidas.
Luego de 2015, ante la paliza electoral recibida, el
chavismo transformó las elecciones en “condiciones mínimas” a “condiciones
absurdas”, imponiendo candidatos, partidos, votantes y resultados, por eso la
abstención se convirtió en el sentimiento popular más legítimo en Venezuela,
mismo que la oposición supo extraer provecho para terminar de ilegalizar al
régimen mundialmente… pero la abstención por sí sola no basta.
Ahora bien, desde 2019 el chavismo quedó decapitado,
la misma China limitó casi totalmente sus créditos, el gigante asiático al
igual que demás cepas tiránicas que apoyan al chavismo solo brindan sus aportes
una vez los herederos de Chávez hayan cumplido con los compromisos económicos,
bien sea en metálico o en especies.
De nada han servido las elecciones en condiciones
absurdas desde 2017, tampoco valdrán las que vienen, el chavismo está
acorralado, solo cosecha instituciones no reconocidas mundialmente, que solapan
a lo interno con un mega poder que ya retiene a la fuerza.
¿Qué esperar? Aunque caiga mal y no guste que se diga,
la suerte de los venezolanos está íntimamente ligada a la comunidad
internacional, tanto por los aliados del régimen como por el lado opositor. El
recién escalado Presidente Joe Biden parece ser una pieza fundamental, ha
demostrado no querer nada con el chavismo pero tampoco ha dejado traslucir cuál
será su política con el caso Venezolano.
Las inversiones que aún llegan al país son puntuales,
los alardeados abastos turcos, concesionarios, bodegones y demás inversiones de
esa naturaleza no reactivan la economía venezolana, para ello hay que
reconstruir la seguridad jurídica y política, retomar el hilo
constitucional/democrático, así darle paso a las milmillonarias inversiones que
se requieren para reconstruir nuestras autopistas, hotelería, turismo, empresas
básicas, al sector privado. Mientras, solo se exhibirán amigos directos del
régimen extrayendo ganancias muy puntuales.
Los libretos de elecciones absurdas con su contraparte
abstencionista ya no brindan resultados nuevos, es llover sobre mojado. De este
modo, se requieren nuevas estrategias a lo interno, a lo externo y, sería ideal,
también son requeridos nuevos liderazgos de bando y bando.
Lo difícil de conciliar un escenario electoral creíble/transparente es que para el régimen sería lo mismo que renunciar,
porque no tiene ninguna posibilidad de ganarlo, es allí donde se tranca el
juego… tienen mucho que temer.
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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