Para los amantes del boxeo, y de la política como es nuestro caso, pudiéramos hacer analogías entre ambas, habida cuenta de que la política lleva un ritmo de vértigo, tal como ocurre en una pelea por el campeonato mundial.
Se
recrea uno en las redes sociales rememorando algunas de las más grandes
confrontaciones del boxeo mundial como aquellas célebres entre Cassius Clay
(Muhammad Alí), y Joe Frasier; Marvin Hagler y Tommy Hearns; Roberto Mano e´
Piedra Durán y Sugar Ray Leonard, y la última de las cuatro entre Manny
Pacquiao, y Juan Manuel Márquez, en la que éste último le propinó el más
dramático knock out, que al menos yo recuerde, por la significación de la
víctima.
Hago
esta muy apretada selección, a riesgo de que mi pana Jairo Cuba, verdadero
especialista del boxeo, me llame la atención por omitir un interminable número
de épicas batallas dentro de los cuadriláteros del mundo, pero la idea es solo
intentar una analogía del boxeo con la política de nuestros días.
Los
combates citados fueron protagonizados por los más grandes boxeadores de su
tiempo, y aunque ello no quiere decir que la política venezolana esté siendo
dirigida por los más grandes y sabios de nuestra política contemporánea, es
nuestro deseo porque así fuera.
Es
una desgracia de nuestro tiempo político actual, que ya no estén entre
nosotros, políticos de la jerarquía de Rómulo Betancourt; Raúl Leoni; Gonzalo
Barrios; Luís Beltrán Prieto Figueroa; Andrés Eloy Blanco; Carlos Andrés Pérez;
Jóvito Villalba; Rafael Caldera (solo hasta su actuación del 4/F-92 y
siguientes); Godofredo González; Arístides Calvani; Teodoro Petkoff; Pompeyo
Márquez, entre otros ya desaparecidos lamentablemente.
También
es de lamentar que otros dirigentes cultos e inteligentes, y que gracias a Dios
están vivos para seguir orientando, no sean respetados o atendidos por la
sociedad como Eduardo Fernández, entre otros distinguidos venezolanos.
Para
seguir con la comparación del tema boxístico, la política venezolana de estos
primeros días del nuevo año, anuncia una refriega muy fuerte y dolorosa en este
ambiente polarizado e irracional, dentro del cual, ahora el gobierno de Maduro
es dueño y señor total del escenario institucional de la República, en vista
del nuevo regalo que la oposición –presuntamente mayoritaria- le ha hecho al
abstenerse otra vez en las recientes parlamentarias del 6/D-2020.
Es
el anuncio de un primer round cruento y feroz, en el que el gobierno tiene
todas las de ganar, frente a una oposición abstencionista; ineficaz,
irresoluta, e ingenua que cree que por la vía equivocada e irreal de la
¨Prórroga Constitucional¨ del mandato de la AN elegida en diciembre de 2015,
puede seguir contando con amplio apoyo.
Pues no, el apoyo interno se está diluyendo a gran velocidad, y el internacional ya comienza a resquebrajarse con la declaración de la Unión Europea, que ya no reconoce a Guaidó como presidente interino, por lo cual, debería alguien advertirles a quienes dirigen a esa oposición, que es hora de plantearse con seriedad el tiempo de la negociación y acuerdos que permitan resolver los problemas socioeconómicos de la población en general, pues de lo contrario habremos perdido no solo el país, sino a su gente por el crecimiento desmedido de la diáspora, o por la muerte prematura por la imposibilidad de gestionar sus vidas y la de sus familiares.
Es
de recordar también, que los responsables de la dirección política de esa
oposición pusieron todas sus esperanzas en el presidente Trump, que no solo
perdió las elecciones en EEUU, sino que ahora ha protagonizado uno de los más
bochornosos sucesos con el asalto al Capitolio Federal.
El
2021 apenas comienza y ya es agotador. Racionalidad por favor!
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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