A los becarios escogidos se les dio un lineamiento
preciso de la Presidencia de Venezuela: “Cursarán estudios en las mejores
universidades rusas en diferentes áreas del conocimiento, con el objeto de
sustituir el modelo económico rentista por un modelo económico-productivo para
el desarrollo del país”. Se añadía que “Este grupo de venezolanos se formará en
la Federación Rusa para fortalecer la economía nacional, a través de los 15
Motores Productivos que conforman la Agenda Económica Bolivariana, puestos en
marcha ante la guerra económica que la oligarquía nacional e internacional ha
desatado contra el pueblo”. Más de 6 mil jóvenes acudieron al llamado que se
les hizo.
Con posterioridad el Presidente pregunta al Ministro
de Educación, quien también preside la Fundación, sobre cuantos aspirantes
fueron aceptados en el programa que se iniciaba. Fueron 60 responde el
Ministro, “como 60 fueron los hombres que, comandados por Cipriano Castro, en
octubre de 1899 llegaron victoriosos a Caracas. Los 60 becarios aceptados,
llenos de la emoción y esperanza que invade a todo becario, que se siente a
punto de alcanzar uno de sus mayores sueños, corrieron a cumplir las exigencias
administrativas: obtención del pasaporte, certificación de títulos y notas,
además de un curso online con tutores designados por las universidades rusas.
Luego de sortear todas las dificultades
administrativas, incluyendo las de la pandemia, se someten al peor de los
dramas, comunicarse online con los tutores rusos. Sin electricidad por largos y
numerosos períodos, sin señal de Internet, sin equipos adecuados. Pero al igual
que Cipriano, estos 60 jóvenes se sobre ponen al drama del país y concluyen las
primeras etapas de nivelación, un esfuerzo si se quiere sobrehumano, pero
siempre con la esperanza de marchar a ese gran imperio, que, para el presidente
Maduro, es un imperio bueno.
Tras un escollo administrativo aquí y otro allá,
cuando todo parece estar listo, la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho
prácticamente desaparece de la vida de estos becarios. No da respuesta a los
sueños prometidos por el presidente Maduro. Ya febrero termina, y hace ocho
meses del anuncio presidencial sin que el mismo se haya cumplido. Mientras que
aspirantes del resto del mundo, convocados por la Federación Rusa, ya están en
suelo ruso, en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades, los 60 de Cipriano ni
siquiera saben si les
La Embajada Rusa guarda un total hermetismo. Los
jóvenes y sus familias se hunden en el desespero y aunado a ello, el
Presidente, posiblemente creyendo que su anuncio de junio 2020 se ha cumplido,
hace un llamado a otro grupo de jóvenes para que opten por la Beca 2021. No sé
qué dirá Aristóbulo de esto, ni siquiera si lo considera importante y parte de
sus responsabilidades. Es una burla macabra que se le ha hecho a estos jóvenes
y un engaño al país.
Me gustaría que alguien le llevara este escrito a
Nicolás Maduro, para que vea como se cumplen y de qué manera sus instrucciones.
Esperaría que algún diputado opositor, le dedique unos minutos de su precioso
tiempo para darle esta información a Jorge Rodríguez. Es insólito que se trate
de esa manera los sueños de unos jóvenes que, a pesar del desastre existente,
han dicho “presente” ante el llamado a prepararse. Se está a tiempo corregir un
exabrupto contra un sector vital para el país: su juventud.
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