Por todas partes se lee “socialismo” pero a la hora de
la chiquita, nadie sabe lo que significa. O mejor dicho, lo que envuelve o
esconde. Sobre todo, si el susodicho término luce ornamentado con el remoquete
de “siglo XXI”. Aunque en lo básico parece que no es ni lo uno ni lo otro, sino
todo lo contrario.
Sin embargo, por los vientos que soplan desde las
instancias gubernamentales, el revolucionario disparate además de valerse del
nombre de Bolívar para imponerle mayor contundencia o mejor dicho, colocarle la
guinda que faltaba a la torta que ha puesto el gobierno desde que dejó ver sus
costuras con fondo, medias y todo lo demás, sólo le ha valido para ocultar sus
inanición antes de nacer. Particularmente, por la razón de proceder de un
proyecto que carece de fundamentos de historia política contemporánea, teoría
económica, teoría social y de teoría política. O sea, vacío aunque con agallas
por el hambre que ha desarrollado en diez años de prematura existencia.
Entonces, ¿qué puede decirse del tan mentado
socialismo que engrosa discursos, referencias, presentaciones y declaraciones?
Aunque también y hasta con más gañote, adorna amenazas y ofensas provenientes
de los más conspicuos dirigentes del mundo gubernamental usurpado. Pero lo peor
de todo es que sin saber siquiera lo que encubre o exalta esto del “socialismo
del siglo XXI”, mucha gente se rasga las vestiduras para decir que ahora, de la
noche a la mañana, son “socialistas”. Como si tan hueco calificativo fuera
credencial para cometer cualquier tipo de atropello o abuso, valiéndose del
disfraz de “diablo rojo” que les da por ostentar.
Aunque lo que más deja ver el papelote que hacen
quienes se arrogan la condición de “socialistas”, comenzando por los propios
comandantes o dirigentes del oficialismo, no se han leído los gruesos tomos que
dan forma a la obra central de Karl Marx: El Capital. Mucho menos, los axiomas
que sientan los argumentos de filosofía política que esgrime Engels. O lo que
vivió Rusia a principio del siglo XX, con su sangrienta revolución liderada por
Lenin.
Pese a tan graves contradicciones, estas personas que
presumen de revolucionarios, viven dándose golpes de pecho cada vez que hablan
de valores y principios. Sobre todo, cada vez que exclaman términos como
“solidaridad”, “igualdad”, “democracia”, “participación”, “cooperación”. Pero
hasta ahí llega todo. Lo expresado queda en sólo pronunciamientos al vacío que,
naturalmente, en suelen corresponderse con actuaciones que engendran odio,
discriminación, injusticia y engaño. Habida cuenta, a esto se suman conductas
asociadas con corrupción, prepotencia, usurpación y pare de contar.
El lenguaje socialista, como es harto conocido, es
ramplón, vulgar y tétrico. Utiliza las mismas frases y palabras que sirven a la
arenga del alto poder para hacer terrorismo de Estado y terrorismo de gobierno.
Descalifica, atemoriza, maltrata, ridiculiza, humilla, insulta, denigra. Pero
sobre todo, hace ver al régimen tal como es. O sea, cuadros formados por
incapacitados militaristas con ínfulas de omnímodos, patriotas y santurrones
“patriotas”. O mejor dicho, “patrioteros”.
Ese es el pedestre
y mal concebido socialismo que pretendido ser instaurado, pues así
llevaría a Venezuela a la realidad de pesadillas donde cada sociallista se
imagina ser “Bolívar”. O al menos, su compadre. Y además que este Bolívar no es
el oligarca de fina estampa que fue el propio. Ni tampoco el Bolívar ungido de
la capacidad de convocatoria, del conocimiento de la realidad social y
política, del arte para escribir con la gracia del poeta y la sensibilidad del
humanista.
El Bolívar de las pesadillas de estos socialistas de
marras, es grosero, tirante, cínico, huraño, déspota y tirano. Sólo hace valer
su opinión pues las de otros no la reconoce. Por el contrario, se burlan de las
ideas de otros, lo cual no es digno de alguien que se precie de ejercer la
política. No saben que la política, exhorta la humildad como condición
ineludible. Entonces, frente a tanto sarcasmo, no cabe ninguna comunión con
quienes piensen y actuén de tan equivocada manera. No han entendido que en
socialismo, no tiene cabida la democracia. Por eso, ¿socialismo? !!!zape
gato¡¡¡
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela
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