Sócrates: Habla con el fin de que te conozca
Filosofar
es explorar la vida, debatirla, indagarla, inexcusablemente para saberla vivir
humana e íntegramente. ¿Importa la filosofía para la vida real y la sociedad?
¿No se trata de ideas abstractas? En realidad, ¡la filosofía se trata de
cuestiones reales! La filosofía tiene como objetivo proporcionarte un panorama
general. Te permite conectarte y evaluar los muchos detalles que obtienes de
las noticias y de otras ciencias. Ten en cuenta que los filósofos debaten temas
que van desde los impulsos genéticos hasta el género. De eso me prepongo
escribir hoy. Espero que a mis posibles lectores les sea de interés el tema.
Siempre
entendí que el término "filosofía" significaba "amor a la
sabiduría". En un sentido amplio, y que la filosofía era una actividad que
las personas emprenden cuando buscan comprender las verdades fundamentales
sobre sí mismas, el mundo en el que viven y sus relaciones con el mundo y entre
sí. Como disciplina académica, la filosofía es muy parecida. Aquellos que
estudian filosofía están perpetuamente comprometidos en preguntar, responder y
argumentar por sus respuestas a las preguntas más básicas de la vida.
Confieso
ser un apasionado admirador de Sócrates. Fue un hombre para nuestro tiempo. Fue
condenado a muerte por decirles a los antiguos griegos cosas que no querían
escuchar, pero sus opiniones sobre el consumismo y el juicio por los medios son
igualmente relevantes hoy.
Hace
dos mil sopotocientos años,
este hombre trató de descubrir el significado de la vida. Su búsqueda fue tan radical,
carismática y contradictoria que se hizo famoso en todo el Mediterráneo. Los
hombres, en particular los jóvenes, acudieron en masa para escucharlo hablar.
Algunos se inspiraron a imitar sus hábitos ascéticos. Llevaban el pelo largo,
los pies descalzos y las capas rasgadas.
Encantó una ciudad; soldados,
prostitutas, comerciantes, aristócratas, todos se acercaban a escuchar. Como Cicerón lo expresó elocuentemente,
"bajó la filosofía de los cielos".
Durante
casi medio siglo a este hombre se le permitió filosofar sin obstáculos en las
calles de su ciudad natal. Pero luego las cosas empezaron a ponerse feas. Su
brillante ciudad-estado sufrió horriblemente en guerras civiles y extranjeras.
La economía colapsó; año tras año, los hombres volvían a casa muertos; la
población pasó hambre; el panorama político se puso patas arriba. Y de repente
las brillantes ideas del filósofo, sus eternas preguntas, sus excéntricas
maneras, empezaron a sacudirse. Y así, en una mañana de primavera del 399 a.
C., el primer tribunal democrático en la historia de la humanidad convocó al
filósofo de 70 años al banquillo de los acusados por dos cargos: faltar el
respeto a los dioses tradicionales de la ciudad y corromper a los jóvenes. El
acusado fue declarado culpable. Su castigo: suicidio patrocinado por el estado,
cortesía de una dosis de veneno de cicuta en su celda de la prisión.
Dejando
de lado su posición inquebrantable en la lista mundial de los grandes y buenos
de la civilización, ¿por qué deberíamos preocuparnos por este griego curioso,
inteligente y condenado? Simplemente porque los problemas de Sócrates, hoy por
hoy, son los nuestros. Vivía en una ciudad-estado que estaba averiguando por
primera vez qué papel debería desempeñar la verdadera democracia en la sociedad
humana. ¿Les suena conocido?
Sócrates
estaba anhelante por el poder emergente de la palabra escrita sobre el contacto
cara a cara. El ágora ateniense fue su aula de enseñanza. Cuando los psicólogos
de hoy hablan del peligro para la próxima generación de demasiado tiempo en el
teclado y en los mensajes de texto, Sócrates habría mostrado una de sus
exasperantes sonrisas de "te lo dije". Nuestra pasión moderna por
recopilar datos y marcar casillas en lugar de una comprensión profunda del
mundo que nos rodea también lo habría horrorizado. Para él, un argumento poderoso y sin sustancia
era algo repugnante: la retórica, decía,
sin verdad era una de las mayores amenazas para la "buena"
sociedad.
Lo que
está en juego aquí es realmente repensar al ser humano como un lugar de
interdependencia. Esta combinación de contexto social y movilidad reúne lo que
podrían parecer discursos dispares. Si bien no se unen en un solo tema, los
sujetos se involucran con una pregunta básica, es decir, para decirlo
torpemente, el significante del significado.
La
historia de la humanidad y la historia de la tecnología están unidas. Siempre
hemos utilizado nuestras capacidades cognitivas para crear los objetos que
necesitábamos para sobrevivir, desde armas hasta prendas y refugios. La
evolución de la mente humana se ejemplifica en la evolución de la tecnología.
Hemos desarrollado una capacidad de metarrepresentación, una capacidad para ser
conscientes de tener y analizar nuestras propias mentes, que es una función de
la conciencia de orden superior. Y para mirarnos en el espejo, siempre hemos
usado analogías tecnológicas, comparamos nuestras mentes con las tecnologías
que habíamos creado. Para cada era su máquina, desde bombas hidráulicas hasta
computadoras.
La
principal preocupación de Sócrates era la naturaleza no humana de los libros,
ya que permite una comunicación sin rostro entre profesores y estudiantes. Un
estudiante es un individuo; Según creía Sócrates, los libros genéricos no
pueden reemplazar el compromiso interpersonal entre el maestro y el estudiante.
Uno podría imaginarlo diciendo eso sobre Internet, que fue inventado miles de
años después de su muerte. Según la cosmovisión de Sócrates, el verdadero
conocimiento solo podía impartirse a través de la interacción directa de
persona a persona, a través del proceso de diálogo. La tradición espiritual de
la India tiene una idea similar llamada Parampara, conocimiento que se
transmite directamente de maestro a alumno durante muchos años de experiencia
práctica.
El
verdadero problema, como de costumbre, no es la tecnología en sí, sino cómo
elegimos utilizarla. La verdadera sabiduría siempre se gana con esfuerzo. La
tecnología puede ser una ayuda maravillosa para el aprendizaje, pero no puede
hacer el trabajo por ti. No heredamos
sabiduría; debemos atraparla por nosotros mismos inmediatamente en un periplo
que nadie puede acometer por nosotros.
Esto
da mucho miedo, ya que hay una enorme cantidad de cosas que están asociadas con
un desarrollo social y emocional saludable que surgen de la interacción cara a
cara. La experiencia de perder nuestra conexión a Internet se parece cada vez
más a perder a un amigo. Solo para reflexionar.
Y
recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!
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