El presidente legítimo por segunda vez ha sido liberado de las payasadas de los usurpadores tratando de cazarlo. Pero lo único que han conseguido, es que la gente lo considere como víctima de esos piratas que siempre actúan sin respetar la ley y su popularidad escale a niveles récord. Con este segundo intento, nos han mostrado cómo han tomado control de las instituciones judiciales del país que, en estos momentos, se han corrompido llegando a convertirse en lo que deberían de combatir. La ética, la moral y, sobre todo, el mandato de la gente, han muerto para darle vida a una nueva familia de mafiosos que cada día asoman al país al precipicio del infierno.
Un
hombre que yo admiré, a su retiro como ministro de la suprema corte de justicia
mexicana, enviaba un poderoso mensaje que, entre otras cosas, describía la
situación del México post revolucionario que, en estos momentos, pienso también
servirá para describir la situación de anarquía constitucional que ahora arropa
al país de la otora santidad de la ley, los EUA. Un país que ha caído bajo el
control de los seres más abominables del mundo. Y, con el odio que los impulsa,
al correr la cortina de ese teatro de la maldad nos han mostrado lo que se
oculta tras bambalinas. Una pandilla de criminales cuyas motivaciones son el
odio, el miedo, la venganza, su adicción a un poder sin límites cuyo lubricante
es el dinero mal habido que les llega en avalanchas al vender sus favores
legislativos.
La
ética, la moral, la integridad han muerto para darle vida a un grupo de
bandoleros emanando de la cueva de Ali Babá y sus cuarenta mil ladrones. Un
grupo aún más letal y destructivo que el priismo mexicano, el peronismo
argentino, el chavismo de Venezuela y Cuba. Porque esta pandilla ha logrado lo
que nunca en EUA, la propiedad del sistema judicial y, sin controles, darse a
cometer todos sus crímenes sin temer a las acciones de algún Elliot Ness y sus
Intocables que trate de purificar sus conductas pestilentes y las de su nuevo
gobierno y, así, le dan vida a la famosa frase de Reagan: “Lo más horripilante
que a la gente le pueda suceder, es que en su negocio aparezca un serio
personaje que los salude diciéndoles, soy del gobierno y estoy aquí para
ayudarte”.
Así
hablaba Gilberto Valenzuela en su despedida.
“Tengo
para mí que el cumplimiento del deber, dentro de los principios del honor, de
la moral y de la ley, es y debe ser siempre una religión de las almas puras.
Devoto fiel de ese postulado de filosofía y ética sana, no he vacilado en
actuar, en todas las situaciones de mi vida, exclusivamente de acuerdo con mi
criterio, mis convicciones y mi conciencia, sin preocuparme de si, al proceder
de esa manera, voy hacia el triunfo o la derrota. El hombre no está obligado a
triunfar siempre, pero si debe estar obligado a ser leal, ante todo y, sobre
todo, con sus convicciones, su moral y su conciencia”.
“Yo he
hecho de mi vida una lucha tenaz y sostenida; por la dignidad y el decoro del
hombre, por la creación de un medio jurídico, de un Estado de Derecho en donde
las autoridades actúen siempre de acuerdo a las facultades que les confieran
las leyes, y cumplan honestamente las atribuciones que esas leyes les imponen;
en donde se armonice el mantenimiento del orden con el ejercicio de la libertad
individual en todas sus manifestaciones; donde los particulares ejerciten sus
derechos y cumplan sus obligaciones según las reglas de la equidad y la buena
fe; un medio jurídico regido estrictamente por la justicia, pero justicia
integral en lo económico, jurídica, social y la política. Siempre con la santidad
de los derechos individuales y el postulado constitucional que establece el
poder público emana de la gente.
“Está
en la conciencia nacional que las causas de la revolución fueron el estado de
injusticia y vasallaje, de un desamparo y de miseria que vivían las clases
populares, los atentados, los atropellos, la explotación y la negativa
sistemática de justicia que han sufrido los segmentos menos favorecidos del
país durante tanto tiempo. Esto le daría vida al juicio de amparo, como
garantía eficaz y practica del respeto de los derechos individuales del hombre,
del imperio estricto de la ley y, encomendara, por último, al Poder Judicial
Federal el control de la Constitucionalidad de las leyes y, sobre todo, de los
actos de las autoridades y los suyos propios”.
“Pero,
todavía existen en el país funcionarios públicos que sustentan la tesis de
aquel coronel que decía: “De que me sirve ser coronel si no he de cometer
abusos”; funcionarios públicos que consideran lícito aprovechar su investidura
para enriquecerse, enriquecer a sus amigos y aduladores; funcionarios públicos
que consideran lícito impedir que la gente libremente manifieste su voluntad
soberana para nombrar sus mandatarios y burlar, en cada caso, esta voluntad con
engaños, mixtificaciones y con fraudes; autoridades que se nieguen a cumplir su
misión trascendental de mantener el orden social en armonía con la libertad
individual, castigando, legalmente, los delitos que se cometan, ya sea por
estudiantes, agitadores, millonarios o mendigos. Porque al no cumplir, se
convierten en cómplices de los delincuentes, estimula a estos para seguir
delinquiendo y, a quienes no han infringido las leyes, ingresen al gremio
criminal. Los derechos deben ser ejecutados, y las obligaciones cumplidas. La
ley no protege el uso abusivo de un derecho”.
“Y,
las afirmaciones de los agitadores profesionales que exponen que su derecho de
autodeterminación es absoluto, de hacer lo que les dé la gana, cuando les dé la
gana, y contra a quien les dé la gana, son totalmente erróneas e
injustificadas. Porque no hay derechos absolutos, todos deben estar limitados a
la equidad ante la ley y la buena fe en su ejercicio; por el respeto de los
derechos de otros a quienes también protege la ley sin distinciones. Y ese
derecho que ellos afirman tener y lo exigen con libertad para oprimir, no
autoriza a nadie, incluyendo los gobiernos, para atacar o desconocer los
derechos legítimos de otros convirtiéndose en agentes provocadores de fuerzas
desconocidas para amenazar la tranquilidad, independencia y la paz de otros
ciudadanos”.
Precisa
recordar a esos agitadores que “entre las naciones, como entre los individuos,
el respeto al derecho ajeno es la Paz”
Así se
despedía don Gilberto, autor del Plan de Agua Prieta, secretario de gobernación
en tres ocasiones (De la Huerta, Obregón, Calles), gobernador de Sonora,
ministro de la suprema corte internacional en Holanda, de la suprema corte de
justicia mexicana, candidato a la presidencia del movimiento Escobarista en
1929. Ese hombre que, al no estar de acuerdo ante el robo de una elección, le
presentara su renuncia al presidente Elias Calles, siendo secretario de
gobernación y, al responderle Calles, “no se la acepto porque no le he perdido
la confianza”, él le reviraba, “pero yo si se la he perdido a usted, Sr
Presidente”.
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@elchero
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México-Estados Unidos
El
mercado libre no ofrece garantías, privilegios especiales, favores, monopolios,
oligopolios, subvenciones, ventajas, protecciones, subsidios, apoyos,
tratamientos especiales, distinciones, dádivas, cancelación de deudas, en pocas
palabras, como lo afirmara Milton Freedman, no hay free lunch. Por eso es tan
impopular y por muchos odiado.
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