El 4 de febrero de 1992 es una fecha fatídica para los venezolanos. Fue la noche del inicio de la tragedia monumental que hoy vivimos los venezolanos
Un
milico trasnochado, populista, y megalómano, encabezó junto a otros comandantes
a un importante grupo de sus compañeros de armas para violentar el sistema
democrático, y al gobierno legítimo de La República, con un golpe de estado
cobarde, el cual tenía como justificación, ¨la redención del pueblo venezolano
por la traición de los protagonistas de la democracia¨, encarnada en ese
momento por Carlos Andrés Pérez
Violaron
su juramento, y utilizaron las armas que La República les confió para atentar
contra el poder legítimamente constituido; escaramuza de la cual, resultaron
cientos de muertos que los asesinos golpistas jamás resarcieron, con el añadido
de haber herido de muerte al sistema democrático civil diseñado por el Pacto de
Punto Fijo.
La
fuerza de la acción criminal demostró que la intención era asesinar al
Presidente Pérez, quien venía llegando de la Conferencia Económica de Davos en
Suiza, en un ataque sorpresivo, y con ello acceder al poder por asalto.
Con
relación a los preparativos del golpe, hay dos personajes a quienes vale la
pena rendir tributo por su claridad y valentía para defender el sistema
democrático. Uno de ellos es el recientemente fallecido dirigente político;
periodista, y entonces Ministro, Pastor Heydra, alertó al Presidente Pérez, y
acusó al entonces Ministro Ochoa Antich de estar de alguna manera involucrado
con la intentona por su dudosa actuación al frente de sus responsabilidades. El
otro a quien se le debe reconocer como gran defensor del sistema, es al
Almirante Ivan Carratú Molina, quien con su arrojo personal contribuyó en la
preservación de la vida del Presidente.
No
puedo dejar de mencionar a otra figura estelar de la democracia civil, a quien
desgraciadamente, no solo no se le reconoce su lealtad al sistema, y su
valentía para enfrentar al golpismo irresponsable de aquella hora oscura, sino
que ha sido sometido injustamente al desprecio de la sociedad, a pesar de su
servicio a la democracia. Me refiero a mí querido amigo, Eduardo Fernández, el
¨mejor Presidente que Venezuela jamás tuvo¨, como sentenció el 18 de octubre de
2020, otro de mis queridos amigos, Carlos Raúl Hernández, prestigioso
intelectual, y político venezolano.
Largo
tiempo tenían los golpistas preparando el zarpazo, tal como luego en el poder
confesaron, y ello contó con el celestinaje de importantes personeros de la
vida nacional, entre quienes figuraban el ex presidente Caldera, los Notables
de Uslar Pietri; Escovar Salom; Mayz Vallenilla, y Burelli Rivas, entre otros,
así como algunos medios de comunicación impresos y radioeléctricos.
No
importa cuántos intentos hagan sus prosélitos por justificar la conducta de
Caldera, pero los hechos son incontestables. Su discurso del 4 de febrero de
1992 en el Congreso, convirtió a los felones en ¨super héroes¨. Pasaron de
militares mediocres; golpistas y asesinos, a una suerte de estrellas del rock,
venerados por amplios sectores sociales. Hasta las madres disfrazaban a sus
hijos de militares para el carnaval.
Luego
en el poder en una segunda presidencia que nada dejó a los venezolanos, otorgó
el sobreseimiento al criminal golpista, convirtiéndolo en un súper candidato
para que destruyera como ha hecho con nuestro país, en 22 años de gobierno
ininterrumpido; de rasgos claramente dictatoriales, violador de la Constitución
mediante la destrucción del estado de derecho, y la cooptación del poder
judicial.
Hoy
todo es destrucción, también gracias –aunque en menor grado- a una dirigencia
mediocre de la oposición, incapaz de crear alternativas.
Futuras
reformas de la Constitución deben eliminar de manera absoluta la reelección, y
producir instituciones que preserven la democracia de aventureros. Muera el
golpismo!
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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