Considerando la fragilidad de
nuestra memoria, que, por cierto, no es exclusividad de nosotros los
venezolanos, me pareció oportuno refrescar la frase que meses atrás pronunciara
con mucho acierto el presidente interino, Juan Guaidó: “Nosotros solos no
podemos”; enunciado que sigue tan vigente hoy como el primer día. De igual
manera, está en idénticas condiciones de indispensabilidad la unidad de todas
las corrientes que conforman el cuerpo de la oposición democrática para generar
la presión necesaria y lograr el cambio decisivo de gobierno. Como es natural
colegir, ese grito de alerta, de auxilio angustioso, fue dirigido a la
comunidad internacional, pero fundamentalmente al gobierno norteamericano que
entonces presidía Donald Trump, quien en buena medida fue el parachoques, quien
puso freno para que las arremetidas desde Miraflores fueran menos crueles,
menos salvajes.
Para entonces, había muchas
reservas de resultar triunfador en las elecciones presidenciales del país más
poderoso del planeta el demócrata Joe Biden. Afortunadamente, el apoyo desde el
primer día del nuevo mandatario norteamericano para la libertad de nuestro país
ha sido incondicional, de absoluta identificación con los luchadores por la
libertad de este país vilmente maltratado.
Siguiendo adelante, si bien es un
lugar común decir que la política es dinámica, con contadas excepciones que se
resisten de manera irracional al movimiento, se han presentado hechos que nos
llevan a sacar conclusiones que de alguna manera han ayudado a la oposición o
sirven de estímulo para continuar esperanzados dentro de este círculo de
decepciones y desesperanzas en el que nos hemos mantenidos por meses. El hecho
de que el régimen, por ejemplo, no haya apresado, como ofreció lo haría, apenas
tomara posesión el 6 de enero, a la ilegítima Asamblea Nacional,
indudablemente, es un elemento de debilidad. Es notorio, siguiendo con los
ejemplos, el activismo de calle que diariamente llevan a cabo parlamentarios y
dirigentes de oposición corriendo graves riesgos de contaminación por el
coronavirus; movimientos, que, por cierto, han sido interferidos tanto por la
Guardia Nacional como por los delincuentes de los colectivos. Sin embargo,
estos no han podido interferir la marcha de los diputados hacia su destino preestablecido.
Es de destacar, igualmente, las visitas que por todos los estados ha venido
realizando el líder Juan Guaidó (JG) donde ha recibido y escuchado sus
planteamientos con notorio interés; así me lo han hecho saber. Asimismo, se
puede hablar de las sesiones que semanalmente han realizado los diputados de la
legítima Asamblea Nacional; en fin, hay algunos indicativos más para levantar
el optimismo, como los nuevos países amigos que se han sumado a la afirmación
de aceptar a JG y la Asamblea Nacional como legítimas autoridades.
Para concluir, punto aparte merece
registrar el éxito humano y político que significa haber logrado, por gestiones
del presidente encargado JG, de tomar la iniciativa para traer al país doce
millones de vacunas para combatir la pandemia que viene lentamente diezmando
nuestra población. De la misma manera, hay que resaltar, según palabras del
embajador norteamericano James Story, el hecho de que “Guaidó y Maduro” se
hayan sentado a negociar la estrategia de vacunación. Es importante este hecho
porque es la aceptación del régimen de la existencia de esa otra parte que
forma parte del Estado en conflicto. La vacuna tendrá mucha vida dentro de la
política venezolana, y que sin lugar a dudas apunta a favorecer
considerablemente a la oposición democrática.
Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RgarciaMarvez
Venezuela
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