En menos de 100 días de haber comenzado su gobierno, el Presidente Joe Biden cumplió su promesa de campaña electoral, y ha otorgado el Estatus de Protección Temporal, o TPS por sus siglas en inglés, a todos los venezolanos en territorio de los Estados Unidos, amparando a quienes hubieran ingresado a territorio norteamericano hasta el día ocho (8) de marzo de 2021.
Esta es una medida de gran alivio para todos nuestros compatriotas, debido a que ahora podrán obtener permiso de trabajo, social security, y desarrollar legalmente cualquier actividad por un lapso de 18 meses, inicialmente.
En cuanto al caso colombiano, vale la pena poner de bulto, las diferencias abismales que hay entre el Presidente Duque, y la demagogia barata de la Alcaldesa de Bogotá, quien está intentando sacar provecho del sentimiento anti venezolano, sembrado -por cierto- por políticos irresponsables como esa Alcaldesa, quien olvidó la discriminación de que fue víctima por ser lesbiana, y ahora usa a los nuestros, como carne de cañón de su fusilamiento mediático.
Actúa como si Colombia hubiera conocido el delito con
la llegada de nuestros compatriotas, cosa que desde luego es insostenible,
incluso por las estadísticas de las propias fuerza policiales del hermano país.
Lamento su conducta y maltrato hacia los venezolanos.
La respuesta clara y certera de los Presidentes Duque,
y Biden, debería ser la guía y el norte de todos los gobiernos del mundo, en
los cuales, hay presencia venezolana.
Los venezolanos en medio de una de las más grandes
crisis conocidas en el mundo, producto de un gobierno ineficaz; corrupto, e
indolente, lo hacemos por necesidad, y no con ánimos de invadir a nadie, ni
robarle el pan a nadie. Lo hacemos por razones políticas reales, y estrictas
razones de supervivencia; intentar establecernos trabajando duro, y ayudando
materialmente a quienes se quedan en nuestra tierra, pues sabemos que
sobreviven en condiciones dramáticas.
El país expoliado; deshilachado, y destruido que hoy
tenemos es efectivamente producto del peor desempeño gubernamental, no solo en
lo social, y económico, sino en lo político y espiritual que hay en todo el
hemisferio, y es suya –sin dudas- la mayor responsabilidad.
Pero es también producto de una clase política
opositora que no ve más allá de su nariz, y no admite su cuota de
responsabilidad en esta crisis, por la incapacidad de articularse para
construir una fuerza poderosa y suficiente que controle, y mantenga a raya al
gobierno.
Ha dilapidado el más grande capital político que en
muy largos años se haya visto en nuestro país, como resultado del proceso
electoral del 6D/15, en el que obtuvimos dos tercios de la población electoral
nacional para acceder al control de la Asamblea Nacional.
De esa fuerza unitaria y políticamente poderosa, hoy
solo quedan escombros y lamentos, porque los resultados de la gestión en cinco
años, pero especialmente en los dos últimos, son desastrosos.
Divisiones; luchas internas sin sentido; guerras
fantasmagóricas e irrealizables; escasa inteligencia, y falta de metas claras,
acabaron todas las posibilidades, pero lo peor de la errática ejecución, fue el
abandono a su suerte de la sociedad que les confió su esperanza.
Hoy solo queda seguir luchando para reorganizar, pero
mientras tanto agradecemos a Colombia y a los EEUU, la protección legal que
brindan a los nuestros. Ojalá otros gobiernos del mundo sigan el ejemplo. Los
venezolanos somos gente de bien. Dios bendiga a los venezolanos dondequiera nos
encontremos!
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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