No se puede llamar de otra manera, sino complicidad
corruptiva de un régimen, cuando se observa que los dineros del estado han sido
birlados por una pandilla de pícaros oportunistas, que no contentos con
detentar el poder, han llenado sus alforjas con mil millonarias cifras en
dólares depositados en bancos extranjeros, tras saquear las arcas del erario
público a su antojo y arropados por una libertina alcahuetería, que pone en
evidencia la connivencia séptica del régimen socialista comunista y mal llamado
bolivariano.
Existe un denominador común que no es otro que la
corrupción entremezclada con la política. Y esto es lo que ha venido ocurriendo
en los últimos años en nuestro atormentado país, víctima de la insaciable
voracidad de un numeroso grupo de depredadores de la cosa pública, que han dado
rienda suelta a sus instintos delictivos, sin importarles en absoluto los
principios éticos y morales y sus propias familias, a las que seguros estamos
las deslumbraron con oníricos sueños de esa riqueza mal habida.
Es difícil entender como con los recursos naturales
con los que cuenta nuestro país, podamos estar enfrentando una crítica
situación económica, que va desde el desabastecimiento de productos básicos de
la alimentación, falta de insumos médicos, desempleo, devaluación de la moneda
–aún cuando los jerarcas del régimen se empeñen en afirmar que no se trata de
tal, sino de una necesaria reforma fiscal – para hacer frente a una denominada,
en jerga militar “guerra económica, propiciada por la burguesía oligarca,
imperialista, apátrida y enemiga” (sic) de la tan mentada revolución del siglo
XXI. Pretexto tras pretexto para esconder debajo de la alfombra roja la basura
y desperdicios de sus erradas políticas públicas y económicas de inspiración
marxista, causantes de esta penosa debacle, a lo largo de más de veintiún años.
A propios y extraños cuesta mucho comprender que este
evidente y estrepitoso fracaso de un país con las mayores reservas de petróleo
del mundo - una quinta parte –, no lo haya aprovechado especialmente durante
esta última década, con los precios e ingresos más altos de su historia,
situación que hoy en día se le torna más difícil aún, porque el sector
petrolero está en franco deterioro, por la falta de reinversión y la excesiva
burocratización y en los últimos tiempos por el desfalco total de PDVSA, hoy
día en menguada situación de improductividad que acarea la escasez de gasolina
y gasoil, lo cual está empezando a generar severos problemas en el transporte
público y a los productores agrícolas del interior del país, que se ven
impedidos de trasladar sus productos a la capital, esto último pudieses devenir
en un desabastecimiento de alimentos en medio de un caos impredecible.
Venezuela está considerada como uno de los países más
corruptos del mundo –vergonzoso record - que en aleja a nuestro país de su
esplendido pasado, lleno de riqueza, felicidad, paz, tranquilidad, seguridad,
armonía y la emblemática jocosidad y alegría que permitía al venezolano
–hombres y mujeres – exhibir con orgullo su gentilicio, hoy afectado por el
dolor y tristeza de ver partir allende las fronteras, a miles de jóvenes en
procura de un mejor porvenir. Fuga de talentos irrecuperables, porque si bien
es cierto que encontrarán lo que ansían, muchos no regresaran a la Patria por
haber sentado raíces en otros lares. Es el doloroso costo a futuro, que nos
depara la mal habida revolución comunista venezolana del presente siglo, de la
cual pretende Maduro no desprenderse y entronizarse “perce” en el poder.
Un amigo nos refería en días pasados, que Venezuela
enfrenta una situación peor que la de Haití, por la extrema situación de
pobreza que se observa en ciudades y pueblos de todo el país, a lo cual le respondimos que
la tragedia de la nación caribeña, era completamente diferente, pues el hambre,
pobreza e inseguridad que agobia a la Patria de Petion, era el resultado de un
terremoto, mientras que en nuestro país era producto de uno de los peores
gobiernos (¿) que hemos tenido, por la inevitable consecuencia de una visión
autoritaria de la sociedad y de la economía, una visión que ubica al Estado
como el principal, o mejor dicho, como el único protagonista de todas las
actividades productivas, financieras y comerciales. Una visión que no cree en
la separación de los poderes, sino en la concentración de los mismos, y en
consecuencia no cree tampoco en la libertad empresarial, pues su ideología esta
totalmente divorciada de la libre empresa.
La corrupción es la acción y efecto de corromper
(depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar, de acuerdo al
diccionario de la Real Academia Española (RAE), y por tanto puede tratarse como
en el caso venezolano de una depravación moral o simbólica, aun cuando en otro
sentido la corrupción es la práctica que consiste en abusar del poder, de
funciones o de medios para saca un provecho económico o de otra índole. Lo
cierto es que nuestro país copa las primeras páginas de los diarios del mundo,
como consecuencia de estos ilícitos, que el régimen pretende ocultar o
silenciar, distrayendo la atención pública con pretextos de invasión de
potencias extranjeras y otras tantas sandeces, que a diario predica Maduro con
insistencia por todos los medios y en actos públicos, que suelen ser
recurrentes.
Son muchos, pero muchos los casos de corrupción que el
régimen se ha hecho de la vista gorda, aun cuando pretende guardar las
apariencias buscando chivos expiatorios por delitos menos graves, para
enjuiciarlos y anunciarlo a través del Fiscal General de la República, lo cual
se interpreta como una silenciosa impunidad, que ya no causa asombro ante
tantos otros hechos similares, como el de la línea aérea Plus Ultra,
relacionada con altos personeros del régimen madurista, que involucra a Cilia
Flores y Delcy Rodríguez, y que el gobierno español el pasado fin de semana
rescató económicamente, otorgándole 53 millones de euros a través de un fondo
para ayudar a las empresas estratégicas de España, mediante oficios del
Secretario General del partido Podemos, Pablo Iglesias, a la vez Vicepresidente
de la República española, como lo denuncia el diputado venezolano en el exilio,
Américo de Grazia, tras minuciosa investigación con recaudos.
La corrupción ha sido definida por acuciosos
investigadores del tema, como un comportamiento político desviado (falta de
ética política); conducta política contraria a las normas jurídicas (falta de
ética jurídica y política); y usurpación privada de lo que corresponde al
dominio público, quienes al mismo tiempo destacan que el interés personal no es
un elemento que necesariamente debe incluirse en una definición, pues los actos
de corrupción no siempre benefician únicamente a intereses particulares.
En el caso venezolano, es la falta de todo lo
anteriormente indicado, más la ausencia de escrúpulos y la inexistente voluntad
política, de un gobierno que se arropa bajo la bandera de una supuesta
revolución socialista, que el mismo viejo caudillo cubano Fidel Castro, la
denominó comunista, la cual mantiene al pueblo en el más deplorable estado de
miseria, hambre, desnutrición, desempleo, corrupción, inseguridad y
narcotráfico, todo un cocktail explosivo que en cualquier momento, además del
covit19, puede trasformar la metástasis que padece, en un imprevisible final.
careduagui@gmail.com
@toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
No hay comentarios:
Publicar un comentario