En las
próximas elecciones presidenciales del Perú en las candidaturas de Pedro
Castillo de Perú Libre y de Keiko Fujimori de Fuerza Popular se resume la confrontación histórica
fundamental del sentido de la dualidad de los objetivos de la peruanidad presentes
desde 1532 hasta después de 1980 cuando el hilo histórico nacional experimenta
un viraje violento que replantea los antecedentes guardados en el subconsciente nacional que se hacen presentes en la actual
consulta popular.
En principio cuando Pizarro llega a Cajamarca donde captura al inca Atahualpa y después lo decapita para dominar el imperio inca cuyo centro se encontraba en el Cusco y poco tiempo después se dirige a la costa donde funda en 1535 la ciudad de Lima frente al océano Pacifico como la nueva capital y marco de referencia para la imposición de una sociedad colonial marcando el ocaso del centro del mundo indígena.
El puente creado por Garcilaso de la Vega forma una corriente historiográfica tendiente a considerar el nacimiento del pueblo peruano en el periodo indígena y no ve la conquista como el momento traumático del choque cultural sino como la evolución de un proceso evolutivo de los indios barbaros con la aceptación del cristianismo guiados por Dios por la senda de la civilización occidental. Sin embargo, al margen de lo expuesto por Garcilaso vemos que el curso real de los acontecimientos estuvieron signados por el antagonismo entre el poder real colonial con sede en la región de la costa y la base demográfica indígena del virreinato localizada en la sierra, una cuestión que después de las reformas del virrey Toledo en 1569 condenan a los indígenas a vivir en reducciones, al pago de tributo y trabajo en las minas creando un apartheid que se prolonga hasta mediados del pasado siglo.
Esta situación repercute en la independencia cuando Perú permanece como el último baluarte español y su liberación es un hecho histórico diferente al del de las demás repúblicas hispanoamericanas que la ganaron y no les fue otorgada por la actuación de héroes extranjeros (San Martin de Argentina y Simón Bolívar de la Gran Colombia).
En el periodo independiente el problema del indio se agrava cuando la clase terrateniente criolla aplica un colonialismo interno de opresión y marginación creando una situación ominosa denunciada por un representante de una familia oligarca que se convierte en anarquista González Prada a principios quien a principios del siglo XX manifiesta que, “no se escribe pero se observa el axioma de que el indio no tiene derechos sino obligaciones”.
Para Prada la marginación del indio era uno de los principales factores de la humillación nacional experimentada por su país ante la infamante derrota ante Chile que le causo la pérdida de su territorio en la guerra del pacifico entre 1879 y 1884.
En la segunda década del siglo XX aparece por primera vez la concientización entre los intelectuales y sectores más avanzados de la sociedad criolla articulada en un movimiento indigenista que denuncia el problema del indio como el más grave del país cuando éste llegaba a su centenario en 1921. Dentro del grupo se destaca la figura intelectual de José Carlos Mariátegui que en sus “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana” muestra su “enérgica ambición de concurrir a la creación del socialismo peruano” teniendo como objetivo la redención del indio mediante la quiebra del latifundio.
Mariátegui muere en 1930 pero dos años antes funda el partido socialista marxista peruano que se convierte en una referencia ideológica de la marcha ideológica de la izquierda peruana dentro el cauce nacional atendiendo al grado alcanzado por las luchas de clases hasta 1980. En este periodo predomina después de la insurrección aprista de Trujillo en 1932 la confrontación entre el APRA el primer gran partido de masas y el ejército peruano que le pone veto a todas las aspiraciones de su principal figura Haya de la Torre de llegar a la presidencia de la república.
En este antagonismo el tema del problema del indio el APRA lo plantea un asunto de indoeuropeos y los militares durante el gobierno revolucionario del General Velazco Alvarado de “campesinos” cambiando el termino de raza por el ce clase social cuando elaboran el Plan Inca con la intención de producir una transformación nacional y se concibe el primer intento de reforma agraria del Perú.
La supuesta superación del problema del indio obedece al desarrollo demográfico del país en especial a partir de 1950 cuando se acentúa el desplazamiento de grandes contingentes poblacionales de la sierra a la capital Lima lo que da origen al “cholo” o mestizo de raza blanca indígena con preponderancia de los rasgos indígenas y la confrontación social se redefine con el marginamiento de estos sectores.
Sendero se agrupa en gobierno de Belaunde Terry y en el siguiente el primero de Alan García del APRA adopta un viraje violento inusitado asumiendo una posición beligerante e intransigente contra todo el proceso civilizatorio peruano y amenazando de llegar al poder de retrotraer al país al periodo prehispánico. Consecuentemente, tal afrenta crea una particular compactación de tendencias diversas de la sociedad peruana conformando un frente de contención contrario que termina en 1990 con tomar forma en la primera dictadura postmoderna sudamericana organizada para defender el Estado nacional dependiente.
En este escenario de cruda guerra civil sobresalen dos personajes antitéticos el comandante Abigail Guzmán y el “chinito” Alberto Fujimori creador del modelo fujimorista durante la década de su permanencia en la presidencia del Perú logra quebrar a Sendero y hacer prisionero a Guzmán
En el año 2000 cuando Fujimori intenta de manera fraudulenta un tercer periodo de gobierno se manifiesta un amplio movimiento nacional democratizador que termina capitalizado por el economista Alejandro Toledo “el cholo” y desde la presidencia pone fin al autoritarismo y da inicio a una nueva transición democrática, creando en el 2001 una Comisión de la Verdad y Reconciliación para evidenciar las numerosas matanzas, los miles de asesinados y desaparecidos perpetrados por principales responsables de la violencia en el país que después de hacerlo la Comisión le recomienda al Estado como debería encarar este pasado perjudicial.
Sin embargo las administraciones democráticas de diferentes tendencias políticas que se han sucedido desde entonces no enfrentaron ni la realidad histórica ni las consecuencias de la guerra interna y al ignorarlas aparece en el plano de la izquierda una peligrosa reagrupación del aparato político clandestino de Sendero, el Mogadef, con el propósito de lograr la liberación de Abimael Guzmán y en el campo de la derecha rebrota una fuerte tendencia de la corrupción pública la cual, alcanza a todos los presidentes desde Alejandro Toledo hasta Martin Vizcarra incluyendo el impactante suicidio de Alan García el 17 de abril de 2019.
Sobre ese estado de cosas se encuentran la propuesta de Pedro Castillo que para algunos hundiría al Perú en el abismo y el de Keiko Fujimori la del mal menor pero continuaría con la corrupción del próximo presidente del bicentenario.
El sociólogo brasileño Darcy Ribeiro califico a los peruanos como en “pueblo testimonio” dentro de América Latina por cuanto, en su rostro presente vemos su importante pasado, lo que nos permite decir que en las elecciones del 6 de junio también votara el pasado
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Caracas – Venezuela
Enviado a nuestros correo por
Jesús Enrique Matheus Linares
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