¿Cómo explicar estos crueles hechos y la voluntad por parte de distintos sectores de encubrir o minimizar ejecuciones con tanta saña?...
Hace cuatro
años, en la madrugada del 4 de abril de 2017, en París, ante la presencia
cercana de la policía, una médico judía, Sarah Halimi fue asaltada, torturada y
asesinada por un vecino musulmán, Kobili Traoré, de 27 años, quien vociferó el
grito Allahu Akbar y lemas antisemitas mientras la golpeaba brutalmente y luego
la arrojó por la ventana del apartamento de la víctima, desde el tercer piso.
Cabe destacar que, el día anterior, Traoré estuvo en la Mezquita Omar, lugar
relacionado con el Islam radical.
Ahora que
se cumplió un nuevo aniversario de este atroz crimen antisemita, con
consternación vemos que la Corte Suprema de Apelaciones de Francia, declaró que
el asesino de Halimi no fue responsable de sus acciones porque fumó marihuana
previo a perpetrar el homicidio. Anteriormente, en diciembre de 2019, un
tribunal inferior decidió exonerarlo de un juicio penal porque en el momento
del asesinato sufría alucinaciones debido al “consumo de estupefacientes que
comprometía su conciencia”.
Según
notorios juristas franceses, el consumo de drogas constituye un acto ilícito
que debió ser agravante en la acusación, no “un motivo de exención de la
responsabilidad penal”.
La policía,
no sólo no intervino a fin de impedir la extrema violencia de Traoré contra
Sarah Halimi, sino que la arbitrariedad decretada por el alto tribunal francés
sienta un aterrador precedente de impunidad para los crímenes de odio, tan
comunes desde el comienzo de este milenio en la sociedad francesa.
La
impunidad en este crimen de odio se suma a otros del mismo tenor cometidos por
islamistas. Hay varios casos que han golpeado específicamente a los judíos por
ser judíos, en Francia: en 2003, el DJ Sébastien Sellam, de 23 años, fue
apuñalado por su vecino musulmán, Adel Amastaibou. En 2006, Ilan Halimi, de 24
años, secuestrado por una banda de musulmanes, mutilado y asesinado. En 20l2,
el asesinato de tres niños y un adulto a la entrada de un colegio judío en
Toulouse. En 2015, la matanza de cuatro personas en la toma de rehenes en un
automercado kosher en París.
¿Cómo
explicar estos crueles hechos y la voluntad por parte de distintos sectores de
encubrir o minimizar ejecuciones con tanta saña? El apaciguamiento es
irresponsable y sólo conduce a mayores y más graves delitos.
Beatriz De Rittigstein
Venezuela
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