Para que los venezolanos podamos materializar los
insustituibles cambios que requiere la patria, es necesario:
En primer lugar, comprender que las instituciones del
Estado, en todos sus niveles, están siendo controladas por el régimen
(prácticamente desde su arribo al poder), con especial énfasis todos aquellos
espacios que la oposición ha ganado electoralmente, pues el chavismo les resta
competencias, recursos e impone poderes paralelos. En pocas palabras, lo
electoral ha sido y es inútil contra el chavismo, no pierde ni perdiendo. No
importa cual instancia de poder sea, el férreo control del TSJ, las FANB y demás
poderes nacionales le asegura tener el control de la institucionalidad del país
con o sin elecciones, votando o absteniéndose… lo electoral es inútil
¡Aceptémoslo! más aún cuando desde 2017 no participa una oposición real ni
legítima.
En segundo lugar, sí continuamos aceptando la
imposición de una “oposición” impuesta, falsa, hecha a la medida del régimen, a
la que le entregan vía sentencias las direcciones nacionales de los principales
partidos políticos de oposición, pues es lo mismo que votar directamente por
los candidatos del Psuv, en ninguno de los dos casos el régimen ve amenazado su
proyecto. El descaro es tan grande que los discursos de esta oposición
electorera y del chavismo coinciden alarmantemente. Hasta que en Venezuela la
oposición real/legítima sea quien marque la agenda nada cambiará.
En tercer lugar, se deben abordar los problemas
reales, los que originan la dantesca crisis económica, política, las sanciones
internacionales y demás actos punitivos contra el chavismo. El verdadero
problema en Venezuela es la ruptura del hilo constitucional y democrático,
sustento ilegal e ilegítimo de la retención del poder chavista… he allí el
origen de todos nuestros males.
Esta es la realidad venezolana, no hay otra, todo lo
demás es falso, pactos perversos, el alimento del oscurantismo el cual encerró
al país en una densa neblina hace más de dos décadas.
En consecuencia, hasta tanto asuma la agenda política
nacional una oposición real, legítima, que forcé a destrabar el país con
estrategias tendentes a recobrar nuestra constitucionalidad y democracia, nada
será distinto a esta acelerada depauperación de nuestras vidas.
Está claro no es nada fácil, el
régimen prepara únicamente escenarios que le son favorables de la mano sus
colaboradores. Por eso persigue, inhabilita a la oposición real y prácticamente
prohíbe toda actividad opositora ciudadana como las protestas, marchas, etc.
Por tal motivo ha costado tanto reindependizarnos, pero (he allí el detalle) en
la forma como el chavismo ha obrado lo hace ser su peor enemigo, día a día
padece las consecuencias de sus propios actos, aunado a la recomposición de una
oposición real dentro y fuera del país.
Leandro Rodríguez
Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Viene zuela
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