domingo, 6 de junio de 2021

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, TODO UN DILEMA…

Todo en la vida, resulta ser un dilema. Particularmente, al reconocer que, permanentemente, el ser humano se ve siempre obligado a elegir entre dos o más derroteros. Cada decisión tomada, es producto de una deliberación o escogencia entre alternativas, opciones o preferencias.
 
 
En política sucede lo mismo. En cuanto al contexto que circunda la situación, las posibilidades que configuran la disyuntiva (política), adquieren el sentido suficiente para ser consideradas como variables propias de la selección en cuestión. En el plano operativo, los espacios a allanar se tornan de difícil acceso dado que cada uno busca exhibir lo mejor de sí en términos de sus potencialidades políticas. 
 
Es ahí precisamente, cuando surgen las confusiones prestas a entorpecer los procesos de elaboración y toma de decisiones. Tanto, que las realidades se tornan conflictivas por causa de las diferenciaciones que entran en el juego político en el cual la incertidumbre es el principal aliado de toda variable que participe en los susodichos procesos. 
 
Esto, tal como arriba se explica, caracteriza cualquier disyuntiva dominada por intereses o necesidades propias de la política. Por supuesto, cuando dicha disyuntiva ocurre asediada por dificultades de algún tenor, además supeditada a procesos de elección, comicios, votaciones, referéndums, sufragios o plebiscitos, el dilema se hace mayúsculo. 
 
Es el caso Venezuela cuyas diferidas elecciones de cualquier institución, estamento público o gremio, se convirtieron en continuado debate resaltando un pronunciado antagonismo. Más, por cuanto se instituyó como parte de la agenda diaria que sistematiza o desacomoda eventos político-partidistas. Fue así como Venezuela pasó a ser escenario de crudos desencuentros cuyos temas de choque rayan en esquemas dirigidos a desnudar al país político de ademanes y rituales que ningún aporte han sabido brindar al desarrollo político nacional.
 
Por ejemplo, las elecciones regionales, buscan confrontar posturas reñidas desde todos los ángulos políticos y morales posibles. Desde que las opiniones sirvieron de incentivo de duras confrontaciones, las mismas destacan visos de una machacada cultura política. 
 
Más, desde que dejaron ver mezquindades, egoísmos, resentimientos, revanchas,  represalias. Y asimismo, gruesas formas de perjudicar al otro declarándolo enemigo, traidor mediante epítetos que tachan al contrario de indolente o indigno, entre otros adjetivos de muy constreñida condición ciudadana. 
 
El problema de las elecciones de gobernadores, indistintamente de su fecha de realización, esta vez nuevamente anunciadas para Noviembre de 2021, estriba en su carácter ético y moral, antes que político. Atendiendo esta consideración, cabe asentir que dicho proceso comicial es infortunadamente el siguiente foso en el que la democracia seguirá hundiéndose. Podría decirse que estas elecciones regionales serán, al igual que todas aquellas realizadas o prometidas, todo un problema. O mejor dicho, todo un dilema…
 
Antonio José Monagas 
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela

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