Puede ser
que mi intelecto y por tanto mi capacidad de análisis estén nublados por la tristeza de atestiguar la destrucción
de mi país y por ver cómo la pandemia hace estragos. Pero lo que yo veo hoy es
un enfrentamiento por demás pueril entre los liderazgos opositores. Algo que
más parece un pleito por una pelota en
el recreo. Me refiero a los verdaderos opositores, no a los que fingen ser
oposición. Sobre esos impresentables (los mesita, picados de alacrán y demás
especies patéticas) ni vale la pena gastar tinta y neuronas en análisis. Son el
epítome del pobrecitismo, aunque tengan largos textos escritos en lenguaje
pedante con citas churriguerescas con las cuales buscan impresionar y embaucar.
Con su ya
manifiesta incapacidad para ponerse de acuerdo en tres o cuatro ideas que
conduzcan a una estrategia y una táctica, los verdaderos dirigentes de
oposición están poniendo de bulto que les falta eso que es indispensable en
estos tiempos tan complicados: liderazgo relevante.
Que los que
conducen el régimen son un desastre, bueno, eso se sabe y ya no necesita
explicación. Que los pocos cientos o miles que han hecho del poder un
instrumento de buena vida para ellos, a costa del sufrimiento de los
venezolanos, eso tampoco necesita descripción. Se exhiben con desparpajo. Que
ha sido y sigue siendo dificilísimo salir de "esto", huelga
repetirlo, eso también ya se sabe. Lo que es inexplicable es por qué hay
dirigentes en la (verdadera) oposición que son incapaces de entender la
necesidad de la sinergia y la unidad como piezas fundamentales de una
estrategia con posibilidad de triunfo.
Los
"grandes" de la historia de Venezuela (y de otros países) escuchaban
consejos, sí, bien. Pero luego tomaban decisiones a solas. Con esas decisiones
forjaban acuerdos con otros que habían hecho lo propio. Ustedes me van a
perdonar, pero esta ridiculez de andar cosidos con asesores los lleva a este
estado de más que evidente debilidad. Los liderazgos no pueden ser dependientes
de las opiniones de terceros y tanto menos si esos terceros se mojan las patas
en la orilla pero jamás se zambullen en el picado mar, y, para más, si cobran
por sus servicios. Es decir, para esos asesores esto es un negocio, no una
causa con la que comprometerse con alma y corazon. Lo de ellos no es un asunto
de vida o muerte. No arriesgan su propio ser. Son como mercenarios. Cobran por
hora, por etapa, por proyecto. Nunca se van a dejar la piel en esto. Cuando
esos asesores fallen (como han fallado antes y fallarán en el futuro), nunca
jamás se harán responsables, no harán mea culpa, ni contabilizarán pérdidas.
Los platos rotos, muy rotos, los pagarán los "clientes" (sí, ustedes,
los liderazgos, ya vencidos) y los ciudadanos. Los asesores escribirán
enjundiosos ensayos que publicarán y venderán y así, además de lo que cobraron
por asesorar, harán más plata aún en el mercado editorial contando su versión
de lo ocurrido, teniendo buen cuidado de dejar salvada su responsabilidad
("yo no fui"). Y con eso en el portafolio saldrán en procura del
"nuevo cliente", otro incauto. Los liderazgos, con suerte, quedarán
relegados a un pasado de estantería, a una reseña de periodismo de
investigación de cuarta página, y los ciudadanos, ah, esos se quedarán sobándose
los dolores y cargando sobre sus espaldas con el desastre. Ustedes y nosotros
seremos los "pagapeos".
La
verdadera oposición en Venezuela no está dividida o tan siquiera fragmentada.
Está simplemente extraviada, perdida en la niebla y patinando en un terreno
fangoso enorme. Aturdida por voces de
genios consejeros, quienes jamás declaran sus ingresos, como es práctica sana
en otros países donde esa profesión existe y tiene que ejercerse con total
transparencia.
Los
liderazgos están mirando para donde no es, oyendo voces que no son las que
tienen que escuchar. Puro espejismo. Sin escucharse a sí mismos y, todavía
peor, sin escuchar a los ciudadanos, al pueblo, al glorioso y bravo pueblo.
Buenos son.
No tengo dudas. Pero tienen que liberarse, independizarse. Hoy es 24 de junio
de 2021. Bicentenario de la Batalla de Carabobo. Buen día para recordar a esos
que erraron y corrigieron. Día para recordar que tienen que poner de primero al pueblo, al glorioso y
bravo pueblo, ese que espera mucho de ustedes y que, con o sin ustedes, va a
conquistar de nuevo su libertad, porque no se rinde. No basta ser dirigentes.
Sin liderazgo no hay paraíso.
Soledad Morillo Belloso
soledadmorillobelloso@gmail.com
@solmorillob
Venezuela
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