Finalmente los partidos pertenecientes al denominado G4, Acción Democrática (Henry Ramos); Primero Justicia (Julio Borges); Voluntad Popular (parcialmente), y Un Nuevo Tiempo (Manuel Rosales), para efectos electorales Plataforma ¨Unitaria¨ dentro de la tarjeta de la MUD.
Este es el grupo que recurrentemente había adherido la abstención como mecanismo de lucha, a pesar de que se les advirtió acerca de su improductividad, pero la terquedad de estos partidos –hoy divididos- fue indoblegable.
La realidad pura y dura se ha impuesto, y verse al borde de la desaparición luego de la locura de la abstención, más la presión de los factores internacionales que financian su quehacer político, les obligaron a sentarse con el verdadero gobierno de Venezuela; el de Maduro.
Se cayó por su propio peso la tonta recurrencia de la promoción del mantra del cese de la usurpación, a lo largo de más de dos años (perdidos). Ahora se inventaron otro mantra para intentar recuperarse de la caída estrepitosa en las encuestas, denominado: ¨Acuerdo de Salvación Nacional¨. Es decir, de yerro en yerro, y de terquedad en terquedad, todas absolutamente innecesarias e improductivas.
Como se ve, existen al menos tres grupos claramente diferenciados, incapaces (hasta ahora) de reunificarse. Por una parte, están los partidos de la Alianza Democrática, dentro de la cual están, AD (Bernabé Gutiérrez); PJ (ex dirigentes de ese partido); MAS; Avanzada Progresista (Henri Falcón), Soluciones para Venezuela (Fermín, y Marín), y otros grupos menores, también llamados Oposición Parlamentaria, por su vocación electoral.
En segundo lugar, los ya identificados partidos del G4, señalados arriba, y por último los partidos (minoritarios) del extremismo opositor, que persiste en la equivocada abstención. Nos referimos a Vente (Ma. Corina Machado); Alianza Bravo Pueblo (Ledezma); La Causa R (Andrés Velásquez), y Encuentro Ciudadano (Delsa Solórzano), siempre proclives a la creación de clichés efectistas, en vez de hacer política real para enfrentar al gobierno autoritario de Maduro.
Lo cierto, y así lo hemos sugerido en otros artículos, es que si no se hace un esfuerzo real y sincero en la consecución de la unidad de todos los factores de la oposición, el resultado estará cantado. Esto es, otra derrota colosal de la oposición y un triunfo arrollador de los pésimos candidatos del gobierno.
Del mismo modo, tal como lo advirtió Eduardo Fernández, más que la unidad de los partidos, es la unidad del pueblo venezolano. Evidentemente, para que ello ocurra es necesario que haya cohesión, coherencia, y un mensaje orientador muy claro para que la ciudadanía sepa que hay esperanzas, y posibilidad real de derrotar al gobierno y reconstruir la democracia.
No puede seguir el saboteo de algunos factores contra candidatos y líderes naturales en algunas regiones y municipios, para evitar que estos ganen y garantizando el triunfo –otra vez- del gobierno.
Sugerimos en fechas anteriores, en primer lugar la reunificación de toda la oposición; también propusimos un acuerdo de respaldo a los gobernadores y alcaldes en ejercicio, y luego intentar la construcción de consensos en torno a los líderes naturales de cada región y/o municipio, y en caso contrario, la celebración de encuestas mutuamente aceptadas para dilucidar todas las candidaturas.
Todavía hay chance para mostrar voluntad de derrotar al gobierno, reunificando a la oposición. Acumular fuerzas reales y prepararnos para los próximos procesos electorales; desechar atajos como el referéndum revocatorio, y concentrarnos en las elecciones presidenciales de 2024, y luego en un triunfo de la Asamblea Nacional para producir las reformas necesarias, tales como la eliminación definitiva de la reelección presidencial; eliminación del RR; crear la doble vuelta electoral presidencial; disminuir el centralismo, y ampliar la descentralización.
En fin, se trata de reinstitucionalizar el país, y garantizar más y mejor democracia.
Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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