domingo, 19 de diciembre de 2021

CARLOS BLANCO: LA ECONOMÍA ZOMBI

Desde los escombros a la nueva economía

1.- Hay un repunte, cantan algunos, como si al fin se iniciara el camino a la conversión de una economía pecadora a una más recta y juiciosa. Loas al camino de Damasco del sistema económico venezolano. En contraste, hay quienes piensan que lo que hay es una burbuja aislada del resto, en manos de unos poquísimos vinculados al trasiego de recursos indecentes provenientes o vinculados al régimen.

2.- Sin embargo, aventuro la hipótesis de que lo que ocurre es el surgimiento de una economía zombi, que camina desarticulada, con gestos grotescos, con chillidos y chirridos cuando hay luna llena. Este sistema requiere que todos los vecinos de la fenecida República participen, pero tienen que adoptar los modos y mantras de los jefes zombi para que el andar desbaratado los empareje.

3.- El brebaje mágico es el dólar que contra todo el propósito del socialismo del siglo XXI hizo su entrada en los intersticios del sistema, con sanciones a los que clandestinamente los portaban, a los que los cambiaban en las catacumbas, a los que llegaban a Maiquetía y les registraban para encontrar la prueba del vicio. La producción de bolívares como verdolaga acabó con su valor y a la larga dejó de ser moneda apetecible. La tenencia de dólares, aunque prohibida, era la forma de conservar cualquier ahorro. El dólar se convirtió en un artículo de primerísima necesidad.

4.- Los ahorros previos en moneda extranjera no son extraños en Venezuela, pero todo el mundo sabe del festín que se han dado en la materia los jerarcas rojos, sus allegados, doctores y generales, que sin muchos ascos le entraron a saco a las bienaventuranzas petroleras. La corrupción comenzó a hacer de las suyas desde este país en las formas colosales que han sido evidenciadas en todo el planeta y un poco más allá.

5.- La producción petrolera cayó hasta niveles catastróficos, aunque con leve recuperación reciente. Mientras, los precios casi duplican los de diciembre de 2020. Ambos factores permiten tener un dinerillo que, a pesar de estar mal distribuido y peor usado, da para proporcionar cantidades importantes al estómago zombi.

6.- A lado de ese reparto podrido, se dio el proceso de destrucción nacional conocido, que determinó la conversión de parte sustancial del territorio venezolano en paraíso del narcotráfico en sus distintas modalidades y fases. Esta operación criminal, en la cual pasa por un lado pasta de coca, cocaína y otras sustancias, tiene como contrapartida una estructura financiera en la que circula dinero sucio en cantidades notables. Cabe pensar en que a un productor de pasta de coca le pagan cerca de 2.000 dólares el kilo. De allí lo procesan a clorhidrato de cocaína (cocaína pura) y a las estructuras domésticas del ñemeo les pagan 15.000 dólares por kilo. La cocaína vale alrededor de 35.000 dólares por kilo en Estados Unidos y hasta 42.000 por kilo en Europa. Fuentes informadas aseguran que en Venezuela se mueven entre 350.000 y 400.000 kilos de cocaína por año.

7.- Otra fuente de suministro de dólares y euros son las remesas que contribuyen a aliviar las penas de familiares y amigos y que, a la luz de lo que se volvió inevitable, no se hacen a escondidas como hasta hace poco tiempo. A lo cual se suma lo que proviene del oro que va en avión hasta Turquía y regresa en forma de maletas hartas de divisas.

8.- Convertido el país en una inmensa máquina de lavado de dinero, de fuentes opacas u oscuras, al lado de legítimos y transparentes montos, se produce un incremento importantísimo de la demanda. El consumo se dispara; lo que implica elevación de las importaciones, de la actividad comercial masiva –formal e informal-, así como el dinamismo inmobiliario, terreno secular para la euforia financiera y para, si es el caso, el resguardo en cofres de cemento armado de tesoros que no pueden visitar Nueva York, la City londinense, los purgatorios fiscales caribeños o la modestia andorrana.

9.- No es una recuperación de la economía ni es tampoco solo una colección de burbujas, sino una estructura viable mientras al torrente de recursos se sumen los de diversas proveniencias, incluidas las más discutibles. Los fundamentos son endebles porque no es la producción agrícola e industrial ni la diversificación de los servicios, lo que incluiría una actividad financiera sana, sino precisamente su ausencia o distorsión.

10.- La ausencia de respeto a la propiedad privada, la inexistencia de seguridad jurídica que dé plena vigencia a los contratos, la arbitrariedad sobre las reglas de juego, el autoritarismo zombi en la economía, es lo que impide que se desarrolle una economía saludable y duradera. Algunos dicen que se marcha en la dirección correcta porque el zombi se ha levantado de la urna y se agita en Las Mercedes o más allá; sin embargo, siempre regresa a la cripta para amenazar al día siguiente. Cuando no hay derechos no hay inversión duradera en las magnitudes requeridas, aunque haya jugadas relancinas de los más arriesgados.

11.- Sin libertad no hay recuperación sana. Puede haber ganancias y, en algunos casos, hasta exorbitantes, pero no hay sanidad en el arreglo productivo; todo depende de los próceres rojos y sus aliados. Aun si hay el rebote como el que se celebra, las distorsiones que conlleva profundizan la oscuridad del sistema: a los que hacen plata a montones y de este modo no les interesa un sistema judicial eficiente, ni la sana competencia: les resulta más barato crecer entre la maleza y la maldad.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog
Venezuela – Estados Unidos

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