La política en Venezuela se está desarrollando en un escenario de ciencia ficción, irreal, consumando diálogos con quienes irrespetan en sentido amplio esa herramienta, así como perpetrando presuntos procesos electorales en condiciones absurdas, al margen absoluto de la constitución y la democracia. Por ello, luego de cada episodio de estos el país empeora cada vez más aprisa.
No es un error exclusivo de la conducción de Guaidó, desde que comenzó la peor crisis política de nuestra nación, 2001, ha sido siempre el mismo manual, la misma agenda impuesta por el régimen, comprada por cada una de las oposiciones coyunturales: crisis, diálogos y elecciones, todos con los mismos lúgubres resultados.
¿Vale la pena adelantar elecciones presidenciales? Antes de responder, es necesario comprender la realidad política venezolana, veamos: El chavismo ha obrado para retener el poder a todo precio, ese es el proyecto, buscando (con éxito) debilitar a la ciudadanía, creando una relación de dependencia donde todos los venezolanos dependamos “del gobierno”. Aunque no ha podido lograrlo al 100%, si ha logrado destruir todo tipo de libertades y derechos que permitan a los venezolanos prosperar por su cuenta, a toda posibilidad impone restricciones formales e informales. Para rematar, utiliza la violencia institucionalizada para “corregir” todo aquello que ponga en peligro su estadía en el poder.
A lo largo de su existencia, desde 1999, hoy día es reconocido como la peor corrupción del planeta luego de la segunda guerra mundial. Además, es acusado de violaciones de derechos humanos, presunto apoyo al narcotráfico, grupos terroristas, entre otras no menos tétricas imputaciones. Ello le ha costado sanciones, recompensas, juicios y demás acciones de las que hoy por hoy se escuda a través del control absolutista de las armas, recursos e instituciones que le pertenecen a la república venezolana… ¿Estará interesado en dejar el poder?
Obviamente no, el chavismo depende de la retención del poder al mejor estilo cubano, norcoreano, ruso, chino, iraní y afines. Pensar entregará el poder a través de la vía electoral transparente, democrática y constitucional es una idiotez supina… perdonen nuestra franqueza, además, las acusaciones de las que son objeto dejan muy poco margen para un “acuerdo” que sea atractivo para los líderes del chavismo. Por tal motivo, sus más altos jerarcas han insistido infinitamente “no entregaran ni por las buenas, ni por las malas”, mucho creen es solo una amenaza que busca desanimar votos, protestas y demás, pero no, lo han demostrado con creces todo este tiempo.
De este modo, un adelanto de elecciones es un suicidio colectivo, con rango nacional, pues es imposible suponer reinará la institucionalidad. El chavismo jamás permitirá un proceso electoral que ponga en peligro su poder real, por ello la manera ilegal e ilegítima de cómo ha confeccionado los procesos desde 2017, no pierde ni perdiendo.
No es casual, luego de cada diálogo, de cada presunto proceso electoral Venezuela empeora cada vez más aprisa, porque el resultado final es totalmente opuesto al sentir, al querer de los venezolanos, a la ley, a la democracia.
Lo electoral no es lo primero, es lo último en el plan de liberar a Venezuela, lo primero es recuperar la constitucionalidad y reinstitucionalizar, una vez logrado ese fin, la primera elección deben ser las parlamentarias nacionales, pues el parlamento es el único poder con capacidad de reinstitucionalizar la república. Continuar celebrando procesos electorales tal como se han consumado hasta la fecha solo nos deparará un más de lo mismo empeorado. Sí algo sabemos no funciona contra el chavismo son diálogos y elecciones ficticias.
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