Después de la difícil etapa de la cuarentena, con educación totalmente a distancia, necesitamos al menos un par de años escolares intensivos, en los que se ofrezca mucho apoyo al estudiantado. Esto con el fin de ayudar a niños, niñas y adolescentes a reimpulsar su formación, inevitablemente afectada por la escasa o nula interacción cara a cara con docentes y compañeros durante este tiempo.
El país no se encuentra en las mejores condiciones económicas para ello, es verdad. Pero todo apunta a que la situación va a ir mejorando, y es muy importante que suficientes recursos públicos de los que se suman se canalicen hacia el sistema educativo. Necesidades y proyectos en suspenso hay muchos, pero la escuela debe estar entre las prioridades porque su función es clave.
Para empezar, muchos locales escolares públicos al parecer requieren reparaciones. Supongo que el MPPE tiene los datos, los cuales por cierto debería dar a conocer. Pero las denuncias y las estimaciones son preocupantes. Convendría un primer plan de reparaciones que atendiera lo más urgente de cada local. Es decir, la idea no debería ser ir poco a poco arreglando de modo total plantel por plantel. Sino incidir más rápido en un mayor número de escuelas, actuando en cada caso sobre lo más dañado y que más afecte la labor. En algunos planteles eso puede ser la falta de agua, en otros paredes derruidas y aun en otro grupo los baños sin pocetas, por ejemplo. Al actuar sobre lo que está peor se permite un funcionamiento al menos básico en breve tiempo. Ya luego puede venir otra oleada de reparaciones que complete el trabajo.
Sin docentes no hay escuela, de manera que hay que asegurar que todo el estudiantado tenga las profesoras y los profesores que requiere. Una medida de emergencia puede ser convocar a docentes jubilados para que provisionalmente cubran plazas vacantes, recibiendo una bonificación por ello. También las y los cursantes de la carrera docente pudieran contribuir del mismo modo.
Muchos discentes pueden requerir refuerzos adicionales que cubran carencias en su preparación debidas a la cuarentena. Una solución sería abrir clases sabatinas al efecto, al menos para algunas asignaturas. Remuneradas igualmente con bonificaciones especiales. Hay que innovar para la emergencia.
Aurora Lacueva
lacuevat@hotmail.com
Aurora Lacueva
@AuroraLacueva
Venezuela
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