domingo, 13 de marzo de 2022

ROMÁN IBARRA: DURA REALIDAD

Con motivo de la cruel invasión rusa a Ucrania, Occidente en general, pero particularmente Estados Unidos, parece haber decidido no participar definitivamente en auxilio real del país agredido, y solo se ha limitado a enviar tímidamente alguna ayuda militar y en el caso del gobierno del presidente Biden, exclusivamente ayuda económica.

A pesar de las amenazas de Putin y su abierta preparación a lo largo de los años para esta incursión, no se le prestó la debida atención, ni se actuó en consecuencia, con lo cual, la invasión es un hecho doloroso y actual; destructivo y letal de la población civil, y de la infraestructura de ese país, con resultados todavía impredecibles.

La respuesta de occidente ha sido la imposición básicamente de sanciones económicas y financieras que harán daño a la economía rusa, y a la economía mundial en general, lo cual ya se observa en el incremento del precio de la energía producto del freno a las exportaciones de petróleo; gas, y de productos del sector agropecuario, tanto de Rusia, como de Ucrania. Como es lógico entender, hay y habrá un daño emergente en las economías del mundo entero, pero especialmente en los países más pobres.

Vista la timidez de la respuesta occidental para defender a Ucrania, es casi inevitable concluir su aplastamiento, por la superioridad de la capacidad bélica de Rusia, más allá del heroísmo de los ucranianos para resistir, y del repudio comunicacional y político del mundo entero.

Esa realidad obligó al gobierno de Biden a reunirse con el gobierno de Maduro en Venezuela para, entre otras cosas, suplir el petróleo que ahora no importa desde Rusia, con lo cual, se abre una oportunidad de negocios para Venezuela en el marco de un mercado petrolero mundial con precios al alza, para lo cual, sería necesario la recuperación inmediata de la industria petrolera venezolana, destruida desde el punto de vista profesional; técnico y de infraestructura en los últimos 23 años de gobierno autoritario de Chávez y Maduro.

Esa decisión ha molestado sobremanera a los asalariados del interinato y su nómina, en vista de que no fueron informados acerca de la iniciativa. El balbuceo de declaraciones es cada una peor que la otra, para explicar que en son insignificantes en la política real; no pasan de ser una pieza que se mueve al antojo del poder.

Para ellos, los del interinato inútil, es mejor que Venezuela y sus ciudadanos sigan padeciendo la destrucción de estos 23 años, y el hambre y las necesidades que imponen las sanciones, con la idea equivocada de que por esa vía Maduro caerá. La verdadera intención es que todo siga igual para ellos continuar viviendo su exilio dorado con muchos dólares y sin trabajar.

Lo cierto es que se impuso el pragmatismo de lado y lado. EEUU necesita petróleo, y Venezuela lo tiene, pero hay que producirlo y la tecnología del primero puede ayudar en la recuperación de la industria; en el camino se logra la liberación de rehenes en poder del gobierno de Maduro, y alguna neutralidad de la influencia rusa en Venezuela, más allá de que la Vicepresidente de Venezuela se reuniera de emergencia con el canciller ruso para tranquilizarlo. Esto quiere decir, que el gobierno de Maduro puede caminar y comer chicle al mismo tiempo.

Vergonzosa la actitud de Duque en Colombia para sabotear la iniciativa de EEUU y Venezuela.

Eufemismos de lado y lado para decir que la intención no es la que resulta evidente, termina siendo una tontería.

Los dos gobiernos se reúnen sin intermediarios producto de la crisis. Hay que procurar que la economía del país se recupere, y continúen las negociaciones directas para abrir paso un nuevo destino con la reconstrucción de la oposición para que haya una transición negociada hacia la conquista de elecciones libres.

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela

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