lunes, 18 de abril de 2022

ROMÁN IBARRA: LA CARTA. DESDE VENEZUELA

Venezolanos de distinta procedencia, y diversidad en sus quehaceres cotidianos, juntaron sus firmas para dirigir una carta respetuosa y amable al Presidente Biden, solicitando el alivio o levantamiento de las sanciones impuestas al país en materia económica y financiera, con la intención de abrir primero un debate; estimular el regreso a las negociaciones entre gobierno y oposición buscando salidas políticas a la crisis, y desde luego, procurando devolver a los ciudadanos el disfrute de servicios básicos de calidad.

Dirigentes sociales, intelectuales, economistas, venezolanos todos preocupados por la situación del país, a título personal, y no de entidad alguna, lanzaron una propuesta en la que muchos piensan, pero no dicen. Por supuesto, la misiva generó opiniones a favor, y en contra.

La controversia, siempre que sea democrática, es deseable; pero cuando está atravesada ab initio de irracionalidad y odio desmedido, a nada conduce. Ese tono refleja además, el grado de descomposición y desacuerdos que habita la ¨casa¨ de la cada vez más dividida oposición.

Reacciones destempladas, sin hacer riguroso análisis del contenido de la carta en cuestión, dispararon toda clase de insultos y dicterios en contra de los firmantes. Desde gusanos; mercenarios; alacranes; traidores a la patria; vendidos; asalariados del régimen; colaboracionistas, hasta asesinos llegaron incluso a decirles.

Como se ve, actúan con el mismo estilo sectario y vulgar con el que el chavismo ha actuado en los últimos 23 años. La ¨cultura¨ del odio y la descalificación a priori, sin detenerse a mirar sus propias conductas, ni el daño que pueden infligir en caso de la prolongación de la agonía de los ciudadanos frente a tanta calamidad social y económica.

Muchos de los que dispararon insultos y descalificaciones, han estado promoviendo invasiones militares a Venezuela a cargo de fuerzas extranjeras, así como abstenciones electorales inútiles que eternizan en el poder a Maduro y su gente. Otros de más rancia inmoralidad, fueron artífices y cómplices del sobreseimiento de Chávez, y hoy se quieren presentar como inocentes ciudadanos.

Usaron al ejército de asalariados del imaginariato para disparar en las RRSS contra todos los que firman la carta, y todo el que piense igual.

Prefieren la profundización de la crisis, con la intención de que la asfixia económica y financiera, produzca la caída de Maduro. No se han dado cuenta todavía de que las sanciones dañan es a la ciudadanía que no puede disfrutar de servicios básicos de calidad.

Prefieren que sigan los apagones; que no haya agua; ni comida; ni transporte; ni hospitales; en fin, prefieren el caos.

Cuando gobernaron la AN con mayoría aplastante, fueron incapaces de promover salidas, y se enfrascaron en destruir la alternativa democrática promoviendo candidaturas presidenciales extemporáneas, e inútiles.

En vez de producir soluciones a la crisis y construir una alternativa democrática al desmadre chavista, se dedicaron a entregarse a la dolce vita que proviene del disfrute de la ayuda humanitaria mil millonaria en dólares, y cero trabajo.

La invasión de Rusia a Ucrania produjo paralelamente el pragmatismo de que el gobierno de EEUU se reuniera directamente con el gobierno de Maduro, para sustituir el petróleo que antes compraba a Putin, pero eso le ha dolido mucho a los ¨becarios¨ del plan destrucción de Venezuela, quienes prefieren la continuación del caos, en lugar de que haya solució

Hay que insistir en la recuperación de la calidad de vida de los venezolanos, y si ello pasa por el levantamiento de las sanciones al país, bienvenido sea. Levantar las sanciones y condicionarlas al logro de objetivos claros en favor de la ciudadanía y la democracia es lo correcto. A los críticos irracionales de la carta, les pedimos que la lean y tomen valeriana; se darán cuenta de que busca soluciones y anima la reconciliación en lugar del odio. Mi apoyo!

Román Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela

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