A lo
largo del tiempo he tratado de explicar, sin éxito aparente, a los afectados directamente por el tema
salarial, es decir a los trabajadores, lo pernicioso que resulta un incremento
salarial por decreto; estos, al igual que un espejismo en el desierto,
parecieran resolver coyunturalmente una
carencia, para inmediatamente desencadenar una espiral inflacionaria, que en
menos de lo que dura un suspiro en un chinchorro, desaparece el efímero y
anhelado beneficio.
Analicemos
este ejemplo: Si usted tiene un tobo donde recoge agua mensualmente (salario
mínimo actual), pero no le alcanza para cubrir todas sus necesidades,
indudablemente tratará de echarle agua adicional al recipiente (aumento de
salario). El problema radica en que, no
importa cuanta nueva agua usted le eche al cubo, si éste tiene una tronera por
donde se le escapa continuamente el vital líquido (inflación). Para colmo de
males, la fuerza que imprime el agua
adicional presiona despiadadamente al tobo y agranda desmesuradamente la
tronera, haciendo que ahora se vacíe en un tiempo relativamente más corto. Con
este ejemplo quiero decir que es más importante incrementar la cantidad de
bienes y servicios que puede adquirir un trabajador con lo que gana (salario
real), que la cantidad de dinero contante y sonante que recibe mensualmente (salario nominal).
Como
decimos en buen criollo, muchas veces resulta peor el remedio que la
enfermedad. Con referencia a esto recuerdo una anécdota que me contó un viejo
amigo: estando en Puerto la Cruz, presenció
un incendio que le estaba quemando un rancho de tablas a una anciana. Los
vecinos llamaron a los bomberos, quienes acudieron presurosos y para tratar de
sofocar el incendio enfocaron la manguera hacia la casa, pero era tal la
presión del agua que el rancho de tablas se convirtió en astillas. Me confió el
amigo que la ancianita sollozaba, sentada en un taburete, mientras le gritaba a
los bomberos que eran unos irresponsables; rechazando la ayuda, porque
consideraba que sola podía haber apagado
la candela con un balde.
Para
no incurrir en un error similar al bomberil, enfoquémonos en recuperar la
capacidad adquisitiva del salario para lograr equilibrar la injusticia que
representan los bienes y servicios dolarizados, frente a los salarios, rentas y
pensiones en bolívares. Como el termino dolarización hiere susceptibilidades,
propongo que le coloquemos cualquier nombre que resulte digerible para todos,
porque nuestro principal objetivo debe ser lograr que los menos favorecidos por
los bienes de fortuna, puedan disfrutar de una feliz y digna vida.
Noel
Alvarez
noelalvarez14@gmail.com
“Gente”
Generación Independiente
@alvareznv
@beanavas
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