miércoles, 25 de noviembre de 2015

PACIANO JOSÉ PADRÓN VALLADARES, VOTO Y PA'LANTE

         Cuando un pueblo decide cambiar, no hay nada ni nadie que lo detenga. Cuando los ciudadanos entienden la fuerza de su voto, el peso de la herramienta que cada uno tiene para orientar la República, la transformación es indetenible. Un votico aislado pesa poco, muchos juntos son la fuerza del cambio. Voto a voto sumemos el 6-D la fuerza que cambie la Asamblea Nacional, primer paso para el cambio mayor que aspiramos.

         Hace poco tiempo no era fácil apostar al triunfo de Mauricio Macri en Argentina, hasta que el pueblo cansado del kirchnerismo, obstinado del populismo improductivo, de la ineficiencia y la corrupción, se puso de pie y decidió hacer valer su voto. Sufragó el 80,77% de los inscritos y, voto a voto, el pueblo logró lo que el continuismo negaba. En Venezuela nos espera el 6-D, y ahora cuando ya son pocos los días que nos separan de la convocatoria electoral, parece que la decisión está tomada, a partir de lo que arrojan las encuestas en cuanto a ir a votar y a hacerlo contra el continuismo y por el cambio. El camino parece claro en las encuestas: votar y cambiar es la consigna.

         Macri lo confesó en sus primeras palabras, luego de proclamado el triunfo del cambio: hicimos posible lo imposible, lo logramos voto a voto. Cada argentino quiso hacer valer su voto. Si el pesimismo los hubiese invadido y el “no es posible” se hubiese apoderado de ellos, a no dudarlo, no lo habrían alcanzado. 

Cara al 6-D tengamos presente esta lección en Venezuela. Todavía algunos compatriotas, de buena fe, piensan que no es posible, y algunos van más allá, dicen que no perderán su voto, y el camino para no perderlo es no votar, lo que implica que lo pierden de antemano; estamos derrotados antes de la batalla. Sumemos nuestras voces al coro que clama cambio y progreso, sumemos nuestro voto a los de la mayoría, que hasta ahora había sido silente y oculta en la desesperanza y el conformismo. Votemos, es la hora, votemos y pa’lante hacia el objetivo siguiente.

         El continuismo, entiéndase el diosdadomadurismo, tiene muy claro que si votamos unidos por el cambio este se hace realidad, por lo que la más elemental estrategia política los lleva a desalentar el voto, a transmitir miedo e incertidumbre, intentando crear en unos y sostener en otros la matriz de que es imposible derrotarlos. Las acciones y estrategias para enfriar el voto y desestimular el sufragio son múltiples. Se reitera aquello de que gobierno no pierde elecciones, si bien sabemos que eso no es así, ya que hasta las triquiñuelas tienen límites y se ven frustradas cuando el voto es masivo. Por el contrario, la ausencia de electores es terreno próspero para la delincuencia electoral.

         Los continuistas están empeñados en difundir la especie de que el voto no es secreto, de que al marcar en la máquina la tarjeta de la alternativa democrática, se enterarán los del gobierno. Ante tal ruido hemos solicitado al CNE que realice campaña publicitaria para combatir las dudas sobre el secreto del voto, a lo que el CNE no responde, porque al continuismo no le interesa combatir tales dudas, lo que no deja dudas de que sacan ventaja de esa duda.

Hemos visto amenazas con armas y saboteo de actividades, marchas, visitas a barrios o caravanas. El mismísimo Nicolás, en otro acto indigno en el ejercicio de la presidencia de la República, se ha atrevido públicamente a decir no solo que ganarán como sea, sino de que si ganamos se lanzará a la calle, confesando que son violentos cuando toman la plaza pública. Amenazas tras amenazas con un solo propósito, desactivar la voluntad de voto de quienes hemos decidido cambiar para bien y dejar atrás el fracaso, pasando la página de estos 17 años de destrozo institucional y ruina económica.

Por supuesto que la tarea está clara, el cambio democrático lo vamos a obtener con el voto a voto de todos nosotros. Reiteremos el compromiso de votar y contagiar a los nuestros con la decisión de votar y, por último, defendamos el voto y vayamos más allá. Ganar la Asamblea el 6-D es un importante primer paso para cortar camino, ya que el 2019 está lejos todavía. Un buen triunfo el 6-D debe llevarnos a exigirle la renuncia a Nicolás o a revocarle el mandato o, por último, a convocar una Asamblea Constituyente que relance la República y ponga fin al barranco de la inflación indetenible y la corrupción galopante. Voto a voto el cambio es nuestro. Pa’lante.

Paciano José Padrón Valladares
pacianopadron@gmail.com
@padronpaciano
Miranda – Venezuela

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