viernes, 11 de diciembre de 2015

ALBERTO JIMÉNEZ URE, NI CON PLATAFORMA FRAUDULENTA LOS TERRORISTAS LOGRARON «LEGITIMARSE»

 «Hemos visto cómo El Bestiario logra persuadir a ciudadanos decepcionados para que les concedan el poder, y la Historia lo dicta. No está integrado por lindas ovejas, pero se maquilla muy bien: camina al modo como lo hacen las santas, parecieran irradiar luces. Pero es falible, cae abatido en el momento cuando más fortaleza y terror promete para obligarnos a inclinar la cerviz ante su presencia»

Aun cuando los libertarios logramos triunfar en la convocatoria para elegir a quienes serán nuestros representantes en la Asamblea Nacional de Venezuela, estoy persuadido que no será fácil ni imposible desmontar la  «Plataforma Fraudulenta del Terrorismo Transnacional Enmascarado e Instaurado en el país». En el curso de casi dos décadas, los ciudadanos hemos sido (con extrema crueldad y persistencia) ultrajados, amenazados, intimidados y empobrecidos.
Los principales organismos del Estado («poderes públicos») fueron desmontados para ser convertidos, por los impúdicos y soberbios, en «bases de operaciones criminales». Cofradía de mujeres y hombres con mentalidad terrorista que, de prisa, traicionarían la patria. Comenzaron el día cuando el Teniente Coronel «Verruga Muerta» recibía el mando de la república e, hipócritamente, «juraba defender al país» mientras calificaba «moribunda» a una constitución todavía no derogada.
Ese desalmado recibía, de modo legítimo, uno de los máximos poderes que concedemos quienes somos «mandantes» en un Estado: los ciudadanos propietarios, todos, sin distinciones de ninguna índole. Venezuela es y será, hasta el día cuando cada uno de nosotros «escinda», nuestra. Ninguno de nosotros merece trato de «indeseable extranjero» donde nacimos. Somos ciudadanos a quienes deben respetar y obedecer los «mandatarios»: cada cual que reciba un «mandato» (presidente, diputado, gobernador, alcalde) 
El ciudadano es el «dador», el que «confiere», el auténtico poder en un territorio habitado por seres humanos. Que ningún maleante lo olvide de nuevo. No desestimen al auténtico poderoso. Mejor que, sin violentarse, los que han devastado inicien su retirada o entrega a tribunales para ser juzgados, y los que fueron elegidos restituyan la «Institucionalidad del Estado Venezolano». Exijo que ningún «novísimo» o «reelecto» representante de la Nación Venezolana repita las infamias de sus perversos predecesores, porque pudieran ser revocados: que en ocasiones, por hartazgo del Vulgo o Infausta, hasta de un modo distinto al «sufragio».  
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

Merida - Venezuela

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