domingo, 3 de enero de 2016

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ENTRE LA POLÍTICA Y LA GUERRA, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

El peligro que reviste al ámbito de la política cuando su ejercicio se reduce a observar y analizar escasamente las formas, está siempre latente. Sobre todo, en gobiernos que actúan aferrados a populismos disfrazados de democracia.
Desde los griegos, siempre ha habido un desmesurado interés por nivelar la discusión que se da a consecuencia de la distancia o semejanza que existe entre el poder y el deber. Por ese vía de análisis, llegó la filosofía a darle impoluta importancia a la necesidad de zanjar diferencias entre el “poder ser” y el “deber ser”. Así, más luego se cayó en cuenta de discrepancias que se establecen entre “existir” y “no existir”. Aquello que reza “existo porque vivo”, dio origen a incontables y significativos argumentos que defendían o acusaban posturas relacionadas entre la “realidad vivida” y la “realidad percibida”. La epistemología de la ciencia, de igual modo, se arrogó el suficiente empeño conceptual para debatir el problema entre “la forma y el fondo”. Justamente en el terreno donde estas consideraciones adquieren sentido, se instala la complejidad que asalta el análisis de distintas cuestiones bajo las cuales se ocultan verdades que sustentan las razones que mueven al hombre para actuar en función de alguna de las opciones que tiene ante si. Fundamentalmente, para coadyuvar, desde las distintas posiciones ideológicas que se manejan, al reacomodo de sus intereses o ubicación de sus necesidades. Indistintamente de la naturaleza de las mismas.

Vale esta explicación para entender la fuente que ha inspirado al hombre, históricamente hablando, a otear la circunstancias que han de trazar la ruta política a recorrer con la intención de reconocer qué trampas pueden obstaculizar su paso. Así podrían comprenderse, claramente, las maniobras del contrincante o adversario. O lo que hay oculto tras ciertas formalidades, denominadas con suma elasticidad oportunista, “democráticas”. Particularmente, si tales formalidades sirven de mampara o trinchera a viscerales pretensiones, mejor conocidas por sus arrebatos antidemocráticos.

En el fragor de tan inicuas realidades, es posible dar con otros hechos que igualmente pueden valerse de acartonadas apariencias para disfrazar insípidas intenciones. Pero que sin embargo, pueden confundir al analista político distrayendo su atención ante problemas de mayor resonancia y contundencia. He ahí el peligro que reviste al ámbito de la política cuando su ejercicio se reduce a observar y analizar escasamente las formas. De manera que lo que toca el fondo de las realidades, es descuidado generándose así serios estragos que irremediablemente repercuten en el devenir de los procesos sociales que movilizan al hombre en sus más necesarias funciones.

Es cuando se suscitan tiempos en que las insuficiencias y las carencias tiranizan situaciones que en principio intentaron dominarse con el auxilio de métodos sociopolíticos. Pero que han resultado demasiados lerdos o timoratos para superar las contingencias que imponen las grandes crisis. Es ahí cuando el populismo se vale de engañosos argumentos, pero que arreglados con la perversión de cada caso, abre el espacio suficiente a lamentables episodios propios de la mejor y más repudiable tradición demagógica.

Es así como las realidades políticas van permitiendo el establecimiento solapado, o vulgarmente descarado, de condiciones que conducen al despotismo, al autoritarismo. Así que ante tan dramática razón, es imprescindible asumir conscientemente los riesgos de continuar dejando pasar “por debajo de la mesa” peligrosas decisiones tomadas al voleo por el alto gobierno sin que sentido político común alguno, advierta sus consecuencias. Cuando los conflictos, aunque muchos puedan resultar de necesaria incidencia, no se revisan en su verdadero fondo, las realidades devienen en francos desajustes difíciles de lidiar o de evitar.

La palabra debe imponerse por encima de lucubraciones de absurdo sentido y desmerecido contenido. Si bien, a decir de Sun Tzu, entre la política y la guerra se tiene un límite casi imperceptible, también entre la política y la guerra hay múltiples formas de transformar los “molinos de viento” propias de ilusos militaristas y roñosos politiqueros que, a juro, justifican decisiones de inadmisible razón. Aunque todas alabadas, cuales logradas victorias épicas. Justamente, en medio de tan obstinadas pretensiones, estos gobiernos de acendrada estirpe populista y tiránica, no terminan de comprender que hay claras diferencias que marcan los esfuerzos que exaltan motivaciones entre la política y la guerra.

VENTANA DE PAPEL

LUEGO DE ESTA CARTA, BRINDEMOS… ¡SALUD!

Después de finalizar otro año, siento enorme necesidad de escribirte. Las condiciones que hacen girar la vida por tu causa, muchas veces no terminan de comprenderse. O pasan desapercibidas entre tantos problemas que asedian momentos en que los sentimientos se confunden a consecuencia de gruesas perturbaciones que asaltan la consciencia.

Hermano Tiempo. Se que todos, de alguna forma, te conocen por ratos. Sin embargo, dejo llevarme por preguntas que algunos me hacen sobre quién o cómo eres. Y aunque no logro responderlas de modo convincente, puedo manifestar que en algo contribuyo a que otros te conozcan un tanto más o mejor.

Sin embargo, no es nada fácil. Yo mismo, siento que cada quien llega a conocerte a su manera. Todos tienen alguna idea de quién y cómo eres, sin necesidad de haberte visto por lo escurridizo que eres. De lo que si estoy seguro, es que todos saben algo de ti. Sin duda. A pesar de no conocer las virtudes que te hacen alguien muy especial.

Tan atrevidos han sido todas estas personas, que dicen que les pertenece ya que tienes las cualidades exactas para sobresalir o hacer que tus criterios predominen todo escenario. Aunque también quiero decirte que muchos de quienes has distinguido con un trato de exquisita afabilidad, han malgastado lo que en buena lid le brindaste. No se porqué con otros, te has mostrado tacaño. No se si es porque advertiste que iban a derrochar lo que a bien le obsequiaste.

Hermano Tiempo. No puedo callar preocupaciones que avivan el reclamo que hoy busco hacerte. Tiene que ver con la oportunidad que le regalas a muchos que se muestran como quienes, en verdad, no son. Me refiero a gente desalmada que vive apurada pues sus fechorías requieren de la premura que indebidamente aprovechan para ocultar condiciones que luego convierten en traiciones, subversiones o golpes bajos.

No es justo que tu sentido de protección y amparo, no contemple una balanza para sopesar el efecto de las acciones cometidas por ese tipo de persona. Sin embargo, debo reconocer que eres un gran maestro. Lo malo es que castigas implacablemente a tus alumnos sacándolos del aula de la vida. Otros, salen aplazados.

Hermano Tiempo. Al borde de estos días que corren libremente, es propio cruzar alguna palabras que nos permita continuar en sintonía no sólo con lo que nos rodea. También con los afectos y expectativas que vivimos al momento de pensar en retribuirle al país lo que en democracia adquiere valor. O sea, libertades para expresarnos, disentir del otro con el respeto del caso, informarnos de lo que a nuestro alrededor sucede. También, los derechos que nos asiste como individuos con proyectos de vida propios.

Así pues querido Hermano Tiempo, como se lo que eres para mi y tantos otros que igual parecen conocerte, deseo pedirte que estos próximos doce meses de 2016, comprendas las razones por las cuales rogamos a Dios que nos hermanemos cada día más y de mejor manera. De esa forma, seguiremos haciéndonos notar. Yo como un venezolano de buena voluntad. Tu, como esa poderosa energía inimaginable, multidimensional, sobre la cual se mueve y adquiere sentido todo. Pero que eso que se moviliza sujeto a tus dominios, sea, justamente, lo mejor de todo lo que existe.

Que 2016, sea tiempo de salud emocional, espiritual y física. Pero además, de mediación y conciliación política. Sólo así demostraremos cuán grandes somos.

Luego de esta carta, brindemos …..¡Salud!

“Mientras haya actitudes que, desde posiciones de gobierno, entiendan equivocadamente los trazados del desarrollo, seguirán habiendo poblaciones que confundan las vías hacia el encuentro con un futuro asociado a valores morales que dignifican el crecimiento político y personal del hombre en sociedad”

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

Merida - Venezuela

1 comentario:

  1. EXCELENTE COMENTARIO DR MONAGAS. ESTAMOS A LA ESPERA DEL TRABAJO QUE LA NUEVA ASAMBLEA HARÁ PARA SACAR A VZLA DEL MEOLLO EN EL QUE LA LANZARON. SI PODEMOS, CARAJO!!

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