viernes, 8 de enero de 2016

BEATRIZ DE MAJO, EL ORNITORRINCO COLOMBIANO

Un esperpento jurídico de proporciones épicas es lo que se ha diseñado en Colombia con el nombre de Jurisdicción Especial de Paz (JEP). Este es  una especie de marco legal ad- hoc dotado de un Tribunal Especial, que nacerá en el momento en que el país haya aprobado, mediante plebiscito, el régimen que entrará en funcionamiento a partir de fin de marzo, cuando el país vecino  entrará en una nueva etapa de su vida republicana con un país supuestamente en paz.

Este JEP va a juzgar tanto a combatientes (eufemismo creado para designar a las FARC), como a no combatientes y a los militares que le hicieron frente al terrorismo  durante medio siglo de guerra desigual y más de 220.000 muertos o desaparecidos. Tratar de explicarle este ornitorrinco a la gente del común es una tarea poco menos que titánica porque es posible que  ni siquiera quienes lo han estado pariendo en La Habana entiendan sus alcances, ni sean capaces de imaginar las interpretaciones que se le dará a esta “jurisdicción especial” en el futuro cuando deba aplicarse  frente a casos concretos.
Listar las concesiones que los negociadores han hecho a los criminales también es imposible. Baste con señalar, como lo ha hecho Human Rights Watch, que - palabras mas, palabras menos- este régimen resulta una oprobiosa institucionalización de la impunidad. ¿Quien entiende, por ejemplo, como es que criminales confesos condenados por fechorías como secuestros, asesinatos, violaciones, tortura, narcotráfico  y todo tipo de  crímenes mayores van a poder ejercer cargos públicos y decidir sobre asuntos del Estado  antes de terminar de cumplir las penas que les sean impuestas  por el Tribunal Especial?.     “Ningún tribunal internacional ha permitido que aquellos que han sido condenados por crímenes de guerra puedan evitar la prisión por crímenes tan graves” fueron las palabras de Vivancos, quien dirige la organización internacional que se ocupa de los asuntos Derechos Humanos a escala planetaria.  
El problema no es solo que lo que ocurra en Colombia a raíz de la instauración de este novedoso esquema de juicios, castigos y reparaciones va a ir en contravía y en franca colisión con las normas establecidas internacionalmente para analizar y dirimir casos de violaciones de derechos humanos.   Es que este monstruo legal validado por la sociedad en su conjunto a través de una votación plebiscitaria no va a cumplir con uno de los principales propósitos de las negociaciones de la Habana que es el de conseguir la reparación de los afectados por el terrorismo guerrillero.
Hasta las definiciones de los individuos objetos de este nuevo sistema de justicia- guerrilleros, militares de alta gradación, sociedad - son vagas y no aparecen en él a algunos actores de la guerra como las fuerzas paramilitares. Hasta el narcotráfico está quedando en limbo, después de haber servido para causar protuberantes alteraciones en las finanzas del país y  hecho destrozos graves en la ciudadanía colombiana, haber contaminado a Venezuela hasta los tuétanos incluyendo a figuras importantísimas  de sus Fuerzas Armadas y haber gestado un entramado sofisticado de comercio que trasciende al continente entero .¿Quién duda del protagonismo  explícito de las FARC y sus tentáculos en el narconegocio? 
Pues bien, le ha tocado al propio Juan Manuel Santos explicar algunos de los elementos que atemorizan a la sociedad en relación a este novedoso esquema de justicia e invertir montos considerables en mercadear el despropósito que el país  neogranadino deberá instaurar con su voto en pocas semanas.    
No hay que ser abogado para deducir sus consecuencias. Será heredada por las nuevas generaciones y será usada como un precedente para regímenes similares en casos de conflictos. Es de esperar que sus creadores sean capaces, cuando aún  hay tiempo, de percatarse del legado que hacen al país de sus hijos. 
 Así  como un ornitorrinco es considerado por la ciencia  más bien una “broma de la  naturaleza” que una especie definida en el árbol evolutivo, el régimen nuevo que está a punto de aprobarse en Colombia,  también es una completa y fatal aberración.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
Miranda - Venezuela

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