domingo, 17 de enero de 2016

ROMÁN J. DUQUE CORREDOR, DESBLOQUEO CRISTIANO A LA IGUALDAD DE LA MUJER

Dedicatoria: A mi Padre, José Román Duque  Sánchez, quien, bajo los principios del Evangelio,  inculcó a sus hijos  varones el respeto por la dignidad de la mujer.

Tomo el título de este trabajo, Desbloqueo Cristiano a la Igualdad de la Mujer,   del excelente ensayo “Contradicciones religiosas y desigualdad”,  de Luis Ugalde, S. J., de la recopilación “Derrotar la desigualdad (El reto crucial de nuestro tiempo)”,  publicado por la Fundación Rosa y Giuseppe Vagnoni (Fundavag Ediciones, Caracas, 2015).  Ello porque estoy consciente de la influencia de las culturas en las religiones que bloquean el tratamiento de tema de la igualdad de género.  Lo que Ugalde llama “la inculturación de las iglesias”, que,  representa el peligro de que éstas se dejen dominar por aquéllas culturas, de lo cual no ha escapado el cristianismo, de la tradición oriental donde la mujer no participaba en la vida pública, en  las casas eran  inferiores a los varones y en el servicio religioso se les confinaba a un espacio cerrado, sin poder hablar o enseñar  y se les sometía a severos rituales  de purificación por su menstruación.  Dentro de ese orden de ideas, Ugalde contrapone la vivencia de la dignidad de la mujer y de su igualdad con el varón de que dio muestras Jesús, a pesar del tiempo machista en que vivió.  Por ejemplo, además de los apósteles un grupo de mujeres lo acompañaban y  hablaban con él. A la samaritana le habló y le pidió agua para beber, curó mujeres enfermas, recibió a algunas cuya su vida no era ejemplar,  demostraba su amistad a las hermanas de Lázaro, a María Magdalena la liberó del demonio, defendió a la mujer adúltera,  se dejó lavar los píes por una prostituta y señaló como modelo a la viuda que se enfrenta a un juez inicuo. Y cuando Jesús es apresado sus discípulos huyen, pero bajo la cruz se quedan las mujeres que lo acompañaban y servían desde Galilea,  y al resucitar se aparece primero a María Magdalena y a otra María y con ellas envía el mensaje de su resurrección a sus discípulos.
 Jesús, dice Ugalde, rompió las fuertes barreras culturales que influían en el judaísmo porque  trató a las mujeres sin discriminación y siempre estaba acompañado por ellas. Sin embargo, las primeras comunidades cristianas todavía influenciadas por el antifeminismo no asimilaron  la postura de Jesús en contra de  la discriminación de la mujer.  Incluso,  San Pablo no superó esa inculturación, incurriendo en actitudes paradójicas. En efecto, por un lado,  en su Carta a los Gálatas decía que hombres y mujeres son iguales porque son uno en Cristo Jesús, y en la Carta a  los Corintios  señala que ambos proceden de Dios.  Por otro lado,  sin embargo, sus exigencias religiosas a las mujeres y que éstas  en las asambleas debían callar y someterse,  implica una postura antifeminista de inferioridad. Esa misma inculturación anti femenina  aparece en los escritos de San Juan Crisóstomo y San Agustín, y hasta en los de Santo Tomás,  que llegó a decir que la mujer solo era necesaria por la reproducción.
 A pesar de esa inculturación judeo - cristiana anti femenina, en los mismos tiempos de San Pablo,  había  diaconisas,  como la de la Iglesia de Cencreas, las mujeres dirigían las oraciones, predicaban e incluso fueron reducidas a prisión con el apóstol.  Y más adelante,  la Iglesia a Santa Catalina de Siena (1347-1380), la abadesa alemana Hildegard  von Bingen (1098-1179), Santa Teresa  de Ávila (1515-1582) ,  han sido reconocidas como doctoras de la Iglesia, junto con Santa Teresa de Lissieux (1873-1997) y, sin duda, que lo llegará ser  la Madre Teresa de Calcuta ( 1927-1997), que será proclamada santa por el Papa Francisco en septiembre de este año.   A esta dignificación de la mujer, en la Iglesia Católica, a diferencia de otras religiones, la devoción a María,  como Madre de Dios, aún en épocas machistas, se contrapone a ese machismo inculturado del  judeo-cristianismo, y que, sin duda, junto con las otras manifestaciones de dignificación de la mujer,  representan el verdadero espíritu evangélico de Jesús.
En su ensayo, Ugalde destaca que la consideración de la mujer en la Iglesia Católica es y será objeto de discusión, porque hasta el presente no ha sido plenamente aceptada y reconocida en la comunidad cristiana, para que al igual que Jesús no se deje domesticar por la cultura de discriminación de la mujer para no sacralizarla ni teológicamente ni religiosamente.   También Ugalde señala que si bien la presencia de la mujer es muy grande, todavía es lenta y poca su incorporación al desempeño de responsabilidades de alto nivel en la parroquia, en la diócesis y en el gobierno internacional del Vaticano.  Y reconoce que actualmente está en plena efervescencia la lucha por el desbloqueo cristiano para abrir la puerta a la mujer en estas áreas.  Sin duda, me permito agregar que recientes documentos pontificios, entre otros,  la Carta de San Juan Pablo II a las Mujeres de 29 de junio de 1995, el Informe de la Santa Sede a la IV Conferencia sobre la Mujer de septiembre de 1995,  y la Encíclica  del  Papa Francisco "Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común",  de 24 de mayo de 2015,  son fuentes suficientes para el tratamiento, dentro de la Iglesia Católica,  de "la cuestión femenina", o inserción igualitaria de la mujer en los diferentes sectores de la sociedad y en el ejercicio de los derechos fundamentales.  Documentos estos que son síntomas del desbloqueo de la igualdad de género en el catolicismo, como lo llama Luis Ugalde, S. J.

Roman Duque Corredor
duquedeprado@gmail.com
@romanjoseduque
Miranda - Venezuela

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Miranda - Venezuela

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