lunes, 29 de febrero de 2016

CHARITO ROJAS, MEMO DE LA QUIEBRA

No podemos aceptar que el objetivo central de la política económica del gobierno sea la destrucción del país. Cada vez que se confisca una empresa privada, Venezuela pierde calidad de vida y oportunidades para construir un futuro esperanzador. Noel Álvarez (12 de octubre de 2010), entonces presidente de Fedecámaras, en el acto de cierre de la 66 Asamblea Anual

¿Cómo hemos llegado a esta Venezuela quebrada económicamente, en penumbras, sin agua, sin comida, con la infraestructura destruida, la inseguridad reinando en las calles y una pérdida de valores sin antecedentes? Pues todo parte del empoderamiento de un caudillo con mucha labia y poca democracia, que hizo con el país y con su Constitución lo que le dio la gana, apoyado por cómplices militares y enchufados que se volvieron multimillonarios a cambio de su traición a la patria.
Como la memoria es frágil, aquí estamos los periodistas para recordar cuales fueron los polvos que trajeron esta avalancha de lodo sobre Venezuela. En este artículo refrescaremos los hechos económicos que nos llevan a nuestra pobreza actual.
Luego de ganar las presidenciales de diciembre de 2006, Chávez anuncia su plan de nacionalizar empresas de “sectores estratégicos”. Desde 2002 había iniciado una discreta ofensiva contra la propiedad privada nacional, a cuenta del “interés público”. Pero a partir de 2005 es su plan de gobierno: sacar a propietarios nacionales y a la inversión transnacional de la cadena productiva.
Haciendo caso omiso del NO recibido a su Reforma Constitucional, se vale de una Habilitante para promulgar Leyes que ponen en su mano a todas las propiedades. Inventa lo de la propiedad pública, la propiedad comunal, la propiedad social, aunque al final de la cadena de expropiaciones ningún consejo comunal o grupo de trabajadores fue nunca propietario de nada. Así, aprueba la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Alimentaria y la Ley para la Defensa de Personas en el Acceso a Bienes y Servicios, que declaran de utilidad pública toda actividad de producción y comercialización de alimentos, lo cual es el primer paso para expropiar activos. La ley de Tierras Urbanas facilita la expropiación de terrenos en zonas urbanas. La Ley Orgánica de Participación y Poder Popular ratifica el derecho del Estado a conservar medios y factores de producción.
Durante su gobierno, Hugo Chávez expropió casi 1.200 empresas y alrededor de 3 millones de hectáreas en producción. Obviando las evidencias históricas que muestran el fracaso de los estados en poseer, producir y controlar, el chavismo cerró los ojos a las consecuencias garrafales de allanar un derecho universal como es la propiedad, quitar a sus legítimos dueños el bien para darlo a quienes no son dolientes y solo se aprovechan de lo que puedan exprimir. La ineptitud, carencias gerenciales y extrema corrupción han quebrado todo lo expropiado, con el panorama desolador que hoy vemos.
Una pequeña panorámica del horror expropiador: en enero de 2007 expropia la sucursal de la empresa estadounidense Owens Illinois, líder mundial en la fabricación de envases de vidrio. Posteriormente anunció la “adquisición forzosa” de las empresas Envases Internacional y Aventuy, fabricantes de envases de aluminio y cartón para alimentos. Ese mismo año, Pdvsa cancela unilateralmente los contratos de la Faja de Orinoco a Exxon Mobil y Conoco Philips, las cuales demandaron al país y hasta el momento Venezuela ha perdido todos los juicios internacionales, debiendo indemnizar a esas empresas.
Ese mismo año expropió a la cementera francesa Lafargue, a la suiza Holcsim y a la mexicana Cemex. A las dos primeras el gobierno les pagó y la tercera aun esta en litigio. También le llegó el turno a las empresas de servicio: Cantv, Electricidad de Caracas. A fincas ganaderas como El Charcote, operada por la inglesa Agroflora. A las fincas del Sur del Lago.
Con cada victoria electoral, las apropiaciones, estatizaciones, expropiaciones o “robos” como lo llamo la entonces diputada María Corina Machado, arreciaban. En 2009 estatizó 76 empresas de servicios petroleros en el Lago de Maracaibo (hoy, abandonadas, quieren devolverlas a sus dueños); la multinacional Cargill fue intervenida porque producía arroz “parboiled” en lugar de arroz regulado (¿se acuerdan del arroz Cristal?). También fue expropiada Monaca, los silos de Tiquire Flores, una cadena frigorífica y la empresa Lácteos Los Andes, para garantizar la “soberanía alimentaria”. En 2009 el gobierno ordena la intervención y control militar de empresas arroceras a las que acusa de los desabastecimientos. La principal afectada es Alimentos Polar.
Ni los bancos se salvaron. El gobierno anuncia la compra del Banco de Venezuela y amenaza en cadena nacional al BBVA (Provincial) con expropiarlo. El gobierno no renueva o quita las concesiones a las cadenas Hilton e Intercontinental, con consecuencias a la vista. Además, en 2010 hospeda a damnificados en decenas de hoteles medianos y pequeños, a los que jamás paga daños ni el hospedaje. La mayoría de ellos quebró. Ni el Teleférico de Caracas se salva de la ola expropiatoria.
Las empresas de Guayana sufren el toque también: 32 campos petroleros expropiados; la empresa Matesi, Sidetur y Sidor, operada por el grupo ítalo argentino Ternium Techint. El gobierno nacionaliza las minas de oro “Las Cristinas”, operada desde 2002 por la canadiense Crystallex. El transporte de gasolina, con gandolas en manos privadas, es nacionalizado en su totalidad, así como las estaciones de gasolina.
En 2009 el gobierno interviene 1.500 hectáreas de la multinacional papelera irlandesa Smurfit Kappa, “para sembrar caraotas (frijoles), maíz, sorgo, yuca, ñame”. Ahora no hay papel, mucho menos ñame. El presidente también expropió 10.000 hectáreas alrededor de la autopista regional del centro, sembradas de caña de azúcar desde tiempos inmemoriales, para que Bielorrusia instalara unos galpones para cultivar pimentones, tomates y ajíes. Hoy están abandonados. Y no hay azúcar. El gobierno opera 11 de las 16 centrales azucareras del país.
Pero quizás uno de los casos más escandalosos fue la “compra” de 6 Hipermercados Éxito y la cadena Cada. Convertidos en Abastos Bicentenario, los resultados de su operación no requieren comentarios. También fueron expropiadas textileras como Silka, planta de pastas Cargill, la línea Aeropostal, plantas de tubos y de gas, galpones de Polar en La Yaguara y Barquisimeto (“No me provoques, compadre, que tienes bastantes cosas por allí”, amenazó Chávez a Lorenzo Mendoza en cadena)… y hasta el Sambil La Candelaria.
La nacionalización de “Agroisleña”, la principal distribuidora de productos para el campo, con 82 puntos de venta y ocho silos en todo el país, supuso una debacle para los productores. Agropatria jamás ha podido cumplir con ellos.
Poco antes de caer enfermo, el presidente hizo historia con su paseo transmitido en cadena por el centro de Caracas, expropiando a diestra y siniestra edificios de histórica vocación comercial, como el centro joyero La Francia. El delirio expropiador había tocado estacionamientos, condominios y terrenos privados.
Ni la muerte ha detenido la locura destructora. La estocada del heredero a la economía, en nuestra próxima columna.
Charito Rojas
Charitorojas2010@hotmail.com
@charitorojas
Notitarde  

Carabobo - Venezuela

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