Treinta años de una política restrictiva en materia demográfica
crearon no pocas dificultades a la segunda economía mundial. Desde hacen casi
cuatro años el desmontaje de la “Ley de un solo Hijo” comenzó a corregir la
tendencia pero pasarán muchos lustros antes de que se logre un equilibrio.
Para verlo en términos gráficos hay que imaginar que
la población del gigante de Asia, para esta hora, refleja una pirámide
invertida con un importante contingente de personas mayores en la parte
superior y un número significativamente menor de personas jóvenes en la base.
La población envejece a gran velocidad y presenta a una fuerza laboral reducida
para sustentar a quienes se vuelven más viejos y más longevos.
El caso es que esta masa de jóvenes hijos únicos está
compuesta de individuos a quienes les toca mantener a dos padres y a cuatro
abuelos, una carga pesada para un país que presenta retos importantes en el
mantenimiento de un crecimiento acelerado.
Los jóvenes sin hermanos enfrentan, pues, responsabilidades inmensas con
sus familias y ello ha ocurrido en el instante en que sus hábitos han sufrido
una transformación de calibre por los avances tecnológicos de su país que ponen
a su alcance formas de consumo globales impensadas años atrás.
Ese es otro tema que requiere la atención de quienes
rigen el destino de esta sociedad: el relativo al comportamiento de consumo del
segmento de los que comúnmente se les llama Generación BAT ( Baidú, Alibaba y
Tencent) y de los “milenials” de la gran potencia asiática. Estos representan
una población superior a 400 millones de habitantes y configuran una sociedad
mucho más inclinada a gastar que a ahorrar.
La propensión a adquirir del exterior artículos de
lujo ha sido percibida con preocupación por la administración Xi y ha provocado
una toma de conciencia sobre la necesidad del fortalecimiento de la cultura
autóctona, sus costumbres y sus hábitos. La expectativa de una eventual guerra
comercial con los Estados Unidos ha llevado al gobierno a hacer esfuerzos por
fortalecer la identidad nacional y por convertirla en un valor para los
estratos juveniles.
Estos esfuerzos han redundado en un renacimiento
visible de su propia cultura y ello se manifiesta en variados terrenos como la
producción de programas televisivos, la literatura, la artesanía, el diseño de
moda, hasta el punto de que un estudio reciente de McKinsey ha revelado que los
consumidores chinos actuales prefieren los productos locales en comparación con
los extranjeros en 9 de 17 categorías, lo que incluye a bebidas, moda y
productos electrónicos e informáticos.
El asunto es que a la vuelta de pocos años - una
década a lo sumo- la generación BAT representará el 40% de la población de su
país. Y ellos, al interior de núcleo familiar tomarán las decisiones de compras
por sus cercanos. Estamos hablando de 100 millones de viejos y 224 millones de
niños.
Todo ello hace pensar que además de motorizar los
planes externos de internacionalización e influencia de China en el mundo como
son la Nueva Ruta de la Seda y China 2025, Pekín debe empeñarse en estimular
las producciones internas para ir a encuentro de este inmenso reto. Y, al
propio tiempo concientizar al mundo, fuera de sus fronteras, del potencial de
compras que se está gestando en China en la medida en que el país crece y se
fortalece.
Beatriz de Majo
@beatrizdemajo1
Venezuela
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